domingo, 17 de mayo de 2009

FINLANDIA, ¡QUÉ LEJOS QUE ESTÁS..!

Si hay un consenso en este país (o sea, uno de cada veinte ciudadanos) es que la educación está hecha unos zorros. La que entendemos por “urbanidad” y la otra, la institucional. Los colegios, centros de Secundaria y Universidad son auténticos invernaderos de melones y calabazas. No es que la especie (que también) esté degenerando en un retroceso camino del hombre de Crogmanon; es que –como dijo el clásico- lo social envuelve y contamina todo y hoy día tenemos una sociedad que está más quemada que el palo de un churrero. Un sabio como el setentón Paul Ehrlich lo ha dicho muy claro: “Hemos alterado los ecosistemas y la atmósfera tanto que la Tierra ya es casi inhabitable”. El zoquete del Juan Puñetas también ha dejado escrito –casi con las mismas palabrejas- que “el ecosistema social y la atmósfera humanoide actuales tienen menos porvenir que un langostino en Navidad”. O sea, que lo llevamos claro. Así que no extrañará que la educación –esa cosa evanescente que se intenta inculcar en las generaciones actuales para que puedan vivir decentemente en un futuro- camine arrastrándose por el fango, que diría el tango.

Sin embargo, todavía hay esperanza. Hay un país europeo –Finlandia- del que hablan y no acaban los profesores y entendidos en la cosa educativa. Allí parece que se preocupan algo más de la educación y así les va de bien. Así que he pedido a Rigoberto Criadillas, Catedrático de Currículos Verbeneros (1), que me cuente –acaba de regresar del país nórdico- las cosas más sustanciales de aquel sistema educativo. Pongámonos serios y veamos unas cuantas:
“Resulta fácil la movilidad social. Esta permeabilidad entre clases sociales se debe a la educación. La diferencia  entre los resultados de los alumnos más capaces y los menos es muy pequeña, pese a que los resultados de Finlandia son los más altos de Europa. Predominio de la enseñanza pública. Alta valoración social del profesorado (similar a la de los médicos y abogados), con un exigente periodo de formación teórica y práctica. Los profesores no están saturados de tareas burocráticas y administrativas. Alumnado responsable. Escolaridad obligatoria desde los 7 años. La escuela es un lugar de trabajo. Los trabajadores finlandeses suelen ser duros y honrados (ética protestante). Cinco millones y medio de habitantes. Sistema educativo pequeño y fácil de manejar. Gran autonomía a los municipios en la gestión de la educación. Primer país con menor corrupción. Primer país en el ranking de los más democráticos. País de economía muy dinámica y competitiva. La educación es una preocupación social y no sólo del gobierno. Profesores de aula que imparten todas las materias de primero a sexto. Profesores especialistas de aula con formación universitaria y preparación altamente pedagógica. Importante peso de la investigación educativa. La mayoría de los docentes son contratados por los municipios. Las vacantes se anuncian en los periódicos y revistas profesionales. A los profesores noveles no se les encargan los cometidos más difíciles: suelen tener un mentor durante el primer año. No son elegidos para un “puesto” fijo e inamovible, sino como expertos dentro de un equipo de trabajo. No hay un servicio de inspección externo. Tres leyes importantes: a) ley de financiación, que fija la contribución del Estado  en la educación de cada alumno; b) ley de las condiciones económicas y laborales del personal, fijadas cada año por común acuerdo entre los ayuntamientos y los sindicatos; c) ley que fija el currículo y que es idéntica para todos los alumnos finlandeses: el mínimo número de horas, los objetivos a conseguir y los contenidos que trabajar. Los directores dirigen los centros y los profesores se dedican a enseñar. Los espacios de las aulas (y su arquitectura) suelen ser variados y ricos en estímulos. Las destrezas manuales tienen una gran importancia. El centro del aula es una mesa central con ruedas y un ordenador conectado a un cañón. El ordenador dispone de internet y reproductores. También hay en cada aula un proyector de cuerpos opacos. No hay mucha lección magistral. Hay silencio y respeto en las aulas. Todo el mundo se pone cómodo para trabajar: bata, en calcetines o zapatillas… Los ayudantes del profesorado hacen sustituciones cuando el profesor tiene que ausentarse. Los alumnos se mueven dentro del aula con libertad y salen de la misma sin solicitar permiso. Los pupitres pueden moverse según el tipo de actividad.  El alumnado inmigrante es relativamente pequeño. El comedor lo comparten alumnado y profesorado. Una enfermera va un día a la semana y un médico dos veces al mes. La administración municipal está cerca de los directores/as y los considera interlocutores valiosos. Hay una política de continuidad por lo que el sistema educativo no cambia con cada cambio de gobierno”. (2)

Transcrito todo lo cual, piénselo si ya está corriendo en busca de un billete de ida y no vuelta a Finlandia. Su tasa de delitos de violencia de género es de las más altas de Europa y sus niveles de agresividad y violencia social (incluyendo los suicidios) es bastante infumable. Con lo cual queda demostrado que, como señalan Ehrlich y el Puñetas, “del desastre aquí no se salva ni el que asó la manteca”.

(1)    Ejemplos. “¡Pasen y vean el circo!" "El chocolate: un proyecto de investigación muy dulce"· (Revista de Cuadernos de Pedagogía, enero 2009).
(2)    Criadillas es un tramposo. Cuando la revista citada en el párrafo anterior cayó en mis manos me di cuenta que el tío ni siquiera sabía dónde está Finlandia en el mapa. Simplemente se dedicó a copiar algunas de las frases aparecidas en ella entre las páginas 53 y 82. ¡Valiente pirata!

2 comentarios:

Tercera Opinión dijo...

Nadie quiere darse cuenta, porque en realidad todos tenemos parte de culpa, pero vamos de mal en peor. Los valores se han perdido y los alumnos ya no necesitan esforzarse por nada.

Te invito a leer mi artículo al respecto: Trivial Pursuit edición LOE

http://www.terceraopinion.net/2009/06/28/trivial-edicion-loe/

Un saludo.

Juan Puñetas dijo...

Me ha divertido mucho su artículo y lo mejor que puedo decir del mismo es que ojalá se me hubiera ocurrido a mí. Ya ando de vacaciones hasta septiembre pero he tomado nota de su estupenda bitácora y prometo pasarme por allí para leerle y comentar algo si se tercia.

Un saludo del Puñetas.