domingo, 10 de mayo de 2009

CUENTO PARA ENTRETENER (1 DE 2)

 
El ingenioso hidalgo se levantó aquella mañana más optimista que nunca. Había leído las últimas encuestas y todo le iba viento en popa: la primavera acariciaba el paisaje, había bajado el precio de los dentífricos, el Barça caminaba directo al triplete y al árbol seco del jardín le habían empezado a salir unos brotes verdes. Llamó al mayordomo, al que llamaremos Sancho si ustedes no mandan otra cosa.

-A ver, Sancho. Hoy estoy pletórico. Mi cuerpo pide otra nueva iniciativa de magia potagia de champion lí. Ya la vida es bastante dura entre estas cuatro paredes (salvo cuando salgo de mitin por esos pueblos de dios) para que encima estemos llorando por las esquinas y rincones como hace esa mayoría que no sabe disfrutar de las alegrías y beldades que porta la vida. Anoche vi un partido en la BBC y, oye, ni un gramito de publicidad en sus venas. ¿Podríamos hacer algo parecido en nuestra querida RTVE?
-Mire, señor, que la cosa no está para seguir confundiendo las churras con las merinas. Que la plebe empieza  a darse cuenta que para el puchero sólo hay garbanzos y algún trozo de tocino viejo… Mire que, aunque parezca tonta, cualquier día de éstos se cabrea y nos va a mantear bien manteados…
-Siempre tan pesimista y antipatriota, Sancho. Manda que en unos cuantos meses TVE se despida de los anuncios publicitarios (salvo los institucionales míos, claro está).
-¿Y quién va a pagar lo que deje de ingresar por la publicidad, mi señor? Mire que aunque usted sepa convertir los panes en peces y cuatro más cuatro en nueve, tanto ir a la fuente mágica puede hacer que el cántaro acabe haciéndose añicos… Podríamos rebajar los cuantiosos sueldos y gastos que en esa Santa Casa disfrutan sus ocupantes. Incluso mandarles que le den un poco al cerebro y se inventen programillas baratuchos  y cultos…
-¿Pretendes decirme acaso, fiel Sancho, que algo va mal en mi Mancha particular? Me he enfrentado a molinos mucho peores que éste y de todos he salido vencedor. La TVE funciona muy bien como está, salvo los dichosos anuncios. La gente necesita divertirse, pasarlo bien, consumir y esas cosas. Todo lo que alimenta el cerebro daña la fantasía, el optimismo, la felicidad… Mi querido Sancho: estás demasiado apegado al terruño. Haz como yo, piensa en esa pobre gente de ahí afuera, esa que sólo necesita un poquito de sexo y fútbol para ser ya feliz. Quita la publicidad de nuestra televisión pública.
-No es por contrariarle pero aquí los únicos que van a salir ganando van a ser los de las teles privadas…
-Es verdad, pero la pública ya es nuestra. Así, de paso, conseguimos que lo sean las otras, aunque ya sabes –en confianza- que dos de ellas son casi de la familia…
-Pues entonces que paguen un porcentaje de sus nuevas ganancias. ¿Y el resto del parné, de dónde lo sacamos, señor mío?
-Pagarán las telecos, esas que van a su aire y que se están forrando con los piratas de la interné y los adolescentes del móvil.
-Señor, que ya sabe usted que son unas vampiresas y que al final quienes pagarán el pato, o sea, la TVE, serán esos piratas y los papuchis de esos mocosos analfabetos…
-¿Pero cómo te atreves a hablar así, Sancho de mis entretelas? Los piratas son gente honrada y los adolescentes son gente seria y responsable…
-Bueno, bueno, yo sólo sé que a muchos se les van a romper las cuerdas vocales de tanto gritarle a vuesa merced por culpa de esta idea tan mágica.
-Ah, si es por eso, no te preocupes, Sancho, espérate a mañana que verás qué nuevas ideas se me han ocurrido…

CONTINUARÁ...

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