martes, 20 de marzo de 2007

¡HACEN NEGOCIO CON TU DINERO Y ENCIMA TE CUESTA LA PASTA!


Reconozco que soy muy puñetero para algunas cosas. ¡Por algo me llaman Puñetas!


Y una de las que más me molesta son los cuantiosos beneficios de las entidades bancarias, especialmente las Cajas de Ahorros, esas entidades financieras que actúan con el interés más desinteresado (eso decía una intensa campaña propagandista de hace años), y en cuyos consejos de administración se sientan numerosos miembros de la clase política por amor al arte, gracias a lo cual se sacan unos eurillos extras para poder llegar así a fin de mes sin apreturas en el bolsillo.


Dice la propaganda al uso que "las Cajas no tienen ánimo de lucro, carecen de accionistas y su objetivo es la intermediación financiera y prestación de servicios con el fin de servir a la sociedad y devolverle los beneficios generados por esa actividad, sin que fundadores, administradores o gestores tengan derecho a participar de ellos”. ¿Ustedes se chupan el dedo y se lo creen a pies juntillas? Yo, no.


Hace unos días dimitía como diputado en el Congreso el político del PP Manuel Atencia. ¿Por qué? Adivinen: para dedicarse de lleno a la “causa social” de la más potente Caja de Ahorros andaluza, Unicaja, como vicepresidente ejecutivo. Naturalmente, cobrando bastantes euros de por medio. Desde el presidente hasta el último mono directivo de Unicaja (y quien dice Unicaja podría decir las tropecientas desinteresadas cajas de ahorro españolas), se ganan bien la vida a costa de los “ahorradores” que le prestan sus dinerillos. Y dentro de la morralla directiva incluimos también a los pesebristas que cada partido político importante tiene en el Consejo de Administración o como demonios llamen al pretexto para sacar una buena prebenda personal y para el partido. Por no hablar de que las mencionadas Cajas se han convertido en un medio de batalla política entre unos y otros, en un sistema de financiación de los partidos (que después no devuelven lo prestado) y en un medio de presión económica en el tejemaneje habitual de la política de alto y medio copete.


Eso sí, de todo el montón de chatarra dineraria que nos sacan las susodichas Cajas, luego devuelven un determinado tanto por ciento en actividades de “Obra Social”, como el patrocinio a un equipo de petanca, el sostenimiento de un colegio concertado, la creación de varios puestos de trabajo para el cultivo del berberecho o cualquier otra buena obra provechosa. Con lo cual nos callan la boca y se ganan el cielo. Ya que antes cité a Unicaja, por decimotercer año consecutivo dicha entidad ha conseguido mantener su histórico crecimiento por encima de los dos dígitos. Así, durante el pasado ejercicio, la primera entidad financiera de Andalucía obtuvo un beneficio neto de 302,1millones de euros, lo que representó un aumento del 20,1% respecto al cierre de 2005. No tengo los datos, pero la Caixa o Caja Madrid, más potentes, seguro que todavía sacan más rendimiento a las actividades que realizan con el dinero ajeno. ¿Y de dónde sale tanto beneficio? Según los que entienden de esto, sale sobre todo de la “diversificación y el intenso crecimiento de la inversión crediticia”. Pues, vale…


Un amigo mío, todavía más puñetero que el muá, tiene una cuenta y una nómina en Unicaja. Viene haciendo números desde el 2002 y afirma que cada año tener su dinerín en la cazoleta unicajera le cuesta más dinero. Entre lo que le cobran por gastos de correo de cada recibo domiciliado, el mantenimiento de la tarjeta, el de la cuenta y las comisiones hasta por pisar la sucursal y lo que le pagan de intereses –nada de nada-, el saldo le sale cada vez más negativo, o sea, que cada año le cuesta más caro tener su dinero en manos de Braulio Medel y el recién llegado Manuel Atencia. (¡Hacen negocio con tu dinero y encima te cuesta la pasta!) En 2002 le salía la cosa por 50 euros anuales de pérdida, ahora el déficit ronda los cien. Cojan una calculadora, multipliquen por multitud de usuarios en idénticas circunstancias y a ver si no es para presumir de crecimiento y buena gestión año tras año. Y a todo esto, los cajeros funcionan cuando funcionan, si vas a cualquier sucursal te da el alba porque tienen poquísimo personal cara al público, ya ni te actualizan la libreta (lo tienes que hacer tú) y, encima, te inundan de propaganda en esas cartas que tú les pagas a precio de oro. ¡Para colmo, los muy usureros se ponen como los pavos diciendo que te regalan unas alpargatas y un cuchillo de cocina si metes en su talego un millón de euros!

Así que mi amigo, tras llevar años examinando las cuentas con la competencia y comprobar que todas hacen el mismo traje mal hecho al impositor y que la obra social auténtica la realiza éste poniendo sus eurillos en manos de las Cajas, está pensando muy seriamente hacer lo que su abuelo: meter el poco dinero ahorrado debajo del colchón y contratar a un parado de confianza para que le pague directamente en ventanilla los recibos de la luz, el teléfono y el burdel. Lo que se lleva de gestión la Caja que se lo lleve al menos un pobre desgraciao. Y lo mismo hasta la cosa desgrava en el otro robo de Hacienda… (Uy, perdón, no hagan caso a lo que acabo de escribir en el anterior renglón. A veces el inconsciente nos juega malas pasadas…)

4 comentarios:

Jc dijo...

No olvides, amigo Puñetas, que la banca (y las Cajas no son una excepción) es la heredera directa de los usureros judíos de la edad media. Así que no sé de qué te extrañas.

Tengo un amigo que montó un negocio y siempre dice que "antes, cuando tenía dos millones en el banco, me trataban como a un mierda. Desde que les debo 30 hasta sale a recibirme el director de la sucursal".

¡Manda huevos!

Anónimo dijo...

No, si extrañarme no me extraña nada, pero me repatea los higadillos el que dispongan del dinero de uno y, no sólo no te den alguna recompensa por ello -aunque sólo sea una tarjeta de navidad o por tu cumpleaños, como hace el Corte Inglés- si no que encima te cobren hasta por el aire que respiras cuando entras en la sucursal. Y, querido amigo, hubo un tiempo (allá por el Pleistoceno), pero lo hubo, en que al menos había empate técnico, es decir, que lo comido salía por lo servido. Ahora, ni eso.

Tanto es así que cada vez le endilgan al "cliente" que haga más tareas, aparte de sacarle cada vez más cuartos: que se actualice él mismo la libreta en la máquina, sacar dinero del cajero si la cantidad es pequeña (hay sucursales en que te ponen los morros como les pidas 300 euros, con la de gente en cola que siempre tienen), sugiriéndote que a través de internet puedes ver los recibos (para así ahorrarse hasta el papel) , regalándote una pijada a cambio de que les metas debajo del sobaco una gran cantidad de dinero, ocultando a la visibilidad del público (o utilizando términos descaradamente ignotos para la gran mayoría) el importe de las principales operaciones.

En fin, un memorial de agravios cada vez más abultado que se resume en el título del artículo. ¡Y encima dicen los muy canallas que nos están haciendo un favor, cuando fuera de las entidades bancarias no hay vida! Así que (ya algunos bancos lo intentaron, pero algún momento llegará), acabaremos pagando por sacar nuestro dinero en el cajero de la entidad en que lo tenemos guardado. Y si no, al tiempo.

Anónimo dijo...

Hola Juan Puñetas...tu primer apellido empieza por g?

Anónimo dijo...

Tienes miedo que te haya reconocido?.. porque no contestas si tu apellido empieza por g?