Muchos de nuestros gobernantes y gentes de bien vivir han encontrado la solución a todos los problemas: hacer anuncios.
* Que la gente no abre un libro ni en la sala de tortura: anuncio en las teleles contando lo feliz y contenta que se pone la gente leyendo. “¡Lee, burro, y verĆ”s como te desaparece el acnĆ©!” Y ya todo estĆ” solucionado: la gente se pone a leer hasta la extenuación.
* Que el personal se espachurra en las carreteras por exceso de confianza, prisa o distracción: anuncio en las televisiones y asunto solucionado. “¡EntĆ©rate que la vida es puro accidente!”. Ya estĆ”, un problema menos. Los conductores aprenden el mensaje y la lección y cuando se ponen al volante se acuerdan del anuncio y se vuelven muy modositos y tortugueros.
* Que los maridos y novios pegan o matan a sus parejas: anuncio al canto indicando que eso estĆ” muy mal y que la vida de la mujer es sagrada. Y ya estĆ” todo solucionado. De ahora en adelante, cuando al energĆŗmeno le entra el pronto y agarra la navaja para cortar en rodajitas a la parienta, se acuerda del anuncio ese de la tele y se la clava a sĆ mismo en profundo acto de arrepentimiento y justicia.
* Que cada vez mĆ”s jóvenes le pegan al canuto y al pincho… pues anuncios, cientos de anuncios diciendo que hay que engancharse a la vida, que es muy maravillosa y que no veas lo que te pierdes. Varios dĆas mĆ”s tarde la mayor parte de los bares juveniles de la movida y el botellón hacen suspensión de pagos y todos los jóvenes y jóvenas se hacen socios de la Liga Antialcohólica.
Esta creencia de que con hacer unos anuncios y echarlos miles de veces en las teles ya se resuelven los grandes problemas sociales es tan absurda como pensar que con hacer una ley la realidad cambia por arte de magia. El sistema ahĆ estĆ”. No funciona, pero eso es lo de menos. Lo importante es que gracias a Ć©l muchos viven estupendamente del cuento. ”Las televisiones emitieron durante el mes de octubre una media diario de 7.705 anuncios”. Como dijo el clĆ”sico, “la vida es un anuncio detrĆ”s de otro y a ti te encontrĆ© en el televisor”. (Aristóteles Cebolleta)
sƔbado, 27 de noviembre de 2004
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