miércoles, 1 de diciembre de 2004

LOS HISPÁNICUS DETRITUS

El lunes declaró ante la Comisión de Investigación del Parlamento que pretende investigar la matanza del 11M, el anterior Presidente del Gobierno, el archipopular Jose María Aznar. Nunca quedó más claro que en la citada Comisión faltan investigadores y sobran destripaterrones. Los portavoces de los distintos partidos políticos sólo jugaron a poner contra las cuerdas al anterior presidente, considerándolo no una potencial fuente de información sino un delincuente irremediable. El susodicho acudió al evento a quitarse de encima toda la porquería y responsabilidad, al tiempo que se la endilgaba a sus oponentes. Si esa es una manera sensata y eficaz de investigar un asunto tan complejo como lo del 11M, que resuciten Aristóteles y Sócrates (que eran listísimos) y nos lo expliquen.

En la asquerosa política española todo es perfectamente previsible, así que nadie se podrá llamar a engaño de lo que pasó en la Comisión, ni de lo que días después se ha escrito y dicho por parte de los partidos, los medios de comunicación y personal adyacente. Hubiera dicho lo que hubiera dicho, para la autoproclamada izquierda así como para todos los partidos nacionalistas, Aznar demostraría una vez más que miente, que es un prepotente, un facha, un matón, que no asume responsabilidades políticas y tal y cual. En sentido contrario, todo el sector del país escorado hacia la derecha, dijese lo que dijese Aznar en la Comisión, iba a manifestarse con algarabía, olé Jose Mari que los has dejado bien planchados, eres el mejor y vuelve pronto por Navidad.

Todo perfectamente previsible cuando el personal se define acérrimamente de un bando y de otro, como si el hecho de definirse les diese una categoría moral diferente, un mayor grado de perfección o una sabiduría especial. Es al revés. Aquí la ideología concreta actúa como una orejeras de burro que colocadas siempre y a todas horas, impiden ver más que lo cada uno quiere ver dentro del limitado campo visual libremente asumido. Así que Juan Puñetas ya conocía qué demonios iba a decir el diario “El Pais” o la cadena SER tras la comparecencia de Aznar. Es más, de cualquier periodista, escritor o colaborador de estos medios sólo cabe esperar que ponga a parir a Aznar y al PP. Igualito que si hablamos de “La Razón” o “ABC” o la emisora COPE. Todos a poner por las nubes a San Jose Mari y a despotricar del resto.

Nadie lo dice pero estas actitudes tan descaradamente sectarias en la política española nos llevan a la ruina, reflejan claramente que en este país falta educación, cultura, objetividad, razón y coraje. Muestran a las claras que sobran burros, lacayos, gente que no piensa por sí misma, mentirosos crónicos y zampabollos. Lo vamos a comprobar en la próxima comparecencia, esta vez del actual presidente Zapatero. Cuando se produzca veremos lo de ahora, pero al revés. Los del País y la Ser dirán que el prohombre socialista es un genio, un humilde gobernante, un sabio griego y un enternecedor personaje al que sólo dan ganas de darle terrones de azúcar para aumentar su dulzura natural. Y los chicos y chicas del ABC, la Razón o la COPE trocarán sus actuales babas y alabanzas aznarinas por las más hirientes críticas, descalificaciones e invectivas contra el actual presidente de la cosa. Toda esta mala tropa se intercambiará los papeles y los críticos de ahora serán los pelotas de después y los actuales aduladores pasarán a desempeñar el bello papel de lanceros.

Esta enfermedad político-mental (caracteriza por una fijación y animadversión enfermiza contra los que piensan de manera diferente) les ocurre a aquellos -políticos, periodistas y gentes de la cultura- que se supone tienen unos cuantos dedos de frente y una gran responsabilidad pública. El personal de a pie dotado de las citadas anteojeras burrenses, que encima no cobra del espectáculo, ya no tiene solución alguna ni aunque se les mande al psiquiátrico. Y si no véanse los foros politiqueros en la interné internetera, donde el odio y la memez brillan por doquier.

Así que desde esta bitácora que lleva el apellido de “grillesca”, me permito recomendar a toda esta gentuza que se meta la mendaz canallada politiquera donde les quepa, que tienen menos credibilidad que un borracho dirigiendo el tráfico y que la pena es que encima les tengamos que pagar el sueldo obligatoriamente mediante los impuestos directos o los indirectos de la publicidad. No es extraño que de todos los países de nuestro entorno, España sea –salvando la burricie similar de la extinta Yugoslavia- la que tiene una guerra civil más reciente. Aquí la guerra civil de las ideas (sin ideas, quiero decir), tras casi 70 años transcurridos, sigue existiendo en la mente calenturienta, lacayuna y miserable de nuestra clase dirigente política, social y cultural, con las excepciones debidas. Sólo falta encender la mecha y para eso hay millones de burros voluntarios. Y no precisamente islamistas, sino de la afamada ganadería de los “hispánicus detritus”. Una cavernícola especie a la que se le ve venir, decir y hacer desde antes de que abra la boca para rebuznar. Jodía y aburrida especie.

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