lunes, 4 de octubre de 2004

EL ARTE DE LOS MAMARRACHOS

Hay follón en Sevilla. Desde hace unos días se exhibe en dicha ciudad la Bienal de Arte Contemporáneo en la que el escultor Mauricio Cautelan ha colgado en el exterior del recinto un niño ahorcado, una obra “maestra” de la cultura vanguardista de esta época tan majadera que nos ha tocado vivir y que ha originado lo que se buscaba: la polémica.

Dice la jefa de la Bienal que la escultura no la va a quitar porque no ha recibido ninguna comunicación por parte del gobierno andaluz. (O sea, que ella sólo recibe órdenes del gran jefe Chaves). Es mas, la directora de la muestra se muestra pizpireta y lenguaraz defendiendo la obra de Cautelan pues “ha conseguido el efecto que pretendía, que era despertar la polémica”. Dicho de otra manera, como somos así de borricos, ahora son ya miles de personas las que se agolpan a las puertas de la Bienal para curiosear en torno al “niño ahorcado” y poder decir así que ellos estuvieron allí y que la cosa les parece así o asá.

Continua diciendo la ínclita señora que la polémica escultura denuncia “"una realidad horrorosa que no se quiere ver", y que son los miles de niños que mueren a diario en el mundo por falta de alimentos y por otro tipo de necesidades. El artista se pregunta en esa obra "cómo puede ser la sociedad tan hipócrita que se sorprende por un muñeco colgado de un palo" cuando "nos encontramos a diario imágenes fantasmagóricas" de niños que mueren o que son víctimas de guerras o de otras situaciones. Y la moza acaba argumentando que el papel del artista es "despertar a la sociedad ante temas de actualidad", y no sólo el de "mostrar cosas bellas".

Uno pensaba que la primera obligación del artista es crear arte, pero se ve que eso queda para Velázquez o Goya. La escultura del niño ahorcado no tiene ni un gramo de arte pues se trata de una vulgar estupidez: un muñeco colgado de un palo. Idear semejante patochada se le puede ocurrir al más tonto de los tontos. Exponerla al público, ya es más difícil, pues para ello hace falta tener padrinos de tan mal gusto como el propio autor y la jefa de la Bienal.

Pensar que semejante mamarrachada “artística” es provocativa, remueve conciencias o denuncia injusticias, sólo puede salir de una mente calenturienta que conoce las injusticias a través del Telediario y que cree que por exponerla en una bienal artística va a resolverlas. Nunca erraron tantos necios juntos. Estoy hasta el copetín de tanta solidaridad de boquilla, de tanto progresismo de bisutería, de tanto “compromiso” social desde hoteles de cinco estrellas. Aquí de lo único que se trata es de llamar la atención, de salir en los periódicos y de vender. Y lo demás son cuentos. Y como no se tiene calidad artística suficiente ni la más mínima vergüenza, se montan estos numeritos para ganarse unos minutos de fama y unos cuantos miles de euros. Encima se pretende vender el rollo de que la sociedad es hipócrita, pacata y acomodaticia. Y ellos, claro, unos angelitos maravillosos, comprometidos y honestos gracias a cuyo esfuerzo y trabajo “artístico” se removerán las conciencias adormecidas y reaccionarias del resto de los mortales. El que piense que con un cuadro o una escultura (por muy bella que sea, que no es este el caso) va a mejorar y transformar el mundo, no tiene ni puta idea de donde vive. Se la dará de muy progre, de socialmente avanzado y de hacedor de la humanidad, pero en lo mínimo no dejará de ser un vulgar cantamañanas y en lo máximo, como es el caso que nos ocupa, un “listo” dispuesto a forrarse montando un “numerito” que sólo provoca asco y pena.

Ya puestos a colaborar con semejantes buitres, sugiero varias ideas a la directora de la Bienal, estas mucho más provocativas y artísticas que las de la escultura del niño ahorcado. Sugiero que quiten al niño y pongan una escultura representando al presidente de la Junta de Andalucía, el señor Chaves, al presidente del Sevilla Club de Fútbol o al propio autor, el “despertador de conciencias” Cautelan. Así tampoco arreglaríamos el mundo, pero no veas lo que nos íbamos a reir. ¿A que no se atreven?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu comentario me ha llevado a ver en internet la famosa escultura. O yo soy idiota o yo solo veo un muñeco, que representa a un niño,colgado de un poste. ¿Qué coño tiene que ver eso con los niños que mueren de hambre, de enfermedad y de miseria?
Como sigo siendo imbécil, la próxima vez que me entretenga dibujando cuando viaje en el Metro camino del trabajo, lo hará pintarrajeando niños ahorcados. Será mi contribución a la denuncia del escultor ese al que calificas muy adecuadamente: mamarracho.
Bella palabra del diccionario de la RAE que hacía tiempo no utilizaba. Justo desde que se fue Aznar del gobierno.

Anónimo dijo...

Tengo una pregunta, Juan Puñetas. Voy a dibujar un cuadro donde pondré una mierda al lado de un orinal. Pienso remitirla a la Bienal para que la cuelguen en la exposición. La titularé "Política" y pretende denunciar la degradación y putrefacción de los gobiernos. La mierda representa a las dictaduras y la orina a las democracias. ¿Crees que me la aceptarán dada la denuncia social que propongo, tan justa y necesaria?

Anónimo dijo...

Yo no sé quienes son más mamarrachos, si el autor de la escueltura y la jefa de la Bienal, o aquellos que acuden a curiosear por allí.