viernes, 27 de mayo de 2005

LA POLÍTICA COMO COARTADA PARA EL ASESINATO




Hay dos tipos de asesinos. Los que matan por razones políticas y los demás. Los primeros, tarde o temprano acaban en la cárcel, pero también más temprano que tarde finalizan sus días tumbados al sol en una playa gracias a ese pasaporte expedido por la “razón política”. Los otros acabarán como dios y los jueces quieran. Es más, hay gente que no es asesina y pasará más años en la cárcel que uno que –siempre por razones políticas- haya matado todo lo matable.

La “política” como coartada. Para mentir, para robar, para hacer el estúpido y por supuesto, para matar. Desde el poder, el contrapoder o el asalto al poder. Así viene pasando y así pasará. Así que los que creen que los asesinos de ETA acabarán pudriéndose en la cárcel, lo llevan claro.

Sabemos que las guerras las pierden siempre los pueblos, nunca sus tiranos o sus dirigentes. En Irak se está viendo palmariamente. No sólo los que declararon la guerra (Bush y compañía) siguen comiendo libremente merluza o hamburguesas todos los días; es que el sátrapa del Sadam aún vive y colea, resguardado de los miles de ciudadanos que desearían estrangularlo con sus mismas manos, comiendo caliente todos los días y hasta lavándose los calzoncillos, cosa que no pueden decir los millones de inocentes que a la intemperie bastante tienen con rezar para que ningún coche bomba les lleve por delante. Al final le harán un juicio –si no se escapa o le dejan escapar antes- y algún país amigo o caritativo lo acogerá en su seno en un exilio más o menos dorado. Le ha pasado a otros muchos dictadores y genocidas, así que el camino está ya abonado.

Retornemos a ETA. Ayer detenían al Otegi de las narices, el cabecilla de Batasuna e ideólogo y abogado defensor de los pistoleros y bombistas etarras. Este gachó tenía que estar ya entre rejas desde hace la tira de años por pertenecer a banda armada, dirigir el mundillo etarra y dar órdenes para que otros hagan el trabajo sucio y se manchen de sangre. Esto no lo digo yo, lo dice el foro de Ermua, las víctimas del terrorismo etarril y cualquiera que tenga ojos y oídos libres. Pero el camarada es un lince. Es un político, la palabra “política” no se le cae de la lengua y hasta cuando se come un bacalao al pil-pil, el capullo está haciendo política y liberando al sufrido pueblo vasco. Así que la coartada politiquera funciona. Se puede extorsionar, mentir, secuestrar y asesinar siempre que haya una “razón política” para ello, sea una pretendida liberación nacional, un proyecto de futuro del copón o cualquier pretexto que suene a politiquero. El que viola y mata a una inocente chica merece 30 años de cárcel. El etarra que asesina a gente inocente porque piensa de otra manera, o pasaba por allí, tiene la coartada no de la obnubilación o la represión sexual si no de que está defendiendo su dignidad nacional o política. Muchos le aplaudirán y hasta le besarán el culo. Si lo meten en la cárcel, cuando llegue el momento de la paz o la rendición (que tarde o temprano ha de llegar), se cambian los cromitos (tu me sacas del talego, yo me exilio, tu ganas la partida y te dan los honores, yo me voy a vivir mi vida como si no hubiera pasado nada) mientras que la cara de tontos que se les queda a los muertos y a sus familias es todo un poema.

Y eso pasará tarde o temprano con el asunto de la cochina ETA. Como que dentro de unas horas (quizás antes de acabar de pergeñar estas cuatro letras) el señorito Otegi estará ya en su herrikotaberna preferida tomándose unas angulas a la salud de todos los gilipollas que defienden el estado de derecho (en teoría) y de desecho (en la praxis cotidiana, por ineficaz y cantamañanas). Y hasta la próxima representación, amiguitos, en la que siempre juega un papel fundamental la tragicómica justicia que tenemos, marioneta movida en hilos y cuerdas por el poder político de turno, que es quien escribe el guión del asunto.

Tras enchironar por unas horas al señoritingo batasuno, CIU proclamaba que “la cárcel es equivocarse de objetivo”, ERC se sorprendía ante la detención de un “artífice de la paz” e IU que “no es aceptable que el Estado sobreactúe”. Meter a un etarra en la cárcel, sólo porque es el jefe político de la banda, es una sobreactuación del Estado, según el castrista Llamazares. Y quizás tenga razón. Hay que darle un ministerio, coche oficial y una paga vitalicia, para que siga engordando como un cerdo. Incluso el premio Nobel de la Paz, a propuesta del bufonesco Carod. Por el lado de los sufrientes, o sea, para las víctimas de ETA, la noticia es “una alegría porque ha caído el cerebro de ETA” o “Batasuna está incardinada en la banda terrorista”. Y después tienen el morro estos políticos de la basura de afirmar que ellos están y defienden a las víctimas.

Está clarísimo. Otegi a la puta calle. No puede ser que un interlocutor político como él esté entre cuatro paredes ni un solo minuto. Que enclaustren a los del Foro de Ermua, víctimas de ETA por tontos. Encima los tíos siempre están metiéndose en política. Porque la verdadera y legítima política sólo deben ejercerla los que juegan a ladrones, a embusteros y a asesinos. La gente honrada, a la cárcel, que es donde debe estar.

PD: Lo que decía. Antes de acabar este comentario ya han puesto en la calle al camarada Otegi. Fianza pagada -seguramente- con dinero recaudado con la extorsión y el chantaje. Qué poco dura la alegría en la casa del pobre. Sobre todo si es idiota perdido.

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