martes, 27 de febrero de 2007

EL RETORNO DE LA ESPAÑA DEL AJO (SI ES QUE ALGUNA VEZ SE FUE)


Tengo ya finalizado un articulillo titulado “Un país con pies de barro” en donde hago algunas calenturientas reflexiones al hilo del cierre en Puerto Real (Cádiz) de Delphi (antes, General Motor), la multinacional estadounidense de componentes de automoción, así como me planteo algunos temas relacionados con nuestro monocultivo nacional: el turismo. Más el sábado 24 publicaba Arcadi Espada un extenso artículo en el diario El Mundo en el que planteaba una serie de preguntas que sirven muy bien de preámbulo al próximo comentario embarrado del Puñetas. Aquí va una selección de las mismas para ir dándole gustito al cuerpo:

“¿Cuánto vale un piso en el centro de Berlín, un piso amplio, luminoso, en el que cierren puertas y ventanas y donde el vecino sólo se advierte si es estrictamente necesario y cuánto vale un piso parecido, aunque siempre peor, en el centro de Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla? ¿Dónde internet ha penetrado menos en los hábitos generales, dónde es más sospechoso entre la gente del pensamiento y la pluma? ¿Hay algún lugar hermoso y tranquilo para sentarse a charlar en España? Fuera de las ciudades, y salvo algunos severos núcleos castellanos: ¿hay campo más abandonado, más inculto que el español? Y la playa: ¿en algún lugar de Europa se ha practicado una destrucción comparable a la del litoral español?

¿Hay algún lugar de Europa donde la vida de las personas esté amenazada en razón de sus ideas? ¿Se da el caso de que reformas legales que han ocupado durante años las primeras páginas de los periódicos, los informativos de la televisión, que han congregado miles de intervenciones de los dirigentes políticos y miles y miles de opiniones mediáticas, sean ignoradas deliberadamente, casi con asco, por más de la mitad de la población? ¿Hay muchos ejemplos de comunidades donde la mitad de la población preferiría no vivir con la otra media, y no sólo eso, sino que en vez de arrepentirse por sus malos instintos, hace apología política de ese rechazo?

¿Conoces algún caso donde la ideología política de los jueces se ventile como sábanas al sol de un prostíbulo y se sobreentienda que sus decisiones técnicas han de quedar irremediablemente supeditadas a un partido previo? ¿Crees que algún dirigente político del mundo libre habría iniciado una negociación con un grupo terrorista con el rechazo del principal, y único, partido de la oposición? ¿En qué país uno tiene que comprar cuatro periódicos para conocer los hechos, los hechos, digo, no las opiniones?

¿Conoces algún país del mundo donde sean los terroristas, con sus bombas, los únicos capaces de restablecer la realidad? ¿Conoces algún ejemplo próximo de que tras quedar destrozadas 191 personas en los andenes los ciudadanos griten asesino en las calles a su presidente del Gobierno? Un país sin patentes, con niveles altísimos de fracaso escolar, un país donde las comunidades autónomas secuestran los ríos a su paso y donde los muertos dictan, como en ningún otro cementerio, la ley y el tiempo a los vivos. España, sin ir más lejos. Dirás, quizás: algo de esto pasa en todos los sitios. De acuerdo: pero no todo pasa en el mismo sitio.

España no ha dejado de ser un país de curatos; sólo que ahora se han añadido a ellos este centón de ursulinas que gobiernan. Y si el Tribunal Constitucional se mete en la cama y en la vida de los profesores de Religión, a ver qué pillan, nuestras izquierdas no le van a la zaga: prohíben las mujeres, la comida y el vino, que era lo único que hacía soportable el ser español. Y no lo creerás: en España han prohibido al mismísimo butanito (Jose María García), por decir lo único que ha dicho siempre, es decir, pablo, pablito, pablete, fuese a don Pablo Porta o al teniente coronel Tejero. Butanito prohibido, Dragó obligado por los madrileños a ponerse orejas de burro (me habría gustado ver lo que decían los madrileños si el sucedido se hubiese dado en TV3) y un Gobierno, el catalán, of course, legislando sobre la brujería, es decir, sobre las llamadas medicinas alternativas, a las que reconoce una profunda carga de espiritualidad.

España se ha quedado un poco atrás. Este país vivió un momento muy decorativo en la transición política. Contra todo pronóstico fue capaz de dotarse de un sistema democrático, con poca zarzuela y poca sangre. Ese tipo de sorpresas españolas, tan parecido al de la Constitución de 1812. También entonces este país brindó al mundo la palabra liberal, quién lo diría. Pero, ahora como entonces, se plantea una pregunta. Entonces era, y salió bola negra, si España sería capaz de consolidarse como un Estado moderno. Ahora la pregunta, ya lacerante, es si España será capaz de convertirse en un Estado posnacional.”

0 comentarios: