lunes, 17 de enero de 2005

LA RELECHE DE IBARRECHE

Quedábamos en el último comentario en hacer un breve repaso a algunas de las boutades y tontolinadas que el Plan Ibarreche está trayendo consigo antes de su puesta de largo definitiva, si es que se produce algún siglo de éstos.

“Quiero trasladar a la sociedad española que la propuesta no es para romper, es para convivir con España”. Palabras del lendakari vasco. Ahora va a resultar que lo que pretende el amigo no es divorciarse, quedándose encima con el piso, el coche y la tele, sino que lo que desea es caer rendido en brazos del Estado español. En realidad lo que quiere decir es que o se convive por las buenas con su plan o se malvive por las malas con las “tortas” (eufemismo de “bombas”, a cargo de sus primos hermanos de la eta).

“Mientras yo sea lehendakari la voluntad de los vascos no será nunca sustituida por la de PSOE y PP”. Al sentir del parlamento vasco que aprobó por los pelos el citado Plan, le llama “la voluntad del pueblo vasco”. Al sentir del parlamento español, en el que están representados todos los españoles, incluidos los nacionalistas vascos, le llama “la voluntad del PSOE y PP”, en vez de llamarle “la voluntad del pueblo español”. Este hombre tiene un serio problema de visión: lo que ve por el ojo derecho no coincide con lo que ve por el izquierdo.

“El Plan lo ha votado la mayoría del pueblo vasco”. Lo que tú digas, majete. Resulta que el Plan sale aprobado en el parlamento vasco por 39 votos a 35. Una mayoría simple y raquítica para un tema de tanta trascendencia como lo que propugna. Encima, tres votos son de los amiguitos de la ilegalizada Batasuna que ahora están en otro partido que también ha sido ilegalizado por sentencia del Tribunal Supremo pero que don Ibarreche y sus cuates no ha formalizado en el parlamento vasco porque en aquel cortijo las leyes no las cumplen ni los gatos. Es curioso que para reformar la constitución española u otros estatutos de autonomía hagan falta los dos tercios del parlamento o los tres quintos y en el territorio donde la sociedad está dividida en dos claras opciones políticas casi por la mitad, baste la mitad más uno de los parlamentarios para que salga adelante la reforma. Tan curioso como que si el porcentaje fuese similar al de los restantes parlamentos, a estas horas el famoso Replan estaría más muerto que el boquerón que me acabo de comer entre tecla y tecla.

“Los vascos quieren decidir su futuro”. ¿Y eso qué demonios quiere decir? ¿Por qué no habla este hombre llamando a las cosas por su nombre, al pan pan y al vino vino? Lo que llama un “pacto político para la convivencia” no es sino un guiso fabricado sólo por el sector nacionalista que otorgaría al País Vasco el estatus de “libre asociación” con España, con competencias propias de un Estado independiente. Vamos, como mi vecino del quinto que vive separado de la mujer (pero no divorciado legalmente) para seguir disfrutando de los beneficios económicos que le otorga la situación ficticia de “casado”, aunque cada uno vaya por su lado. Eso sí, ni hablar de que la señora solicite el divorcio y también opine en el asunto, porque aquí el que lleva los pantalones es él.

Claro que hay que comprender la moderación de don IBA, rompiendo la baraja tan educada y amablemente. Al lado de sus descarriados hijitos etarras, él es un moderado burgués. Eso le ha permitido y permite ir de bueno de la película hasta en las peores ocasiones. “Los proetarras piden la excarcelación de los terroristas y la desmilitarización multilateral”. Vamos, que no basta con que los jueces condenen a los etarras a 3.000 años por la tira de asesinatos y luego los mismos jueces los pongan de patitas en la calle tras cumplir 10 ó 15 años de cárcel, en una interpretación torticera de su propia justicia. Los batasunos quieren que los pistoleros sean puestos de patitas en la calle sin cumplir ni dos días. Mejor, que ni los detenga la policía para que así no puedan mearse encima al verse esposados durante unas horas. “Que no se equivoquen, que mientras este pueblo no tenga los derechos que le pertenecen, la lucha armada no tendrá fin”, proclaman los más lanzados. Estos analfabetos deberían ir a la escuela para estudiar el significado de las palabras “pueblo”, “derechos” y “lucha armada”, a ver si aprenden a utilizarlas correctamente.

Lo dicho, al lado de estos parientes cavernícolas, el bueno de don Ibarreche -y su famoso Plan- parece San Francisco de Asís. Aunque muchos españolistos no nos chupamos el dedo: en el circo de la política es más peligroso el domador que las fieras. Palabra de Ángel Cristo.
Como en las telenovelas: continuará…, durará… seguirá… El dramón no ha hecho más que empezar –aunque ya lleve 40 años- y tenemos toda la eternidad por delante.

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