viernes, 29 de octubre de 2004

EL LOCO SOY YO

Hay cosas que difícilmente me resultan comprensibles utilizando las vías de la razón y el sentido común. Cierto es que dichas vías sirven para poco en el mundo que hemos fabricado los humanoides tan torpemente desde hace ya unos cuantos siglos, pero uno estudió hace ya sus añitos aquello tan bonito del racionalismo, la ilustración, el homo sapiens y otras zarandajas peliculeras, pensando que había algo de verdad en ello. ¡Quiá! De razón, poca; de ilustración, cada vez menos y de sabiduría, je, je, ya no queda un sabio vivo. Los que había, o los matamos o se suicidaron antes de que les diésemos el pasaporte.

A veces, cuando situaciones extremas como una guerra, un vacío de poder o una catástrofe, los más tontos y bordes de la creación (los bichejos humanos) sacamos toda la porquería que llevamos reprimida adentro y armamos la de dios. Puede ser justificable. Pero es cuando estamos en presunta paz, armonía y tranquilidad social y personal cuando se demuestra que no andamos muy bien en nuestras cabales. Y si no, he aquí dos casos que vienen en la prensa de hoy mismo:

** La venta de tabaco crece pese al alza del precio y las campañas preventivas”. Sólo en la provincia de Málaga se vendieron el año pasado ¡¡17 millones de cajetillas más que en 2002!! Y eso que en un año el precio medio del tabaco experimentó un aumento del 9,7 %. Pues bueno, pues vale. Todo el mundo, y también las personas adictas al tabaco, acepta que fumar es perjudicial y que repercute en sus bolsillos, pero el personal es incapaz de dejarlo. “Es malo, pero no lo dejas hasta verle las orejas al lobo”. O sea, que somos como las ovejas. Y la gente, los compradores y fumadores, opina la mar de inteligentemente: “El Gobierno debería hacer otro tipo de campañas para que la gente dejara de fumar”. (¿Meterla en la cárcel o encerrarla en un manicomio?). “La gente no dejará el tabaco hasta que no vea que es un problema de salud pública”. (Y ahora mismito, ¿qué es? ¿Una coña marinera?). “Muchas personas dejarían el tabaco si fuese más complicado comprarlo”. (Si lo vendieran sólo en Brasil, ¿no?). Y mientras que el cacao diarreico-mental fluye como la lava por las requemadas mentes de los fumadores, los estanqueros –los que venden la nicotina- argumentan que subir el precio sólo favorece al contrabando. ¡Pues que lo regalen, oiga! Para más inri, al menos en la Costa del Sol, las ventas aumentan también gracias a los ingleses, que llevan tabaco a su país, pues les dejan introducir en la aduana hasta 52 cartones de tabaco por persona. Y, por si fuera poco, algunos fumadores han comenzado a consumir marcas de tabaco más baratas y desconocidas para ahorrar algo de dinero. A saber qué demonios se meterán ahora entre garganta y nariz. Total, una comedia de enredo que a este paso nunca tendrá fin, con lo elemental que parece el desenlace. Vamos, digo yo.

** Leo en la página de la BBC en la interné que en Francia han autorizado el bloqueo de los teléfonos móviles en los sitios públicos, sobre todo, en el cine. Resulta que cuando los franchutes van al cine se dejan encendido el teléfono de las orejas con el incordio que ello representa para los espectadores. Ni anuncios, ni carteles avisando de que los apaguen, ni aviso de multas. El homínido humano, sea francés, español, inglés o de la China es incapaz de tener apagado el móvil. ¿Será un problema de soledad, de falta de memoria, de desvergüenza, de rebelión cívica, de estupidez congénita…? Más no es Francia el primer país que adopta la medida del bloqueo de la señal del celular en los cines, teatros y otros lugares similares. Ya antes pasaron por el mismo trago Japón o Israel. Y cuando aún no se había inventado el móvil, ¿qué hacían estos adictos movileros? ¿Se mordían las uñas, cazaban gambusinos, violaban ancianitas o se pasaban todo el día masturbándose?

Hay que tomarse las cosas de la especie humana con buen humor. Con tan buen humor como que este Juan Puñetas no ha probado en su vida una calada de un cigarro ni ha usado el teléfono móvil más allá de 30 veces en 8 años de tenerlo. O sea que, viendo el panorama que me circunda, el loco y el zumbado soy yo. Lo único que tiene de bueno el serlo es que me sale bastante barata la cosa. Como dice mi abuelo: “estarás mochales, Puñetas, pero de tonto no tienes un pelo”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Decían los clásicos aquello tan famoso de que "la jodienda no tiene enmienda". Eran unos antiguos. Tampoco tiene enmienda el tabaquismo o el movilismo. ¿O será, como opina el Puñetas, que quien no tiene arreglo es el humanoide?

Anónimo dijo...

Decían los clásicos aquello tan famoso de que "la jodienda no tiene enmienda". Eran unos antiguos. Tampoco tiene enmienda el tabaquismo o el movilismo. ¿O será, como opina el Puñetas, que quien no tiene arreglo es el humanoide?