POR FIN HE VISTO LA LUZ. Por fin lo comprendo después de años de dudas, vacilaciones y vacuos pensamientos. Por fin comprendo el porqué cada vez que necesitaba que acudiera a casa un albañil, un fontanero, un técnico de reparación, un electricista o un profesional de la cosa manual, el pulso se me ponía a doscientos, mi mal humor se acrecentaba y mi bolsillo temblaba. ¡Chapuza habemus, gemía para mis adentros! Por fin he comprendido que pese a tantos años de democracia, de tropecientas leyes educativas y de no sé cuantos cambios en la Formación Profesional, cada vez que veo o me hablan de los “trabajillos” de ciertos “profesionales” las carnes se me abren en canal y el soponcio llega inexorable. Sí, lo intuía pero necesitaba que algún experto de la nada o algún estudioso del vacío (el sector “intelectual”, otro que tal) llegase a idéntica conclusión, pero más “científica”. Y ya la tenemos: “Los trabajadores españoles presentan la peor cualificación de la UE de los Quince. Los datos del Observatorio Social de España ponen de relieve que seis de cada diez empleados carecen del aprendizaje profesional adecuado”. (Diario SUR). Somos, ya ven, los últimos de la cola. Pero no se preocupen que de esto sólo hablarán los cuatro cagamandurrias de siempre, como el humilde servidor. Juro ante dios y ante la historia que jamás entrará un fontanero en casa si no es en presencia de mi abogado y de un señorito notario.
miércoles, 28 de noviembre de 2007
domingo, 25 de noviembre de 2007
LEYES DE PAJA
Acabo de oír al ínclito y autosatisfecho presidente del Gobierno de España, el señor Zapatero, decir que en esta legislatura ha hecho grandes leyes sociales. La ley por puntos para mejorar el tráfico, la ley para defender a las mujeres de la violencia doméstica, la ley del tabaco… La verdad es que, a la vista de los resultados obtenidos, estas y otras leyes se han quedado a medio camino o ni siquiera lo han empezado. Que conste que la culpa no es sólo de nuestra infame clase política, cuya diarrea legisladora es crónica. No todo es hacer leyes y más leyes, hasta convertirnos en el país con más normativa per cápita. Lo importante es que las leyes SE CUMPLAN, pero eso ya importa poco o casi nada. De lo cual no sólo son responsables los políticos y los poderes públicos si no todo el personal, incluido el que va en burro y a pie.
¿Por qué fracasan tantas leyes bienpensantes y necesarias? –se preguntará el lector sagaz. A lo que el Puñetas, tras cincuenta años de verlas venir, responde:
-En España, de motu propio, sólo los tontos cumplen las leyes. Si es a la fuerza, la cantidad aumenta en la medida en que aquella se aplica. Y cuando se baja la presión de la estaca o de la multa, el personal recae en el mismo vicio.
Vaya por delante que los primeros que no cumplen las leyes habitualmente son los mismos que las promulgan y ejecutan, es decir, los políticos, los gobernantes y las administraciones. A continuación las clases más pudientes y adineradas y luego el resto de la tropa, que hace lo que puede. Y puede mucho…
Mucha ley del tráfico pero en las carreteras siguen despanzurrándose los conductores con idéntico ímpetu y afán que antes de promulgarse. Mucha ley de protección a la mujer, pero raro es el día que no la palma alguna fémina a manos o cuchillo del cabestro de su marido, novio o querido. Mucha propaganda de la ley del tabaco, pero poquísimos han abandonado el absurdo vicio de tragar humo y hacérselo tragar al prójimo. Es más, cada vez más gente joven se sube al carromato de los malos humos. No hablemos del alcohol, porque eso ya no tiene remedio ni aunque se promulgue la Ley Seca.
Otra ley que ha hecho aguas ha sido la de los alquileres, porque a los propietarios les va la marcha de cobrar en negro y a los arrendados les viene bien una ley que les permite hacer de su capa un sayo: algunos no pagan el alquiler ni tocándoles el Gordo de la Lotería.
Otros ejemplilos poco ejemplarizantes: las televisiones no cumplen sus horarios ni sus pretendidos códigos deontológicos; en los mercados sigue vendiéndose la fruta, el pescado o la carne sin aportar en las etiquetas la información legal establecida; los médicos y farmacias pasan de hacer facturas; muchos pequeños empresarios y autónomos todavía te ofrecen servicios con IVA o sin IVA, señal de que luego declaran a Hacienda lo que les sale del peine. Telefónica y sus hermanas mafiosas te cobran dinero de más que luego te ves negro para reclamar. Muchas subvenciones y ayudas van a parar a gentes que tienen más dinero que pesan, porque sus ingresos son opacos o traslúcidos. La policía multa cuando le parece (o cuando toca), lo que además de cachondeo, crea una gran inseguridad e impunidad. Las garantías de los productos están de adorno y más aún las oficinas de reclamaciones…
En fin, llegan las navidades y habrá que ir pensando en levantar las manos y que nos atraquen, sin oponer más resistencia que el ineficaz cabreo interno. Algunos (a la vista de las promesas electorales) todavía se creen que algo sale gratis. Lo único que es gratuito en este desmadre de país –en el que hay muchas cosas buenas también, pero de esas aquí no nos ocupamos pues ya se encargan de ellas miles de pelotas, aduladores y lameculos del poder- es la irresponsabilidad de cada cual, que se salva echando siempre la culpa a los demás. Primero, a los que gobiernan y luego al resto de la compaña. Coñe, si los niños cumplen más y mejor las normas que los adultos…
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MARÍA SE BEBE LAS CALLES - PASIÓN VEGA. (A ver si de una vez los cabestros se hacen el harakiri en vez de maltratar a las mujeres).
COLGADOS DEL VIENTO - PASIÓN VEGA. (¡Pero qué bien canta esta mujer!)
miércoles, 21 de noviembre de 2007
OTRA CABRA POR TRESCIENTOS EUROS
domingo, 18 de noviembre de 2007
DE CRETINOS, REBUZNOS Y PADRES DE LA PATRIA
Hace dos semanas, en una tertulia radiofónica, el parlamentario europeo del PP Alejo Vidal Cuadras soltó unos rebuznos sobre el Ilustrísimo Señor Don Blas Infante, padre de la Patria Andaluza según reza en el Estatuto Andaluz. O sea, padre por decreto. Don Alejo, con ese verbo y desparpajo que le caracteriza, llamó “cretino integral” a un señor cuyo nombre la inmensa mayoría de los andaluces asocia con un fabricante de colchones o de almohadas. Pese a lo cual, las fuerzas vivas andaluzas, o sea los tropecientos políticos que mamonean a costa de esa inmensa mayoría –con su consentimiento explícito, que conste- se han cabreado cantidubi pues es intolerable que a la “familia” se la miente de manera tan grosera.
El Ayuntamiento del pueblo donde nació Infante ha saltado raudo, no para asfaltar una calle o arreglar esa farola que lleva apagada desde los tiempos de María Cristina, si no para declarar persona non grata al lenguaraz europarlamentario. El gobierno andaluz, con el mismísimo Chaves a la cabeza, ha hincado los dientes en la yugular del PP porque supone que Alejito ha hablado con el visto bueno de la Ejecutiva que le cobija, lo que indica qué libertad de criterio otorgan a los que forman parte de un partido: nula. En fin, los chicarrones de IU (cuatro gatos) y los del Partido Andalucista (un gato y medio) también han puesto el grito en el cielo. ¡Don Blas Infante clama venganza desde la tumba y nosotros seremos sus justicieros!
Madre del amor hermoso y de la santa majadería… Lo que, en condiciones normales, daría sólo para un par de chistes muy graciosos o un simple y escueto “pues si don Blas era un cretino integral, tú lo eres más”, ha devenido en una tormentaza política de no te menees. Los ignorantes de poltrona oficial ganada a fuerza de no dar golpe o de soltar baba ante el jefe se han puesto a ladrar tanto o más que Cuadras, acusándole de xenofobia, desprecio, antiandalucismo y tal. Gruesas palabras que han sido respondidas por el político catalán (al que en Cataluña tratan como si fuera un apestado) añadiendo más leña al fuego: “Era un personaje estrafalario y hortera”. Menos mal que –según se ha justificado- le merece un “profundo respeto” la persona de Infante…
Una de las lecciones de esta tormenta de noviembre es que cada vez se extiende más la omertá política en cada villorrio y lugarejo, y no sólo en los declaradamente nacionalistas. Hay temas tabúes, devociones intocables, dogmas de fe, personajes de culto que están en el altar laico y político a los que no se les puede mentar nada más que para el sobeo, el peloteo y el mamoneo. ¿Pero qué pamema es esa de la Patria Andaluza? ¿Y qué estupidez la de “Padre de la Patria”, que aborrecería el mismísimo Infante si viviera? ¿Y cual es la Madre, oiga? ¿Y el abuelo? ¿Quizás el abuelo Cebolleta? Claro que, con la tormenta, algunos andalucitos lo mismo se han enterado de quien fue Blas Infante, en lo bueno y en lo malo, que de todo hubo y que a estas alturas ya nos importa bien poco, salvo para masturbarnos políticamente con un pasado que para bien o para mal ya jamás volverá. ¿Tienen memoria histórica los camaradas del PSOE y del PCE sobre lo que sus correligionarios decían de Blas Infante cuando éste vivía y políticamente era un adversario?
Ante una dentellada algo tontaina de Vidal Cuadras, la desmesurada e histérica reacción de las fuerzas vivas del terruño demuestra que en Andalucía empezamos a tener también el mal de amores de otros cortijos del país. Ojo con quien se salga del rebaño. Beeeee, beeeee, beeeeee…..
== VIDEOTECA ==
"CADA VEZ QUE DICEN PATRIA, PIENSO EN EL PUEBLO Y ME ECHO A TEMBLAR..." (Carlos Cano): Tango de las madres locas - Clara Montes y Carlos Cano.
Un divertimento. "Himno de Andalucía". Por LOS FANTASMAS, chirigoteros de Cádiz.
miércoles, 14 de noviembre de 2007
REGRESO AL PASADO CON EL CACHONDEO DE SIEMPRE
EL CACHONDEO DE SIEMPRE. El dibujo que Guillermo y Manel publicaron en “El Jueves” el 18 de julio (infausta fecha, también por otros motivos) en el que ponían al Príncipe Heredero haciendo con su señora lo que todo hijo de vecino hace con la suya cuando la carne aprieta, les ha salido algo caro: tres mil euros de multa por ala. Los amigos –que van de inocentones o se pasan de listos- pensaban que en el país de Zapatero, un chico de izquierdas, su directa crítica a la medida gubernamental del cheque-bebé usando al futuro Monarca como reclamo, les iba a salir gratis. ¡Inocentes, inocentes! Lo que sale gratis es montar un pifostio en un avión, harto de vino y guisqui, obligar al comandante a regresar a tierra tras dos horas de vuelo y de resultas de la gracieta, retrasarlo casi doce horas, lo que debió parecer muy divertido a los 180 pasajeros afectados. El borrachuzo viajero -un tal Melendi, un cantantucho que ya se cree Elvis Presley porque una vulgar cancioneta suya ha vendido unas cuantas copias-, fue absuelto a las pocas horas, libre de polvo y paja. Al pasaje, que les den morcilla, que para eso no son nadie, ni famosos cantantes ni futuros herederos de la Corona. Con tan diferentes varas de medir, encima se cabrearán algunos si otros decimos que la justicia es un cachondeo de tomo y lomo. (Raro será que no metan en chirona al comandante por cambiar el rumbo el avión y cortar de raíz la borrachera del tal Melendi. Son capaces…)
domingo, 11 de noviembre de 2007
LOS RENTISTAS DE LA MÚSICA
En un mundo que se despeña en constante cambio, una especie en extinción es aquella a la que el Puñetas llama “los rentistas de la música”. Son aquellos/as que durante muchos años se han permitido el lujo de vivir de las rentas de un casi único momento creativo musical, de grabarlo y de seguir percibiendo los beneficios de autor o intérprete pertinentes sin más esfuerzo que salir un par de veces en alguna televisión cantando en playbak o de hacer unas cuantas actuaciones en directo en algunas ferias veraniegas.
Ese mundo, por culpa de la interné, se está yendo a hacer gárgaras. Las tiendas de discos cierran sus puertas pues la demanda ha caído en picado al mismo tiempo que las descargas por el emule y otros ha alcanzado cotas de escándalo. Ni qué decir tiene que aquellos artistas de la música que esconden en su interior algo más que una cartera, lograrán sobrevivir, mientras que los clásicos vividores de algún éxito pasado acabarán reciclándose o buscando sitio en las colas del paro de donde, en realidad, nunca han salido pues lo suyo más que trabajar ha sido no dar golpe.
Siempre he considerado que el teatro y la música son primas hermanas. La función teatral no se graba y se vende por miles de copias, viviendo de las rentas de un momento. Los trabajadores del teatro, tras muchos esfuerzos colectivos, levantan su tenderete y todos los días lo exponen al público. Con la seguridad, además, de que cada día siempre habrá matices que harán diferente esa representación a la del día anterior o posterior. En la música debe de pasar lo mismo. Tener disponible una serie de canciones, grabarlas en un disco y a vivir del cuento será un buen negocio pero de arte tiene poco. El artista y toda su trouppe debería “representar” su música día a día, o al menos frecuentemente. Y hacerlo en lugares recogidos, sin grandes masas, sin derroche de decibelios ni gasto desaforado de energía. Así ha sido siempre la actuación musical hasta que llegaron esos rentistas del pop y el rock, que se instalaron en los grandes y mastodónticos conciertos realizados en costosas giras y en los que los espectadores son vulgares hormigas rodeados de miles de otras hormiguitas.
Basta ya de esta concepción filibustera de la música. Ahora, por la evolución de la técnica, más de uno está viendo peligrar su cartera. Ya no vende discos, que grababa con todo tipo de trampas y trucos tecnológicos, incapaces de repetir luego en el directo ocasional. Ahora, si quiere seguir viviendo del invento, va a tener que sudar la camiseta como todo hijo de vecino, actuando frecuentemente ante el público, aunque le asuste; haciendo actuaciones a pequeña escala; demostrando continuamente que lo suyo es la música en vivo y que es capaz de aguantar cotidianamente en un escenario, como hacen sacrificadamente los actores teatrales. (Los de cine ya son otra historia, otros grandes rentistas a los que también les llegarán sus desgraciadas horas bajas).
Por todo ello se han lanzado a degüello contra las nuevas tecnologías, contra los abusos de la interné (que los tiene), pretendiendo mantener el mismo tinglado que hasta ahora les ha dado muchos réditos: un disco cada dos años, cuatro galas y a vivir espabiladamente, que son dos días. No pretendo que se arruinen si no que –los que valgan- salgan de nuevo a la calle a cantar en ella, en los pequeños teatros, en las salas… para disfrute de la música auténtica que no es otra que la que se escucha en completo directo. Para lo cual no hacen falta muchas alforjas. A algunos, los cantautores toda la vida, les ha bastado a veces con su garganta y una simple guitarra. Y en sus actuaciones cotidianas, con tan escaso bagaje, han logrado poner la carne de gallina a sus menguados oyentes. Porque aquí, a ver si se enteran, algunos ya estamos hartos de tocar vinilo, cd o dvd en vez de carne fresca y olorosa. Qué poquito les queda a algunos para seguir viviendo del cuento de espaldas a la música.
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IMMA GALGUEN - "CANTO DE FE"
miércoles, 7 de noviembre de 2007
CON PERMISO, MOHAMÉ: ¡VAYA PAR DE MINISTRAS!
¡VAYA PAR DE MINISTRAS! Hace unos días se produjo un fallo más en un túnel del AVE Córdoba-Málaga, a la altura del pueblo Valle de Abdalajís. Bah, una cosa sin importancia que tiene fácil arreglo con hormigón y una porrá más de euros. Lo que la prensa nacional apenas ha dicho y viene silenciando sistemáticamente es que desde mediados de 2005 dicho pueblo se ha quedado sin agua desde que le perforaron sus acuíferos con las puñeteras obras del AVE, realizadas por chapuceros de tres al cuarto y ministras que no se enteran. ¡Un pueblo en donde jamás había faltado el agua! Ni la ministra de Fomento (una marimandona a la que se le ve el plumero de la incompetencia al primer traspiés) ni la de Medio Ambiente (una sabidilla que se entera sólo de lo que le da la gana) hicieron nada entonces ni ahora para que el bello pueblo malagueño recupere la normalidad acuífera. Merecerían que las emparedasen unos días en el túnel resquebrajado últimamente a ver si así les da por meditar, perder ínfulas y oropeles y se dan cuenta que antes que los trenecillos están las personas de carne y hueso.
domingo, 4 de noviembre de 2007
FÁBRICAS DE BASURA
Hubo un tiempo en que las cosas se fabricaban para que durasen. Y cuanto más durasen, mejor: más ventas y más pedigrí. Así que te comprabas unos pantalones de pana la mar de monos y horrorosos (vistos desde la espantosa moda actual) y podías tener la seguridad de que tenías pantalones para al menos cinco años, poniéndotelos todos los días. Te comprabas una radio, o un televisor o un frigorífico y sabías que su vida útil se podía ir a los quince años con un poco de suerte. Un libro venía tan perfectamente encuadernado que al cabo de cuarenta años está de lomo y papel casi como el primer día. Y qué decir de aquellos juguetes hechos para durar, para traspasarse de hermano a hermano, casi de padres a hijos.
Hoy día nos hemos ido al lado opuesto. Raro es que algo te dure un par de años. Y si te dura, tú mismo le das la voleta y al cubo de la basura. La calidad en la confección ha caído bajo mínimos. Sí, mucha alta tecnología y mucha gaita, pero todo es una pura filfa que –además de complicada- falla a las primeras de cambio. Mucho pantalón de diseño y alto copete, pero al cabo de un año se ha quedado en una piltrafa. Los electrodomésticos ya nacen con fecha de caducidad y aunque algunos presumen de motores con garantía para siete años, tras un par de ellos los tienes que cambiar porque el plástico del interior se ha degradado hasta extremos insultantes. Tanto que presumimos de ordenadores y al final resulta que lo que los mantiene vivos es un vulgar ventilador con tecnología del año la pera. Las televisiones tienen mil cosas y palabrejas en el manual de instrucciones, pero en cuanto te descuidas se les funde una placa o un botón y a tomar por culín. A por otra, porque el arreglo cuesta más caro que la reposición.
Sí, antes las cosas –en proporción- valían más caras, pero eran de más calidad y, sobre todo, duraban lo suficiente para amortizarlas. Hoy día, casi todo son baratijas que no aguantan el más mínimo trote. Y al cubo de la basura. Mientras que antiguamente, por no haber, casi ni había cubo de la basura (casi todo se reciclaba, se remendaba, se traspasaba…), hoy día cualquier familia de tres (la pareja y el perro) sacan todos los días a la calle un bolsón de porquería cuyos detritus cuestan más que lo usado o aprovechado. Por eso, cree el Puñetas que el porvenir negro que nos espera no va a ser por el cambio climático si no porque vamos a morir todos enterrados en mierda y basura.
Mientras que todavía conservo intacta la máquina de escribir Olivetti que mi padre me regaló cuando tenía diez añitos (y mira que ha sufrido millones y millones de aporrreamientos de teclas en treinta años de uso intensivo), en los últimos diez he tenido que usar más de cinco teclados de ordenador: están fabricados con fecha de caducidad. Como casi todo lo que hoy día se fabrica. Y claro, al menda lerenda que esto escribe, que es poco amigo de comprar cosas, salvo las estrictamente necesarias, aunque de calidad; que presume de ensuciar el planeta lo mínimo; que no quiere cachivaches, ni cambiar por cambiar; que le toma cariño a la ropa que se pone (alguna con más de cinco años de faena) y a los objetos que le rodean, porque forman parte de su propia vida e historia, le fastidia mucho, qué digo mucho, le fastidia un horror que ahora le vendan cosas que no duran casi nada, que se rompen fácilmente, que no se pueden arreglar porque nadie sabe ya hacerlo o porque resulta muy caro el intentarlo.
Todo es ya usar y tirar. Todo es un inmenso klinex que se va por el sumidero del derroche y el despropósito hasta formar un gigantesco estercolero del que al final –si no queremos ser devorados por el mismo- tendremos que alimentarnos. ¡En algunos países avanzados ya hasta beben las aguas residuales, previamente recicladas y regeneradas! Al igual que ya compramos envasada el agua que bebemos, algo impensable en mi mocedad, futuras generaciones comprarán botellas de aire porque el corrientucho estará hecho un asco. Un horror, un tremendo horror y error el de este sinsentido derrochador, que acabaremos por pagar de manera irremediable. La naturaleza no es idiota y el que se la hace, la paga.
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CAMPANILLAS BLUES BAND - Templos modernos