viernes, 3 de diciembre de 2004

LOS MISERABLES RECTORES DEL S.A.S.

Podría ocurrir en cualquiera de los cortijos autonómicos de España, pero por ahora sólo pasa en el andaluz, donde desde hace 25 años viene gobernando como capataz el partido socialista. Muchos años para no estar hasta la coronilla de él. ¡Y de cualquiera que lleve cinco lustros tocándonos los cataplines! Más una cosa sí que hay que reconocerle: siempre es capaz de asombrarnos con una nueva cacicada. La de ahora no tiene desperdicio y merecería figurar en la antología de los disparates y las estupideces mundiales, pero salvo en esta bitácora y en un par de periódicos aún no ocupados militarmente por el PSOE, nadie hablará del asunto. Peligro, chitón y a cuidar los garbanzos, que diría el clásico.

Resulta que los miserables rectores del Servicio Andaluz de Salud han decidido de sopetón que hay que adelantar la jubilación obligatoria de los 70 a los 65 años al personal de los servicios autonómicos de salud. Y ello amparándose en un nuevo estatuto marco aprobado por el anterior gobierno central, que era del derechista PP. Miren por donde, el gobierno andaluz no hizo ni puñetero caso a múltiples leyes peperas (la más sonada, la ley educativa), pero como esta le viene que ni pintada, la interpreta a su aire y la aplica con nocturnidad, alevosía y unas prisas del carajo. O sea, que los reclamantes y afectados hagan el favor de quejarse al matón de Aznar que el capataz Chavez y su cohorte somos unos mandaos.

Pues eso, que los irresponsables directivos del SAS (con la bendición papal de su Gran Hermano Chavez) han decidido –en contra de la filosofía del mencionado estatuto marco- no conceder ninguna prórroga voluntaria a ningún trabajador, de ninguna categoría o especialidad. Así que en cuestión de días y por sorpresa, han decidido poner de patitas en la calle a 433 médicos andaluces. Como si les hubiese tocado la lotería de repente. Disuélvanse, les han dicho. Tienen 24 horas para desalojar las consultas, los quirófanos y los despachos. Todo muy bonito, educado y organizado, siguiendo la ya clásica ética psocialista.

A los miserables directivos del SAS no les preocupa que, de golpe, desaparezcan más de cuatrocientos médicos. Da lo mismo que tengan una experiencia enorme, que no se puedan suplir todas las plazas con gente del mismo nivel o que de un día para otro en más de un hospital se jubilen la mitad de sus cirujanos. ¿A estos miserables qué les importa? A los enfermos les da lo mismo que los opere un señor que lleva 30 años haciéndolo todos los días que uno que acaba de salir de la bolsa del paro y llega con el enchufe socialista bajo el brazo. A decir verdad esto tampoco ocurrirá porque las 433 plazas se irán cubriendo a lo largo de los tiempos cuando les salga en gana y tengan dineros (que para esto hay pocos). Mientras tanto, los enfermos que se jodan que nosotros, los miserables rectores del SAS, cuando nos ponemos malitos tenemos enchufe directo, nos saltamos la cola de espera y hasta nos ponen solitos en una habitación del mejor hospital disponible. Ande yo caliente y ríase la gente, que dice Chavez en los consejos de desgobierno.

“Deberían haber dejado un periodo de adaptación y no tan tajante. Tal y como lo han hecho, no parece una jubilación sino un despido”. “No pueden asumir el cese en todas las especialidades. No hay tantos especialistas en las bolsas de trabajo”. “Hay compañeros que han trabajado en exclusiva para el SAS durante 30 años y les han echado a la calle de un día para otro, sin ninguna opción”.

Sin ningún respeto. Dándoles la patada. Adiós muy buenas y hasta nunca. “Nosotros mandamos en la salud y la enfermedad de los andaluces y hacemos con nuestros médicos lo que nos sale del bisturí. Somos unos burócratas cleptómanos, pero lo hacemos en el marco de la más estricta legalidad que sabemos imaginar. Y, además, salvo los 400 matasanos, nadie nos va a toser ni a tocar el violón”. Eso se dicen entre risas estas hienas mientras se toman unas cañas a nuestra pobre salud en los bares de Sevilla, emborrachándose de poder y estupidez a mayor gloria de la política progresista y solidaria del PSOE andaluz. Porque, encima, están convencidos que nos están haciendo un enorme favor. ¡Serán capullos!

Mejor se dedicaran a crear más psiquiátricos en Andalucía y recluirse en ellos para intentar sanar sus enfermedades político-mentales. Más como no caerá esa breva, solo queda poner una vela a San Cucufato para que nos proteja en la vejez y en la enfermedad, en los accidentes y en los resbalones dentro de la bañera, porque tal como están dejando el patio esta pandilla de miserables ineptos, ponerse enfermo o aproximarse a la edad de jubilación es peor que irse directamente al otro barrio. Al menos allí podremos descansar en paz sin su política de tierra quemada.

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