lunes, 6 de septiembre de 2004

PIRÓMANOS EN EL PODER

Durante este verano (agosto, mayormente) se han quemado en Andalucía la friolera de 50.000 hectáreas. El fuego también se paseó tranquilamente por otras comunidades autónomas: Valencia, Galicia… El año pasado le tocó la china flamígera a Extremadura y años atrás a Cataluña, ambas Castillas… En España tenemos garantizados todos los años, por los meses veraniegos, un bello espectáculo de arbolado en llamas, casas rurales quemadas, pueblos evacuados y otras espectaculares escenografías.

Técnicamente el desierto ya ha llegado a partes del sur y el este de Spain, pero sus habitantes queremos acelerar y ampliar este avance dándole al mechero dónde y cuándo no se debe. Contribuye a ello nuestro gran amor a las llamas (la “cultura del fuego”, que dicen los cursis) pues no hay fiesta que se precie, charanga o gaita costumbrista que no se vea dignificada con una buena traca, falla, quema de rastrojo, parrillada campera u otros bucólicos festejos. Una chispita saltarina de aquí, una chispita volandera de allá y, et voilá, un infierno forestal primoroso. Gracias a esta cultureta, hacemos fuego con mucha facilidad, no sólo para divertirnos sino a veces para fastidiar al vecino, hacer un sucio negociejo, también porque somos unos insensatos con la barbacoa, el tractor, el rastrojo o dejando abandonada la cristalería de casa y el botellero en cualquier espacio verde campestre.

La ministra psocialista de Medio Ambiente ha empezado a hablar de “terrorismo forestal” y no le falta razón, aunque hemos tenido que esperar a que pusiera su delicado trasero en la poltrona gubernamental para oírselo. Cuando estaba en la oposición se limitaba a denunciar al gobierno de la derecha de “criminalizar a la población por hablar de intencionalidad”. Más vale reconocer la grave situación, aunque sea tarde. Aunque probablemente estemos ante un calentón verbal más de la señora ministra.

Nada más que en Andalucía, al menos de boquilla o en los papeles, la panoplia de medios humanos y técnicos de la Junta para protección contra los incendios es espectacular: diez aviones, 23 helicópteros, 1078 vehículos de transporte, 109 vehículos autobomba, 3000 unidades de transmisión, 21 centros de defensa forestal, 231 puestos de vigilancia permanente, 4714 trabajadores. Y aún así se queman los bosques.

¿Es que no hay solución? ¿Acabaremos achicharrados? ¿Arderá Troya?
Para mí que hay menos medios técnicos y humanos de los que se proclaman. Los gobernantes engañan siempre, y los de la Junta son unos maestros en estos menesteres, no en balde llevan más de 20 años en el machito y se las saben todas. Para mí que hay mucha ineficacia e incompetencia en el empleo de los medios existentes. Y sobre todo, mucha manga ancha con todo lo que a la postre origina el fuego: unos bosques y campos abandonados en limpieza y cuidado, escasa y maltratada población en las zonas rurales, minúscula repoblación, escaso castigo a los posibles infractores por acción u omisión, poca acción preventiva antes del verano y unos gobernantes que se mueven mejor en el ámbito de la “piromanía” que en el de “apagar fuegos”. Cincuenta mil hectáreas quemadas y algunos de ellos sólo las han visto en fotos, porque en agosto los muy capullos andaban de vacaciones pasándolo al fresco. Lo malo es que en Septiembre regresan, los muy idems.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

En efecto, muchos políticos y gobernantes en vez de resolver problemas, se dedican a crearlos. Y luego, si te he visto no me acuerdo, o se largan con viento fresco dejando el embolao. Estoy de acuerdo contigo: hay mucho "pirómano" con vara de mando.