miércoles, 20 de abril de 2005

AUNA AL HABLA

(Cuando el año pasado tuve un contencioso con la famosa empresa de telecomunicaciones y otros tinglados, la ínclita AUNA, (que todavía no está resuelto, simplemente hibernado), escribí lo que viene más abajo para descargar un poco la rabia y la impotencia. El texto se quedó dormido en un cajón y ahora lo recupero, aunque sin ánimo de venganza. En donde pone AUNA, seguro que cada lector podrá escribir el nombre de su empresa favorita. Y publico la parida porque si el gobierno de Zapatero no nos miente una vez más, con su reciente proyecto de ley, muchos de los abusos y prepotencias de las famosas “telecos” van a pasar al rincón de los olvidos. Que así sea y si no, que los electores le den la patada en las siguientes elecciones).

-Pititiclink!
-En estos momentos nuestras señoritas y señoras están muy ocupadas viendo la telenovela. Llame dentro de tres horas y media. Si lo prefiere permanezca a la escucha deleitándose con nuestros bellos discos dedicados.
-¿Pueden ponerme el disco de Rascayú?
-En estos momentos no podemos atender su petición, pero vuelva a llamar dentro de cinco horas y cuarto, que seguro que le volveremos a dar nuevas largas.
-Como no tengo prisa seguiré al aparato.
-¿Pero no le hemos dicho que nuestras azafatas y azafates están muy ocupadas, pelmazo?
-Es que sólo llamaba para decirles que el interné me va de osti, tú. Que tengo contratao un 256 y el modem está literalmente volando por encima de mi cabeza, de lo rápido que va esto…
-Será un defecto de fabricación del router, majadero.
-Les he dicho la verdad, que el modem corre que se las pela. Y eso es histórico…
-Está usted borracho. Vuelva a llamar mañana cuando se le haya pasado el delirium tremens.
-Es que también me han cobrao dos recibos indebidamente y el teléfono despide un olor a putrefacto total.
-Pásese a la opción “Premium para el caballerum” y le regalaremos un paraguas y un orinal, imbécil.
-Oiga, sin faltar que yo pago, ¿eh?, que yo pago…
-Uste es un pringao y un tonto del culo, señor. Si usted fuese alguien respetable no estaría de cliente nuestro. Vuelva usted mañana y nos cuenta otra tontería. Pero que sea cuando haya acabado la telenovela, mastuerzo.
-No sabe usted con quién está hablando, señorita. Mire que le pongo una demanda…
-Ji, ji… gilipollas. No me haga cosquillas en los tímpanos. Si quiere reclamar póngase en cola que el maestro armero está durmiendo. Nosotros somos gente seria, que vamos todos “auna”, así que déjese de bobadas y llame para cosas positivas, por ejemplo para felicitarnos las pascuas o mejor, mándenos 20 euros.
-Es que, señorita, además de todo lo hablado, quisiera darme de baja.
-¿Coooomoooo haaaaa diiiichooooo? Repita eso otra vez, desgraciao, si tiene güevos…
-No, si ya sé que no debo, que lo mío es grave, pero es que he tenido un sueño…
-Menos lobos, Luther King.
-Bueno, es que lo ser cliente de Auna me va a llevar al otro barrio, señorita, porque el teléfono ya tiene hasta gusanos, el modem vuela pero todo tan deprisa que no veo ná del interné, me deben ustedes dos recibos y encima no me han puesto el disco del Rascayú. Compréndalo, señorita…
-No se hable más del asunto, estúpido. Usted siga con Auna que tendrá su merecida recompensa en el más allá. Y en el más acá también. Por diez mil eurillos, si alguien le hace la vida imposible en el trabajo, en la vivienda, en el parque…, ya sabe, no tiene nada más que decírselo a Auna y…
-Bueno, pensándolo bien no sé a donde voy a ir si me quedo desaunado. En todo caso pensaré su oferta y de lo dicho, oiga, no lo traslade más arriba no vaya a ser que los jefes se molesten y tengamos la de dios. Gracias por escucharme y perdone, lo siento, mis excusas, señorita…
-Rece tres padres nuestros y una ave maría. Ah, y mándenos 20 euros, imbécil.

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