viernes, 1 de octubre de 2004

EL IMPERIO BUSCA A SU CÉSAR

Anda el Imperio en juerga electoral buscando su César para los próximos años. Allá por los 50 antes de Cristo, otro Imperio famoso, el Romano, estuvo gobernado por Cayo Julio César, un tipo que fue acumulando poder como el que colecciona mariposas. Un poder de origen y carácter militar, conquistado y defendido por la fuerza, apoyado por la fidelidad del ejército más poderoso del mundo, lo que hasta entonces no se había visto nunca. Aquel triunfador añadió a sus numerosos títulos y tropelías el de Imperator. Y desde entonces, casi siempre hemos tenido uno encima de nuestras cabezas.

Pues ahora andan los USA buscando su Imperator. El nuevo Emperador saldrá de la pugna periodístico-propagandística entre el anterior, un tal Bush –un patán con menos cerebro que un batallón de mosquitos- y un tal Kerry, un tipo que fue soldado e hizo mucho deporte. O sea, que la cosa se dilucidará entre Guatemala y Guatepeor. Se sabe que al Bush le gusta un tanque y una guerra preventiva más que un caramelo a un goloso, pero viendo el historial militar de Kerry más de uno debería estar pensando en emigrar a otro planeta, si el gachón triunfa.

El candidato demócrata (es un decir, claro) es muy hombre y mejor soldado. Sus hazañas de guerra se han mezclado con las de windsurf, béisbol, fútbol americano y ecétera. El amigo ha pilotado aviones, helicópteros y hasta una Harley Davidson, chupa de cuero incluida. Muy moderno el tío. Y muy macho. Tanto que el otro día –en Ohio- cogió el rifle y mató dos faisanes de un solo tiro. A la vista de todo el mundo. Sin cortarse un pelo ni ponerse colorado. Un genio, el muchacho.

Respecto a Bush, como ya lo conocemos, qué vamos a decir. Habría que mandarlo de nuevo a la escuela (mejor a un correccional). Se le ha visto de cowboy, con el hacha en ristre o la sierra mecánica, cortando árboles pues el capullo tiene alergia a la vegetación. Sus uniformes de camuflaje, sus escenas en los portaviones y restante parafernalia militar, también son famosas en este caballero tan cultivado en la violencia, tan escaso en la sapiencia y tan amplio en la ridiculez. Encima folla poco, y mal, según cuentan las malas lenguas. Todo se junta para que pague el pato el resto de la vecindad. O sea, el planeta entero, incluidos los EEUU.

¿Cómo votar a cualquiera de estos dos botarates? ¿Cómo depositar la confianza en unos mendas lerendas cuya mayor preocupación en la campaña electoral es ver cual es más hombre empuñando un rifle?

Gane quien gane, los USA y el mundo saldrán perdiendo. Salvo que un milagro divino produzca un empate electoral y hayan de repetirse nuevamente las elecciones. Entonces quizás dé tiempo a que a los dos les dé un ataque de locura (más de la que tienen) y los médicos los manden para casa a comer sopitas y matar las hormigas del jardín, hasta el fin de sus días. Pero no caerá esa breva.
El Imperio y el Planeta están a punto de conocer su nuevo César. ¡Que Alá nos pille confesados y con el culo prieto!

1 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡Pato Donald, for president!