lunes, 21 de febrero de 2005

YA PARIÓ LA GALLINA

Ya se celebró el referéndum sobre la Constitución Europea, el Tratado o lo que demonios sea. Ya parió la gallina. Y, como siempre que hay unas elecciones o un plesbicito, todos los partidos concurrentes han triunfado. Es que no falla. Puro y nulo sentido autocrítico.

Nos quejamos siempre los ciudadanos sobre la cantidad de mentiras y memeces que los políticos de turno vomitan sobre nosotros para llevarse nuestro voto a su huerto. A muchos nos cabrea que nos tomen por imbéciles o subnormales, por analfabetos y borreguitos. Por eso bastante gente hacemos una abstención responsable: ¿Por qué votar a alguien que no nos satisface? ¿Sólo por el mero hecho de votar? ¿Cuántos tenemos que quedarnos en casa el día de las elecciones –pese a nuestra voluntad- para que estos cagamandurrias que tenemos por políticos se den cuenta que los bajos niveles de participación no reflejan comodidad o pasotismo sino algo más rotundo y evidente como es la crisis de legitimación de su representación, cada vez más alejada de los ciudadanos porque ni los partidos actúan como instituciones democráticas en su seno, ni suelen respetar el principio elemental de un ciudadano=un voto (para eso se inventan circunscripciones y leyes electorales peculiares) ni ofrecen al electorado opciones de libertad (listas cerradas y bloqueadas, olvido de las promesas, no respeto a las minorías…)?.

Los habitantes de los países democráticos (una pequeñez dentro del mundo mundial), sabemos que somos en cierto modo unos privilegiados, pero tampoco es para tanto. Con este cuento nos la cuelan a todas horas. ¿Y dónde queda la profundización de la democracia, el respeto a los ciudadanos a los que se trata como a niños, la falta de pluralidad…? ¿Todavía tenemos que seguir aguantando la cantinela de que estamos en el sistema político menos malo de los existentes? De modo que mucho personal, que no se chupa el dedo, vota con esa abstención del “ahí te quedas, fantasma”, a ver si nuestros acomodados políticos “profesionales” (esa es otra) se quieren dar cuenta de una vez de lo mal que lo están haciendo. Pero son ciegos y sordos. Mudos, no. Lengua y carrete tienen para rato. Así que tras el referedum sobre lo de Europa, han vuelto a demostrar que están hechos de una pasta especial: son perfectos, maravillosos, incombustibles y únicos. Divinos.

Todos han ganado la consulta. Ya saben el resultado: sólo votó el 42 % del electorado. De ese personal que votó, el 76 % dijo SI y un 17 % NO. Un matemático diría que la mayoría del pueblo español se ha abstenido por múltiples razones. Un político es incapaz de sumar dos y dos, de modo que siempre pretenderá convencernos de que son cinco (y él se lleva una). Para nuestro ínclito presidente del Gobierno, los resultados han sido “históricos” de lo bien que han ido. Para Izquierda Unida, todos los votos del NO son suyos, además de todas las abstenciones. El principal partido de la oposición no ha dicho ni palabra, que ya es decir. La Prensa ha escrito con más imaginación que don Quijote: “Rotunda victoria del Sí con una abstención baja pero aceptable” (EL MUNDO). Menuda tropa. Resulta que, haciendo el matemático nuevamente sus números, sólo un tercio del electorado español ha apoyado con un SI al Tratado o Constitución de la Europa. ¿Y eso es un apoyo unánime, rotundo y chiripitifláutico? ¡Anda yaaaaaaaa, fantasmaaaaaaaaaaas!

0 comentarios: