domingo, 26 de octubre de 2008

LLAMAZARES, GO HOME


Tarde o temprano a todos acaban mandándonos a casa, aunque nos resistamos como gato panza arriba. La hora (a medias, puesto que sigue de diputado) le ha llegado a don Gaspar Llamazares, coordinador general de Izquierda Unida. Hace unos 8 años sucedió en el cargo al inimitable Julio Anguita y, al dimitir, ha conseguido el más difícil todavía: desbaratar todo lo alcanzado por el califa cordobés y dejar una izquierda desunida y hundida. Un exitazo.

Camarada de grandes obsesiones, siempre estuvo más preocupado de zurrar a la derecha (a la que siempre ha colocado en la órbita franquista) que de proponer alternativas originales de una izquierda moderna. Su papel fue actuar de comparsa del Psoe aunque, eso sí, arrogándose la autoría de todas las leyes aprobadas en comandita. Nunca aprendió que los señoritos que dirigen el partido del puño y la rosa (otra cosa son las bases) tienen verdadero asco a la grasa, al sudor del andamio y al trabajo manual. Lo suyo es la propaganda y el marketing electoral, amparados por una ley que se hizo a inicios de la transición para favorecer el bipartidismo y a los partidos nacionalistas bisagra, al tiempo que penalizaba descaradamente al tercer partido con representación en todo el Estado. Jamás se atrevió a reclamar en la calle una ley electoral equitativa y justa. Muchos anónimos ciudadanos le hubieran acompañado. El drama de Llamazares es que no se fía de los que están fuera de su Iglesia…y tampoco de los que tiene dentro. Ahora que se va (a buenas horas mangas verdes), proclama la necesidad de una organización “más abierta y menos sectaria”. Parece desconocer, con lo que le gusta la memoria histórica, que los partidos de su órbita ideológica siempre han sido expertos en las disensiones, las escisiones y los abrazos traicioneros.

Aquejado de “franquitis”, una rara enfermedad ya en vías de extinción, su mayor obsesión ha sido siempre la derecha del PP, mientras que a los periféricos nacionalistas (cerriles y ultramontanos) siempre los ha tenido en mejor estima. No tuvo empacho ni remilgos en posar junto a pancartas que lucían un “Aznar, asesino”, con motivo de aquella providencial guerra de Irak en que se metió el tío del bigote y que tanto bien le hizo a algunos.  Acusa de sectarios a los miembros de la Coalición que están en desacuerdo con la política que ha llevado en estos años. Enemigo de la autocrítica, quizás debería saber que él también es un sectario de tomo y lomo embuchao. Un tipo para el que sólo hay dictaduras de derechas y para el que las palabras mágicas de “República” e “Izquierda” son el bálsamo de fierabrás que resolverá todos los males del mundo mundial. Como si la historia hubiese empezado en el siglo XIX. Quizás el principio de la realidad le llegue con la presente dimisión, aunque la experiencia  habitual señala que, a los defenestrados, les suele ocurrir justo lo contrario: se radicalizan infantil y placenteramente. “IU necesita la revolución concreta del día a día y no la de la cafetería” –ha dicho en la despedida. Ya verán qué pronto se le olvidan palabras tan sensatas y certeras, cayendo él mismo en el defecto que endilga a sus rivales de partido y coalición. Cuando se va o lo echan, tiene la bendita idea de proclamar que “hay que apostar por un nuevo socialismo del siglo XXI”. Hasta el último mono sabe desde hace años que el capitalismo y el socialismo, las democracias y su deriva partitocrática, las viejas ideologías y las míticas historietas del pasado están dando sus últimos estertores y dios sabe qué demonios ocupará su lugar. Tenemos que refundar hasta  a la madre que nos parió…

Pese a todas sus contradicciones, manías y fobias, en una cosa hay que felicitarle cantidubi: ha sido un hombre honesto, trabajador, discreto y eso le honra. Es más, habría que hacerle un monumento viendo la pandilla de vagos y corruptos que hay en su profesión politiquera. No se ha contagiado. En eso, IU siempre ha sido un ejemplo. Quizás esa honradez sea una causa más del fracaso de la Coalición y del propio Llamazares. El pueblo ese, al que él tanto gusta de apelar infructuosamente, sigue prefiriendo a personajes golfos y mentirosos antes que a gente honrada. Y así nos va en la feria…  

== VIDEOTECA ==

GASPAR LLAMAZARES, IU Y LA IZQUIERDA...¿ÚTIL?
No van muy desencaminados los gansos éstos de Intereconomía...



"VENCEREMOS", HIMNO DE CAMPAÑA DE SALVADOR ALLENDE.
Seguro que esta canción le encantará a don Gaspi. Y a mí también. Lo que vino después no le gustó a casi nadie...

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