lunes, 7 de febrero de 2005

PONGA UN SUBMARINO NUCLEAR EN SU VIDA

España es un país receptor de turistas. Esto tiene su lado bueno y malo. Por la Costa del sol malagueña lo sabemos bien. Entre lo malo está el que, junto con la hornada de británicos que nos visitan anualmente, suele encontrarse también la visita chapucera de un submarino nuclear averiado de la Armada británica. El lugar de destino: ese retrete del Mediterráneo llamado Gibraltar.

Gibraltar no sólo es un refugio de piratas, mafias de blanqueo de dinero y droga y un chupóptero de la economía andaluza. También es receptor frecuente de chatarra británica averiada, especialmente si es nuclear, la cual es muy bien recibida por los gibraltareños, pues serán piratas de cuello blanco pero no tienen un pelo de tontos. Hace unos años encalló por allí el Tireless, con una avería en el reactor nuclear. Ahora lo hace el Sceptre, dicen con una avería en el circuito de refrigeración del motor diesel. Eso se lo creerá su puñetera reina madre.

Ya digo: los bucaneros del peñón, acostumbrados a esta escoria nuclear, la reciben con tapas y bebidas. Allá ellos, pero los que vivimos alrededor de la zona, nos subimos por las paredes. Si cuando el Tireless se armó la marimorena con manifestaciones y protestas generalizadas (estaba el facha de Aznar en el gobierno central y los socialistas son otros fachas y hachas aprovechando las catástrofes ajenas), ahora las tornas han cambiado y en Madrid reina el compañero Zapatero, así que lo de las manifestaciones huelga. Paciencia y a barajar. Es increíble como toman el pelo a la gente estos descamisados del poder. Cuando el Tireless, todos los ayuntamientos socialistas perdían el culo montando manifestaciones y fletando autobuses gratis para que las gentes fuesen en dirección a la verja. Ahora, con el Sceptre, no se mueve ni dios, con lo que imagino que el dinero esta vez lo estarán empleando para convencer a la gente que ahora no toca movilizarse. Aparte lo rastrero del comportamiento de los capos socialistas, sobresale la inmoralidad y la desvergüenza de tanto personal que sólo se manifiesta y protesta cuando “los suyos” se lo piden. O sea, cuando sus señoritos le dicen qué tienen qué hacer en cada momento y lugar. Como se ve, una actitud de gente concienciada y de izquierdas. (Si Carlitos Marx levantara la cabeza y viera a estos mantas y malandrines se echaba la escopeta a la cara y no dejaba ni uno vivo).

Así que seguimos en las mismas, pero con otra película. Ya tenemos rutinariamente asumida la visita del submarino nuclear de su graciosa majestad británica, que vuelve cada equis tiempo como lo hace la meningitis. Ya tenemos a los gibraltareños brindando con huevos & bacon encantados con radioactivizarse y ya tenemos a los capullos gobernantes de siempre que o se pasan o no llegan, que utilizan las varas de medir según el careto que mande en Madrid y los ecologistas no vendidos a Chaves (Greenpeace, Ecologistas en Acción y otros, una minoría) que son los únicos que arman gresca y dan la tabarra, gobierne quien gobierne.

Moralejas varias: 1. Los submarinos nucleares que lidera el señoritingo Blair tienen más achaques que la reina madre. ¿Será un homenaje? 2. En Gibraltar vive una pandilla de subnormales que se creen que el escape radioactivo hace crecer el pelo y la potencia sexual. 3. En Andalucía gobierna desde la prehistoria un tal señor Chaves que sólo emite radioactividad política cuando en Madrid gobierna un señor del partido rival. 4. En Madrid los gobernantes de la nación (sean del espectro político que sean –lo de espectro, nunca mejor dicho) se la cogen con papel de fumar cuando se trata de enfrentarse al amigo y aliado Reino Unido. 5. Los andaluces de la costa mediterránea lo llevamos claro con esta pandilla local, autonómica y nacional de ineptos que nos desgobiernan.

¿Y si algún día se arma de la Dios, con uno de los habituales submarinos averiados? Pues, nada: esquelas en los periódicos, lamentaciones varias y a enterrar a los muertos. La historia de siempre: los políticos (independientemente de dónde suelan llevar la cartera: a la izquierda o a la derecha) a mamar y los ciudadanos a ser mamados. Lo malo es que a la mayoría les causa placer. Y es que el masoquismo nunca tuvo tantos adeptos como ahora. Especialmente en España.

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