miércoles, 22 de septiembre de 2004

LOS VERDADEROS GALÁCTICOS

Se están celebrando en Atenas los juegos paralímpicos. O sea, los verdaderos Juegos Olímpicos. Porque a mí que me dejen de coñas marineras. Si hay unos auténticos héroes del deporte, esos son la mayoría de los que han acudido a estos juegos y no los soplagaitas del fútbol, o los pocachicha de otros deportes olímpicos.

Cuatro mil atletas disminuidos físicos y psíquicos, según reza su carné de identidad corporal, pero con más energía, más sacrificio, más vitalidad y más autenticidad que la mayor parte de los atletas que en el mes de agosto asistieron a los archifamosos Juegos.

Atletas que pese a sus limitaciones físicas, se pegan palizas diarias de seis horas de entrenamientos para castigarse el cuerpo aún más de lo que lo tienen, para buscar ilusionadamente victorias deportivas, para alcanzar la satisfacción que aporta el esfuerzo y el ansia de superación, para servir de ejemplo a los que un mal día tienen la desgracia de pasar a formar parte de las personas discapacitadas a causa de un accidente, una enfermedad o la mala suerte.

Y muchos de ellos, robando horas al sueño o sacándolas del trabajo, si se tiene. Los más afortunados, con la gratificación de una beca más simbólica que otra cosa. La diferencia con los olímpicos que salen en la tele, en la publicidad, que cobran millonadas… salta a la vista. Y en algunos países más que en otros.

Cuando en España algunos se dan con un canto en los dientes porque se alcanza la docena de medallas en las Olimpiadas, nuestros mal llamados minusválidos son capaces de obtener 60 ó 70. ¿Quiénes son los auténticos discapacitados, si no esos profesionales del fútbol incapaces de clasificarse para los Juegos, esos multimillonarios de la raqueta que naufragan a las primeras de cambio, esos nadadores que hacen agua por todas partes o esos atletas que –salvo contadas excepciones- no tocan una medalla si no es por la ayuda milagrosa de Santa Chiripa, patrona de las casualidades?

Sin dinero, con discapacidades y sin público que les aliente. Pero ahí están nuestros deportistas paraolímpicos. Los más auténticos. Los verdaderos héroes. Los que se traerán 70 medallas bien trabajadas en horas y horas de durísimos y anónimos entrenamientos. Esos que tienen un carácter de hierro, una fuerza de voluntad de acero, una capacidad personal de superación a prueba de desgracias y adversidades.

Y mientras, unos zánganos que corretean o pastan una par de horas al día por el césped del estadio Santiago Bernabeu, quejándose y echando al entrenador porque les hace sudar la camiseta y levantarse a las 9 de la mañana. Qué jodío mundo y qué mal repartida está la fortuna. Los auténticos galácticos son los que están dejándose la piel en estos Juegos Paraolímpicos.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Tienes razón, puñetero Puñetas. Si no eres guapo, si no sales en la tele, si no tienes detrás una marca deportiva, no eres nadie. Si encima te falta una mano o vas en silla de ruedas, apaga y vámonos. No sé de qué narices presumimos.