martes, 14 de noviembre de 2006

EL DOCTOR HOUSE (VERSIÓN MADE IN SPAIN)


La semana pasada miles de médicos de toda España se pusieron en huelga. No pedían ganar más, ni un sillón más cómodo donde sentarse, ni plazas de aparcamiento en los Centros de Salud, ni siquiera más vigilantes jurados para protegerles de los insultos y agresiones de los familiares de los enfermos. Simplemente pedían “tiempo”. Al menos diez minutillos de consulta por paciente. Todo un programa revolucionario al que debían haberse sumado millones de usuarios, unos presencialmente y otros con todo tipo de apoyos, incluido ese voto futuro que se va a ir directamente a la papelera para que a los políticos-basura que nos desgobiernan se les caiga al menos el pasamontañas y les veamos nítidamente las vergüenzas, si es que tienen.


Diez minutos para poder atender educada y doctamente a cada paciente. Menos tiempo de lo que se tarda en tomar un café. Menos de lo que algunos emplean en fumarse un cigarrillo. Pero como si lloviera… Es frecuente que en una consulta diaria un médico reciba a 80 pacientes sin que a ningún Consejero de Salud se le caigan los anillos, el Rolex y el BMW por semejante barbaridad. No tocamos ni a cinco minutos de atención galena.


-¡Hombre, Romualdo, tú por aquí!

-No, doctor House, soy Jacinta.

-Perdona, mujer, después de ver a 79 pacientes antes que tú, date por satisfecha que no te haya confundido con una rata de alcantarilla…

-Vengo a que me vea la garganta, que me duele mucho.

-Eso también me pasa a mí, mujer. Pero vayamos al grano que ya han pasado dos minutos. ¿Te receto unas pastillas Juanolas?

-Yo preferiría tres cajas de Aspirina, dos de caramelos de anís y un tarrito de miel.

-Pues hecho, Jacinta. Con tan poco tiempo como me dan para atenderte, si ya vienes con el diagnóstico y la medicación pensada, llegamos a la hora y hasta nos sobrarán unos segundos para echarnos unas risas…

-Pues sí, doctor, una que es previsora…

-Y ahora, cantemos al unísono, Jacinta: ¡Un globo, dos globos, tres globos…! Ji, ji….


La semana pasada los médicos de atención primaria, hartos de trabajar a ritmo militar, reventaron y dijeron basta. Hartos de emplear el 30 % de su escaso tiempo con el paciente en repetir recetas, entregar partes de baja y otras tareas burocráticas. Por no hablar de ese fenomenal programa informático que todo lo centraliza en la capital de la autonomía y que falla más que una escopeta de plástico. Y mientras no hay dinero para la Sanidad, corre para estúpidas campañas publicitarias que toman a los ciudadanos por imbéciles (la última, esa sobre el desayuno). O los 20 millones de euros que por la Andalucía de mis entretelas se va a gastar el comandante Chaves para engañar al personal y que vote sí, bwana, al flamante Estatuto. O los 3 millones de euros que se van a derrochar en propaganda sobre la escuela pública en plan Alicia en el País de las Maravillas.


-Hombre, don Manué Chave, usted por aquí!

-Güeno, doctor House, ez que tengo un doló serca er borsillo izquierdo y no me da tiempo a llegá a mi médico particulá...

-Bueno, bueno, don Manué… ¿Quiere que le encargue ya la caja de pino? Porque con los cinco minutos que tengo para atenderle -como a todo quisque- usted no llega vivo al final de la consulta…

-Zoy er presidente del gobierno andalú, doctó. Zoy imprescindible. Déjese de tiquismiquis igualitarios y hágame un cardiograma, un pentagrama y lo que sea. Pero cúreme…

-Le quedan dos minutos de consulta, don Manué. Quien a hierro mata, a hierro muere, ya sabe… Además, que quiero que me vean el día de mañana como un héroe nasional… ¿Y dice que le duele cerca del bolsillo?

-Le daré lo que uzté quiera… ¡La campaña íntegra der Estatuto, las empresas de mis hermanos, la consejería de Saniá…! ¡Pero haga algo…!

-Se acabaron los cinco minutos, don Manué. Lo que voy a hacer es irme para Portugal, donde el 15 % de los médicos de atención primaria son españoles, ganan más que aquí y están menos puteados. ¡A la mierda, don Manué!


Bueno, las cosas nunca son lo que parecen, ni como las muestran en las telecacas en esas series médicas tan bonitas. El tal don Manué resulta que era un pobre zumbado que le daba un aire al camarada ese que desgobierna en la Junta de Andalucía desde hace tropecientos años, así que al tipo le dio un ataque de deliriums tremens, agarró la faca que llevaba escondida en el bolsillo que le dolía y arreó un tajo al galeno House que lo dejó allí más tieso que la mojama. Ni Portugal, ni leches. Para una vez que iba a hacerse justicia de la buena, va el doctor y se equivoca de paciente. Claro que después de haber visto antes a 79, era perfectamente comprensible... Y allí se quedó el doctor House, tendido sobre la solería de la consulta. Más sólo que la una. Agarrado a su garrota y esperando una ambulancia que ya no le hacía ni puñetera falta…

3 comentarios:

Jc dijo...

Triste es que los médicos tengan que hacer huelga para poder atender correctamente a sus pacientes.

De todas maneras, ¡olé por los médicos de atención primaria! Ojalá los responsables políticos de la sanidad (y de otros asuntos) tuvieran la décima parte del coraje, la valentía y la vocación que han demostrado estos médicos.

Este tipo de cuestiones te hacen pensar que tal vez no hemos caído tan bajo como uno creía.

Anónimo dijo...

He remirado los datos que sobre la huelga dieron las distintas administraciones, tanto la central como las autonómicas. En todos los casos dieron un índice de participación muy, pero que muy debajo de la realidad, como queriendo decir que la huelga fue un fracaso. ¿Fracaso? ¡Esos irresponsables políticos sí que son un fracaso!

Anónimo dijo...

Sabio como siempre, Don Juan. Nunca este pais había llegado a tal bajeza moral, pues bajeza moral es otorgar confianza a estos desalmados. Por si un "ascaso", como dicen en mi tierra....se trata de la clase política y no de unos profesionales ni mejores ni peores que los demás, pero "puteados" , como casi todos, por ese rebaño.
El único consuelo es que , aunque el Comandante Chaves y los demás pasen olímpicamente de la Sanidad Pública en su esfera personal, también se morirán -como los demás- y sufrirán -como los demás- y tendrán más hipocondría que los demás -pues están todo el p.t. día con reconocimientos, etc.
Salud y ajoyagua, amigo