QUÉ ASCO

Cuando escribo, el profesor Neira aún sigue debatiéndose entre la vida (vegetal) y la muerte. Lleva más de tres semanas en coma profundo por una paliza que recibió a traición (por la espalda) al defender a una mujer que estaba siendo maltratada por el cabestro de su pareja: un cobarde al que -tras ser detenido- sólo se le ocurre justificarse aduciendo que había consumido cocaína y alcohol, con la seguridad de que ello actuará como atenuante en la resolución judicial del caso. Miserable pero no idiota. Si lo fuera, aquel día se habría puesto de arsénico hasta las cachas y no de guisqui o similares. La bonachona y estúpida justicia que nos rodea sabrá tener en cuenta las alegaciones del... (pongan aquí lo que estimen oportuno).

Al menos, la agredida habrá agradecido la actuación del profesor... -pensará algún extraterrestre. Quiá. No son tiempos de buena educación ni de lírica. La susodicha (a la que no le daría un vaso de agua ni aunque la viera muerta de sed -ya ven qué caridad más cristiana me gasto) no sólo negó la agresión -registrada hasta por cámaras de seguridad- si no que recriminó a Neira el haberse metido en medio de un asunto que no le concernía. Su queridísimo Antonio, una "bellísima persona", sólo le estaba haciendo las carantoñas habituales y aquel tipo intervino para joder la marrana. (Pongan aquí el calificativo más despreciable que les merezca esta pobre mujer, que los míos son impublicables).

Al pobrecico del cabestro le curaron prontamente un dedito que se lastimó por la agresión a traición mientras que al profe lo tuvieron de allá para acá por tres hospitales sin practicarle ninguna prueba médica determinante. Luego llegó el coma a los cuatro días. En la vista que se celebró en el juzgado tras "el incidente" al agresor le tomaron declaración y le dieron puerta, como es habitual por estos pagos. Hasta que llegó la tragedia dentro de la comedia y entonces alguien tuvo la decencia de echarle el guante. Más no preocuparse: uno de los más prestigiosos y caros abogados del país (habitual en meterse en charcos así) va a defender a nuestra "bellísima persona" para que la sociedad tome ejemplo de que el bien siempre triunfa sobre el mal (¿o es al revés?). Estamos seguros que, más temprano que tarde, una telecaca cualquiera hará una serie laudatoria sobre el gran cabestro y hasta es posible que lo declaren hombre sexy del año.

En cuanto a la tipa encantada de ser agredida, quizás la veamos en pelotas en una próxima revista del colorín a cambio de unos cuantos milloncejos de nada. Todo es posible en este putiferio de país. Eso sí, el profesor Neira y su familia, aparte la medalla que los ineptos políticos le cuelguen y los lisonjeros adjetivos de héroe que los medios le apliquen mientras sea noticia, dentro de poco serán un borrón en el aire. Ya ven, la vida convertida en pura película. Qué asco de cine y de vida.