lunes, 14 de febrero de 2005

EL PRESIDENTE SUICIDA

No le entiendo. Que me quemen en la hoguera si le entiendo. Hablo del nuevo presidente del gobierno español, el señor Zapatero. Me resulta estrambótico, raro, incomprensible, suicida. Porque en política los experimentos hay que hacerlos con gaseosa. En caso contrario, la explosión se la llevan los de siempre: los que andamos a pie y nos ganamos el sueldo con el sudor de nuestra frente (no con el de enfrente, como hacen muchos). Si las cosas van mal a estos presumidos que gobiernan tan alegremente, pues se largan, exilian o presiden una fundación. Pero los curritos y currantes de a pie no tenemos más solución que aguantar y tragar con carros y carretas. Por eso lo que veo en el amigo Zapatero es que me deja turulato. Me parece que hace una política suicida. Veamos algunos ejemplillos y si alguien los entiende que me los explique, que siempre le estaré agradecido.

No entiendo a un presidente que se alía -sin necesidad- con un partidillo nacionalista (Ezquerra Republicana de Catalunya) que es abiertamente independentista (quiere separar Cataluña de España) y antimonárquico (llevaría al rey al exilio a la menor oportunidad). No entiendo a un señor que también se alía con otro partidillo (Izquierda Unida) que es un popurrí indigerible pues lo mismo militan en sus filas independentistas vascos, que nostálgicos de la antigua Unión Soviética, que castristas confesos o gente tan civilizada y sana como la alcaldesa de Córdoba.

No entiendo a un presidente que se lleva a los soldados españoles de Irak nada más salir elegido, dando un portazo a los EEUU, cuando se los podía haber llevado con cierta tranquilidad, tal como había anunciado en las elecciones. Tenemos al imperio norteamericano más cabreado que a un mono al que le quitan los cacahuetes. No entiendo a un presidente que se dedica a ridiculizar a la iglesia católica, de cierto peso específico en la sociedad española, y ello sin ofrecer a cambio ningún contento a los sectores ateos o laicos.

No entiendo a un presidente que da alas a los nacionalismos vascos y catalanes, que regala emisoras de radio y televisión a un grupo de poder determinado, que tiene entre sus mejores amigos a los dictadores más notorios de América Latina. No entiendo a un señor que convoca un referéndum sobre la presumible Constitución europea y que proclama el SI cuando sus dos socios de gobierno proclaman el NO. Pese a ello, se pasa todos los días criticando al partido de la oposición, que defiende también el SI, diciéndole que no está echando toda la carne en el asador.

No entiendo a un tipo que siempre está hablando de diálogo y buen rollito, pero que tiene a medio país cabreado (y eso que sólo lleva unos meses en el carguete). Tampoco entiendo a un señor que tiene en su partido una jaula de grillos, cada uno diciendo una cosa y todos la contraria, pese a lo cual está encantado de haberse conocido y de conocerlos a todos. No entiendo que cuando la banda ETA está más agonizante que nunca se dedique a hablar a escondidas con ella. Tampoco logro entender su política de inmigración, contraria y criticada por todos los socios de la Unión Europea. Tampoco entra en mis cortas entendederas que ser tan virtuoso haya ocupado en escasos meses de gobierno todos los puestos clave del país (desde la televisión pública a los juzgados), colocando a los suyos.

Me resultan ininteligibles muchas cosas de las que habla, máxime cuando lo que hace no se corresponde con lo que dice tan alegremente. Afirma que dialoga, pero lo que se ve es que unos se le pitorrean (los últimos, los de Batasuna, el partido político etarra, que estando ilegalizado ya ha presentado sus listas para las próximas elecciones vascas) y de otros se pitorrea él mismo. Lo tengo más calado que a una sandía y si yo lo tuviese a mi vera procuraría no darle la espalda porque le veo traicionero y embustero. Su frase de la noche en que se alzó con las elecciones no se me olvidará. “El poder no me cambiará”, dijo. Al día siguiente le habían cambiado el pelo, las cejas y hasta la sonrisa. Pero ¿cómo se puede decir esto sin el más mínimo rubor? ¿Se cree de otro planeta o piensa que los ciudadanos nos chupamos el dedo y que somos imbéciles? Encima me parece que es un gafe y que todo lo que toca sale o saldrá mal. Si este es el mejor político que tiene el PSOE, aviados estamos. Sólo lleva unos meses y ya hace aguas por todos lados, por mucha propaganda y envoltorios que le echen. Al menos los anteriores presidentes me dieron el pego durante los primeros años. Este, ni dos días. Que Alá nos coja confesados y si no, al tiempo. Mi sexto sentido para estas cosas no suele fallar.

(Artículo confeccionado en colaboración con los videntes Carapalo y Pitoniso, así como con la agencia de prospectiva “El futuro no existe”).

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre vas contracorriente, Puñetas. Ahora toca ser socialista. Ayer tocaba ser conservador. Y tú, siempre con el paso cambiado. Sigo tus comentarios desde tu bitácora anterior y siempre igual: al revés que la mayoría acomodaticia. El suicida eres tú.