viernes, 2 de diciembre de 2005

POBRE CATALUÑA, EN QUÉ MANOS ESTÁ

Mi segunda casa, tras Andalucía, es Cataluña. Lo digo por el tiempo que vivo al año en una y en otra, aunque el Puñetas en realidad es de todas partes y de ninguna. Quiero decir que a mí los terruños, el cortijo, el pueblo, la ciudad, región y nación me la traen al pairo. Otro cuento chino más que nos meten desde niños, al igual que la religión, la política y otros grandes embustes superlativos.

Pero, bueno, uno le toma cierto cariño a quienes trata, aunque sean meros entes geográficos rellenados de personas, cada una de su padre y su madre, aunque algunos quieran hacernos creer que juntitas pero no revueltas, constituyen una nación, una comunidad o un bloque de pisos. Tururú, paletos. Así que, desde el cariño por el roce, siento tener que decir la pena, penita, pena que me da Cataluña (tanta como Andalucía, si no más). La culpita la tienen esos tiparracos que vienen gobernándola desde hace ya la tira de años y que arropándose en el amor patrio y la bandera (mamá y papá: no me queráis tanto….) están dejándola como un solar. La que fuera la región (o lo que sea) más próspera de España (o del Estado español, que me da lo mismo) vegeta desde hace unos años en la más absoluta de las mediocridades. Desde que pasaron los juegos olímpicos para mí que no levanta cabeza.

Leo que en todos los rankings económicos de las comunidades autónomas, Cataluña está cediendo puestos a pasos agigantados; que no sólo no se encuentra entre las que lideran el crecimiento, como ha sido siempre, sino que sus porcentajes se quedan por debajo de la media nacional. Hace años que Cataluña no mejora ni se enriquece. Ya no genera la riqueza de antaño. Su industria está perdiendo dinamismo y se están yendo importantes empresas. Ahora están en líos con la SEAT. Mientras tanto, tiene la inflación más alta de toda España y empieza a ocurrir lo mismo en el desempleo pues Cataluña es la única comunidad en la que ha subido el número total de desempleados en los últimos años. Encima la inmigración no para (ya representa el 11 % de la población catalana) y no precisamente de países culturalmente cercanos. A cambio, muchos de los emigrantes de antes, esos que llevan viviendo allí la tira de años, han regresado y están regresando a sus terruños de origen, donde la tranquilidad y el verdadero seny les está esperando. El número de empleos creados en proporción a la población activa se encuentra dos puntos y medio por debajo de la media nacional.

Los mayores culpables de este desaguisado son los políticos que la están hundiendo miserablemente con un endeudamiento enfermizo porque los tíos son unos manirrotos, aunque el bolsillo se lo suelen llenar a escondidas. Los dirigentes de la Generalitat parece que saben poco de economía a tenor de cómo está el patio (y lo que te rondaré…) y algo tendrá de culpa su política excesivamente intervencionista, las barreras al comercio, la creación de nuevos impuestos autonómicos, el cobrar los servicios públicos más caros que en ninguna parte, el poner restricciones a todo lo que se les antoja. Así que tienen a mi querida Cataluña echa unos zorros. Pero la culpa, naturalmente, no es de ellos. La culpa es de Madrid o las Chimbambas. Si es que son como los niños, que no se hacen responsables de nada ni aunque los pilles con las manos en la masa (o sea, en el crédito perdonado de la Caixa). Y eso que durante muchos años han apoyado a los gobiernos centrales a cambio de las correspondientes contraprestaciones típicas de estos casos. Sino llega a ocurrir esto, a estas alturas de Cataluña sólo quedaría el Cata.

Más, no problem. Como siempre ocurre, los pelanas políticos, económicos y las clases dirigentes (incluidas las mediáticas) no tienen culpa de ná. Los responsables son los de fuera y si no los hubiera, la pobre gente de dentro (la morrallita, señor) que es muy mala e ignorante. Más como estos tíos siempre están envueltos en la bandera, que no se la quitan ni cuando van al retrete, pues eso, que toda crítica a su gestión siempre será un ataque frontal a Cataluña. El abuelo Pujol se tenía la lección bien aprendida y sus herederos (algo más progres de boquilla, pero también más torpes e ignorantes) siguen con la misma cantinela. Machos, ¿cuándo váis a ser un poco más originales? Así que ahora la culpa la tienen unos cuantos tocapelotas marisabidillos que trabajan en la COPE, allá en los madriles.

En fin, que con estas letrajas corro el riesgo de ser declarado también persona non grata por el otrora buen alcalde y hoy pésimo honorable, el señorito Maragall y no digamos por sus intrépidos camaradas de gestión, los chicarrones de ERC, expertos en payasadas y numeritos guerracivilistas. Los pobres es que no se han leído la historia de su propio partido y por eso están repitiendo al pie de la letra sus mismos errores de antaño. Allá ellos, aunque les disculpa que con cuatro votos y la suerte de los infelices, les haya tocado el gordo y les dejen mangonear en la Generalitat y en la casa de Zapatero. Ojalá que no acaben siendo la Batasuna de Terra Lliure. Y yo que creía que –con lo jóvenes que son- no tendrían el pelo de la dehesa. Quiá. La historia es una ramera que siempre vuelve a echar los mismos polvos y los mismos lodos. Ya te digo…

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