viernes, 2 de marzo de 2007

UN PAÍS CON PIES DE BARRO


Andan por la Bahía de Cádiz en guerra laboral contra Delphi (la antigua General Motors) porque la empresa norteamericana cierra el kiosko y dejará en la calle a varios miles de trabajadores. El jueves tenía lugar una manifestación con más de 50.000 personas ya que es mucho lo que está en juego en toda la comarca (a perro flaco todo son pulgas) como para que encima el personal se quede en casita o debajo de un puente lamiéndose las heridas. “Para cerrar nos tienen que matar” pregonaban las 50.000 almas, pero a uno le resulta ya demasiado conocida la historia. Una multinacional, o no tanto, se instala en un lugar gracias a millonarias subvenciones del gobierno nacional, autonómico o local de turno y cuando le sale de la perinola da el cerrojazo y hasta luego, Lucas. Los políticos se tiran los trastos a la cabeza, echan la culpa a los otros y los gobiernos respectivos señalan que acudirán a los tribunales, que reclamarán la devolución del dinero y el cumplimiento estricto de los compromisos a la empresa facinerosa. Incluso afirman todos que “se van a volcar” y que “darán todo su apoyo” a los trabajadores, pero luego ya conocemos el paño resultante: aquí paz, después gloria y soluciones a medias con prejubilaciones a los cincuenta, indemnizaciones varias y pare usted de contar. Y el olvido, claro.


Cuando llegan periódicamente estos bárbaros casos nos acordamos de Santa Bárbara, pero los cenizos de turno lo venimos diciendo desde hace mucho tiempo: somos un país con los pies de barro. Incluso algunas compañías proceden de esos EEUU a los que muchos tanto odian y critican, sin acordarse que gracias a ellas hay muchos infelices que tienen algo de pasta para gastarse a fin de mes. No tenemos industria y la poca que va quedando es mayoritariamente de capital extranjero y con todos los huevos en la misma cesta: la del automóvil.Teníamos una boyante agricultura pero como somos tan modernos y comodones, la estamos echando a perder, así que próximamente en estas pantallas no tendremos ni tomates nativos que comer. Que se lo digan al sector naranjero, que este año las ha pasado canutas. Así que sólo nos sustentamos sobre dos grandes patas de banco: el empleo público, básicamente funcionarial, y el monocultivo del turismo.


Lo de tanto funcionario es pan para hoy y hambre para mañana pues temprano o tarde, un Estado tan elefantiaco como el nuestro tendrá que pegar el crack al estilo de la Argentina de hace un par de años, por mucha UE que nos sujete las riendas. Nos salva el muchísimo dinero negro que se mueve bajo cuerda y la llegada masiva de inmigrantes a los que se les paga una porca miseria, pero llegará el día en que todo esto también se volverá en contra. Navegamos sobre el corrupto mundo de la construcción, del que se están aprovechando miles de vivales y chupones, pero a costa de hacer casi inviable el acceso a la vivienda a la gran mayoría de la población. Así que se puede decir que lo único seguro que tenemos a más largo plazo es el turismo, la llegada masiva de millones de extranjeros dispuestos a hacer en nuestro país lo que no les dejan en el suyo: ensuciar, beber, fumar, hacer ruido y vivir en plena juerga desde se montan en el avión que les trae hasta que se largan en el de vuelta.


Pero los turistas no son idiotas. Cada vez gastan menos en sus viajes porque la inflación que ha traído el euro lo ha encarecido todo y observan que hay otros factores preocupantes: la inseguridad ciudadana, la degradación de los paisajes naturales, los atascos endémicos, la suciedad creciente de nuestras ciudades y el deterioro general de la situación ambiental. Un ejemplo: ¿puede un país con serios problemas de agua dar cobijo a cuarenta millones de turistas?. Un país que políticamente cada vez es más inestable con los nacionalismos y localismos de de todo tipo que le roen las entrañas y un territorio donde cualquier día de éstos una parte importante del mismo se puede ir a hacer gárgaras, turísticamente hablando: un submarino nuclear averiado en Gibraltar, un mercante que se rompa en mil pedazos en las costas del norte, un barco pirata que vomite fuel por el Mediterráneo y lo enmierde aún más… No es futuro-ficción, es que ya deberíamos tener las barbas puestas a remojar si no fuésemos tan incultos, tan ignorantes, tan despreocupados, tan viva la virgen.


Por ahora, el bolsillo parece que lo tenemos con calderilla así que no hay que preocuparse, pero bastará que se junten un par de desastres naturales, políticos o económicos para que nuestro maravilloso cuento de la lechera se vaya a freír monas. Estamos supercontentos de habernos conocido, pero veremos a ver quien ríe el último. Estamos haciendo un pan como unas tortas, pero para qué preocuparnos del mañana si el presente lo desconocemos y el pasado ya ni existe ni nos interesa. Como no nos proteja Santa Rita, opina fatalistamente el Puñetas, nos vamos a ver con barro hasta en las orejas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi dilecto amigo:
En aras de hacer llegar a sus fieles lectores los principios de ética vs pragmatismo, pláceme informar que:
Delphi ó ex GM o como rayos se llame tiene como responsabilidad social el garantizar el máximo rendimiento (ó mínimas pérdidas, según los casos) a sus accionistas (propietarios). Los trabajadores, lamentablemente, entran muy de refilón en la política empresarial.
En fín, que la cosa es como es, que hay unos tipos que han puesto la pasta y que las cosas, sin entrar en responsabilidades, no han ido muy bien y que la parte más débil (trabajadores) van a salir "tocados del ala". Hasta aquí, nadie, supongo, tendrá objeción alguno a este aserto.
Pero, amigos, la cosa cambia con la RSCh (República Social Chaviana), que no debemos confundir con la bolivariana, aunque comparten elementos comunes.
Estos tíos de la RSCh, han gastado un pastón en bombonas de oxígeno sin análisis clínico previo alguno, disparando munición con la pasta de nuestros impuestos, etc., con lo que debían ser exiliados a Burkina Faso (pobres burkinofasianos) y dejar al bueno del pueblo andaluz en paz, que lo merece.
Ergo, el primer responsable de este desaguisado (dar pasta a alguien que no va a generar riqueza alguna, a sabiendas), es el amigo netolín y sus zarriosos monaguillos. Con ese dinero, pudieron oportunamente abrir otras vías de riqueza en esa políticamente desafortunada tierra andaluza.
Bye, bye,..Delphi. Bye, bye, netolín and company (no caerá esa breva, aunque me da la impresión que arenillas y su cla tampoco son mancos, que han apoyado un berenjenal estatutario que a nadie interesaba, en vez de dar el coñazo -como sería de rigor- por estos problemas.
Quede con Dios, que no con netolín

Anónimo dijo...

Compruebo que Vuesa Mercé tiene más calado a Netolín que si lo hubiese parido, lo cual dice mucho de su inteligencia. Ya le pasó lo mismo con Gillette, cuando se largó de Sevilla hace mucho más tiempo y le pasa con casi todo, porque aquí -salvo los cuatro tontos de siempre, entre los que me incluyo- todo el mundo cobra algo del amigo Netolín. Por eso este no dirá bye, bye -y menos con el arenillas enfrente- hasta que el Altísimo tenga a bien recogerlo en su seno. La RSCh tiene años por delante porque todo lo tiene "atado y bien atado". Tan atado que muchos andalucitos de barra de bar ni se han enterado que por Algeciras ha habido un barco (y hay) al que le entró una diarrea de fuel y pringó varios kilómetros de costa. Más que una "realidá nasioná" de abstencionistas, me parece a mí que es de ciegos conscientes. Ya lo decía más arriba: casi todo el mundo cobra algo del señorito Netolín. Incluida su logopeda...

Quedo conmigo mismo y le envío un cordial saludo.