miércoles, 14 de noviembre de 2007

REGRESO AL PASADO CON EL CACHONDEO DE SIEMPRE

REGRESO AL PASADO. Ahora, cuando ya no se acordaba de Franco ni la madre que lo parió, nos salen algunos con gilipolleces como ésta: “Izquierda Unida pedirá que Franco deje de ser hijo predilecto de Málaga”. Uno de sus concejales (son sólo dos y, encima, están peleados) pide que se anule la concesión, realizada en 1937. Más o menos, por la época en que vive el camarada Serrano, que así se llama el amigo, aunque cobra en euros del 2007. Con la de problemas, necesidades y proyectos que tiene y necesita la ciudad y al menda lerenda lo más moderno que se le ocurre es regresar a la Guerra Civil –donde debe encontrarse muy a gusto- para recordar una anécdota insulsa que a los malagueños se la suda, si es que la conocían. ¿No sería más sensato que el tal Serrano viajase con su dinerín al Valle de los Caídos y se pusiese en jarras ante la tumba del enano dictador -que la palmó en la camita hace ya más de 30 años- y le llame de todo menos bonito, curando así esa enfermedad llamada “franquitis”, que ya creíamos erradicada, pero que ha vuelto a rebrotar en algunos conspicuos ignorantes de la cosa politiquera? ¿Piensa el camarada que sus paisanos comparten también su misma enfermedad? Si le encantan los viajes al pasado, que se dedique a la arqueología y deje la política municipal del siglo XXI a gente con ideas y visión de futuro. Algunos habrá por ahí…


EL CACHONDEO DE SIEMPRE. El dibujo que Guillermo y Manel publicaron en “El Jueves” el 18 de julio (infausta fecha, también por otros motivos) en el que ponían al Príncipe Heredero haciendo con su señora lo que todo hijo de vecino hace con la suya cuando la carne aprieta, les ha salido algo caro: tres mil euros de multa por ala. Los amigos –que van de inocentones o se pasan de listos- pensaban que en el país de Zapatero, un chico de izquierdas, su directa crítica a la medida gubernamental del cheque-bebé usando al futuro Monarca como reclamo, les iba a salir gratis. ¡Inocentes, inocentes! Lo que sale gratis es montar un pifostio en un avión, harto de vino y guisqui, obligar al comandante a regresar a tierra tras dos horas de vuelo y de resultas de la gracieta, retrasarlo casi doce horas, lo que debió parecer muy divertido a los 180 pasajeros afectados. El borrachuzo viajero -un tal Melendi, un cantantucho que ya se cree Elvis Presley porque una vulgar cancioneta suya ha vendido unas cuantas copias-, fue absuelto a las pocas horas, libre de polvo y paja. Al pasaje, que les den morcilla, que para eso no son nadie, ni famosos cantantes ni futuros herederos de la Corona. Con tan diferentes varas de medir, encima se cabrearán algunos si otros decimos que la justicia es un cachondeo de tomo y lomo. (Raro será que no metan en chirona al comandante por cambiar el rumbo el avión y cortar de raíz la borrachera del tal Melendi. Son capaces…)

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