domingo, 6 de abril de 2008

NI AGUA NI VERGÜENZA


Hace ya bastantes años que sabemos que las guerras futuras tendrán lugar a causa del agua. Al planeta Tierra lo hemos dejado para el arrastre y sólo queda por determinar en qué década o siglo le damos la sepultura (con nosotros dentro, por supuesto). Pero hablaba de agua. Su escasez y mal reparto sólo es uno de los grandes problemas terrícolas y medioambientales, pero quizás el más grave porque el bichejo humano es capaz de vivir rodeado de basura –a su lado el cerdo es un animal aseadísimo- pero dista mucho de parecerse al camello, así que un par de días sin beber H2O le convierten en una piltrafilla incapaz de tener fuerzas para poder seguir desempeñando su misión histórica sobre el planeta: destruirlo.

En Spain, país de tribus incapaces de ponerse de acuerdo ni para repartirse las miserias, las sequías son periódicas y afectan a todos los puntos cardinales. Si bien por el Norte suele llover muy a menudo, basta un corto periodo sin líquido elemento bajando del cielo para que las ranas ya empiecen a usar el método alternativo de la cantimplora. En el resto del territorio suele llover poco, tarde y mal. Especialmente por las zonas del Mediterráneo, curiosamente las más pobladas y turistizadas. En estos momentos se habla que por el Mediterráneo se está dando la escasez de agua más “cruel” desde hace cien años. Pero da igual: cada tribu sigue contemplando el mapa del tiempo como si el problema sólo le afectase y fuese a resolverlo ella solita. Así llevamos toda una vida, hasta que la palmemos de sed.


Pero si falta agua, lo que nos sobra en cantidades industriales son sinvergüenzas. Gentes que la derrochan como si la póliza del seguro cubriese el déficit futuro. Industrias que, para ahorrarse unos euros y embolsárselos a los accionistas, dilapidan el nuevo oro líquido sin el más mínimo escrúpulo de cartera y conciencia. Compañías encargadas de la gestión del agua a las que se les pierde por el camino de las conducciones pésimamente conservadas casi la mitad del agua embalsada. Agricultura desnortada y subvencionada que hasta cultivos de secano como la vid y el olivo los pone bajo riego, por no hablar del desatino de las plantaciones ajenas al hábitat tradicional, que se chupan el agua que no hay. Y, como guinda del pastel, esos políticos y expertos, vendidos al mejor postor, que saben del problema desde los tiempos de María Castaña pero son incapaces de darle una solución multifactorial, atacándolo en todos los frentes posibles. Al final, ni agua ni vergüenza.

En estos momentos parece que la situación más preocupante puede darse en Barcelona ciudad, dado su elevado número de habitantes y el considerable gasto de agua que precisa. El gobierno catalán, pese a que lleva años sin llover lo suficiente, se encuentra con el agua al cuello. Paradoja de su falta de vergüenza política y de su incapacidad para resolver los problemas más prioritarios. (Abrir embajadas en el extranjero, por ejemplo, es mucho más importante para el Carota Carod que buscar agua hasta debajo de las piedras para que en el verano puedan beber sus paisanos). “No al trasvase del Ebro”, clamaron cuando aquel tío del bigote -al que algunos llamaban Aznar y otros asesino- tuvo una idea para intentar dar agua a parte de la España seca –incluida Barcelona-. En Aragón dijeron que el río era suyo, pese a que ni nace ni muere allí. Y lo más grave, pese a que en los largos años que de democracia llevamos sus dirigentes han sido incapaces de sacar provecho del río para que muchos de sus pueblos no se mueran de sed o de asco. En Cataluña los mismos inútiles gobernantes de ahora también se echaron las manos a la cabeza: ¡ah, el Delta del Ebro se irá a pique y eso es una competencia exclusivamente nuestra! ¿Darle agua a esos desgraciados del Levante y Murcia para que la dilapiden cultivando campos de golf y urbanizaciones?


Todo valía con tal de decir que nones a la nueva idea o a alguna otra mejorada. Los ecologistas (cuatro gatos) diciendo que lo que sobran son pantanos y presas –ostentamos el record mundial por kilómetro cuadrado y por persona- y que los ríos donde tienen que morir es en el mar, no en el sin fin de tuberías de un trasvase, cuya desembocadura final será la barriga de un paria o los cuatro terrones de un hortelano. Menos derrochar agua, más subir los precios y, sobre todo, echar un ojo a la prehistoria, donde se vivía muy sana y ecológicamente.

Total, que aquella idea del bigotes –una obra faraónica- quedó en nada por culpa de la los unos y los otros. Especialmente cuando llegó el tío de Profidén –al que algunos llaman Zapatero- y dijo que lo bueno, bonito y barato son las desaladoras. Y, además, así cada uno se las apaña como puede. Como el hombre es de “izquierdas”, hasta los ecologistas más puñeteros se envainaron las reticencias medioambientales. Y así siguen, porque en cuatro añitos poco se ha hecho al respecto. El Mierditerráneo (al que tan mal sienta que le quiten de su regazo la mayor parte del caudal del Ebro como que le toquen los higadillos multitud de descacharrantes desaladoras) sigue cada vez más enfermito. Así que, lo miremos como lo miremos, ni el agua dulce ni la salada, parecen tener solución.


¿Habrá algún lumbrera futuro al que se le ocurra otra idea y sea capaz de (o le dejen) llevarla a cabo para que tres cuartos del país no tenga la garganta y el bolsillo seco? Lo dudo: muchos sinvergüenzas del poder (pasado, presente y futuro), junto con los miles de babosos que les bailan el agua por espurios intereses, preferirán morirse de sed antes de que al vecino la garganta se le humedezca. Por den pronto la multitud de estatutillos tribales aprobados en la última legislatura zapaterina han blindado para sí las aguas de “sus” ríos, dándonos una lección de solidaridad y de justicia del copón hermoso. Ahora Barcelona, la niña bonita del gobierno catalán, corre serios riesgos de deshidratación porque éste ha sido incapaz de prever soluciones en un tema que se veía venir desde hace años, pero es que estaba muy ocupado abriendo embajadas, multando a comerciantes por no rotular sus establecimientos en el idioma nativo o disfrutando con las cabriolas de Ronaldinho desde el palco del Barça como para preocuparse de semejante sandez. Paradojas del destino: con el trasvase del Ebro del tío del bigote sí tendrían agua más o menos garantizada y el otrora astro brasileño parece que ahora quiere beber de otras fuentes, a ser posibles italianas. En lo del agua las diversas tribus de Spain –con sus jefecillos y marmotillas al frente- siguen por donde solían: en la más siniestra, incompetente y desvergonzada inopia.


== VIDEOTECA ==

SERRAT – Mediterráneo

SERRAT – Plany al mar (Presentación y traducción)

SERRAT – Plany al mar (Mierditerráneo)

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