viernes, 11 de febrero de 2005

ADIÓS, MUNDO CRUEL

Que la especie humana está degenerando a marchas forzadas, es un axioma tan certero como el principio de Arquímedes. A algunos les basta con echar una ojeada al medio ambiente que nos rodea (hace tiempo que dejó de ser “entero”) para darse cuenta que si hemos convertido nuestro entorno físico y natural en una cloaca, a nosotros mismos nos hemos reducido a puro detritus. Si la vida que suele llevar la mayor parte de la humanidad fuera sana tanto física como mentalmente, no se producirían cada día las noticias y sucesos que acontecen.

Lo último viene de Inglaterra y Japón, aunque ya son temas recurrentes. Los hijos de la Gran Bretaña, especialmente los indefensos jóvenes, tienen complejo de frailunos del Opus y se flagelan todos los días a ver si alcanzan la vida eterna. Según un estudio muy comentado en los manicomios y ministerios británicos, “los chicos utilizan una alarmante variedad de métodos en su intento por lastimarse, entre ellos, cortarse, rasparse, tomar lavandina, quemarse partes del cuerpo con colillas de cigarrillo y tragar objetos -como pilas, por ejemplo”. Ante panorama tan cruel, los maestros reconocen que no están preparados (otra prueba de que la escuela va siempre por detrás de la sociedad) y los muy ignorantes no saben como responder.

-Chavalote, deja de pegarte fuego en el pelo, que mira que vamos a llamar a los bomberos.
-¡No, los bomberos, no, que hace veinte días que no me lavo!

Da lo mismo que el chavalote estudie en la universidad que haga caca en una guardería. ¡De la quema no se salva ni el mismísimo hijo del príncipe Carlos! Y si no, recuerden cuando hace poco se disfrazó de nazi para asistir a una fiestecilla. Si eso no es flagelación, que venga Camila Parker-Bowles y lo vea con su carita caballuna.

Pero la cosa es mucho más grave. Para la humanidad, digo. Porque si el tema se redujera al Imperio Británico no pasaría nada. Ya se sabe que los británicos se consideran y son de otro planeta. Lo malo es que la autoflagelación y la mortificación estúpida se produce en otros lugares más sensibles, como ocurre en el mismísimo Japón, cuna del sol naciente y ataúd del sol poniente. Allí, como están más tecnificados, los mozos y mozas se lo montan recurriendo a la Interné. Es la monda: se citan por correo electrónico, se chatean las últimas voluntades y tracatrá, se prenden fuego o se toman una carreta de pastillas compradas en un bazar chino. ¿Alguien entiende estos suicidios? Tan incomprensibles como ver una película de Tarantino y no vomitar en medio de la sala.

Seguro que habrá causas justificatorias a tanto desatino, pero no seré yo quien se rompa la cabeza para averiguarlas. Ya nos lo dirán los sabios analfabetos que investigan encerrados en las universidades y laboratorios. A mí, plim. Lo que más me preocupa y duele es la muerte del Washington Tree, una secuoya californiana gigante de mas de 76 metros de altura, el segundo árbol mas alto y más viejo del mundo. Después de más de 3000 años, el árbol agoniza víctima del frío y de los achaques de la edad. Este ser vivo sí que merece una quitada de sombrero y un minuto de silencio. Lo de los jovenzuelos ingleses o japoneses es simplemente una escena inevitable de ese nuevo videojuego en que se ha convertido esta puta vida que estamos fabricando.

“ETA pone el coche bomba nº 36 en Madrid. Los niños más agresivos ven más televisión. En España se confiscan más de cinco millones de productos falsos. Una mexicana mata a sus tres hijos con insecticida. Todavía no hay ni una multa en España por enviar correo basura. Explosión en una zapatería de Getafe (¿¿pero con qué demonios de material fabrican ahora los zapatos??). Agresiones sexuales de un menor a 7 niñas. Violó a su hija de forma continuada durante 4 años, obligándola antes a consumir cocaína. Setenta muertos en las carreteras en los últimos cinco días. Se duplica la cifra de mujeres que aborta más de una vez. A un empleado le piden 6 años de prisión por arrojar cócteles molotov a la casa de su jefe. A un bombero australiano lo amonestan por usar el coche del parque para ir a por pizzas. Trescientos mil niños-soldado viven en primera línea de fuego. Moratinos y Bono visitarán Estados Unidos”. (Noticias feúchas sacadas del periódico “Qué!”).

¡Menudo está el patio! Pronto habrá que decir eso de “tonto el que no se flagele” o “imbécil el que no se suicide”. Menos mal que siempre nos quedarán los ministros Bono y Moratinos para echarnos unas risas.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues yo me voy a suicidar comiendo una lata de sardinas. Dicen que así es más saludable morirse. (Uno que se cree todo lo que dice, incluido lo del referendum europeo).