viernes, 9 de diciembre de 2005

LA POBREZA IMPARABLE

Si en el anterior comentario ponía a caer de un burro a los que mangonean y caspean en Cataluña, ¿qué no voy a decir de los que practican la misma partitura por las tierras andaluzas donde procuro vivir en paz consigo mismo y con los demás? Iba a teclear otra filípica cuando veo que en la edición andaluza del diario El Mundo, el periodista Francisco Robles lo borda, o sea, que escribe lo que yo quería decir pero con más literatura y hasta más mala leche. Tomo prestado parte de su artículo con la razonable sensación de que lo que diferencia en estos momentos a la sociedad civil catalana de la andaluza es que en la primera la prensa jamás publicaría un artículo como el de Robles (tan crítico con los mandarines del Gobierno), mientras que por Andalucía todavía algunos pueden permitirse ese lujo. No sé cuánto tiempo durará.

"En la Unión Europea nos jugamos la pasta que servirá para tapar los agujeros y las bocas de muchos andaluces durante los próximos años. Y Moratinos (ministro de Exteriores), a todo esto, haciendo unos mandados en África. Un tercio mal contado de andaluces vive por debajo del umbral de la pobreza. ¿Y qué? ¿Se ha movido alguien después del último informe del Instituto Nacional de Estadística?

Desde la Junta de Andalucía se ha emitido, valga la paradoja, un profundo silencio. Ese silencio juntero es la mayor exclamación de pasotismo que uno ha escuchado recientemente. Ante la afrenta de las cifras, el elocuente silencio de los que no tienen nada que decir. Habrá consejeros de puente, o escondidos en sus despachos para no dar la cara. Nadie explica los datos, nadie afronta la realidad. La memoria se levanta de vez en cuando y nos trae al señor Zarrías cuando hace unos años hablaba de que pronto Andalucía estaría dentro del paquete de las regiones europeas más desarrolladas. O sea, entre las veinte primeras. De momento tenemos quince regiones por delante de nosotros sin salir de España. Demoledor.

La Andalucía imparable de la Segunda Modernización es el ectoplasma que ha ido creando la ingente y engrasada maquinaria de la propaganda oficial. La Junta es un emporio publicitario, un gigante con los pies de humo. Chaves ha construido un pequeño imperio a su medida, una región mediocre, falta de músculo emprendedor, adicta a la subvención y al pelotazo, deudora del ladrillo y de la especulación. Por eso quiere controlar lo único que nos queda: la construcción, el urbanismo, los planes generales de ordenación urbana donde se cuecen las habas tiernas del poder.

Lo único que nos salva es la estadística. Nos seguiremos comiendo el medio pollo aunque sólo veamos las alitas en el plato. Otros vendrán que menos pobres nos harán. (…) Nuestros barandas parecen alemanes con tanto Audi oficial, pero el resto del personal está ahí, aguantando el chaparrón, viviendo con algo más de diez duros al mes, si eso es vivir y no sobrevivir.

¿Reacciones? Ninguna. Ni de la sociedad civil ni del desmesurado aparato del poder andaluz. Silencio, pueblo chavesiano. Mucho silencio. Que nadie se señale, no vaya a ser que pierda la subvención, el dinero para montar un cursillo que sólo sirve para llenar los bolsillos de los cursillistas, la pastora que apacienta las ovejas que no se salen del redil. Que nadie alce la voz para no enturbiar la pax chavesiana, la balsa de aceite que engrasa las máquinas para que no hagan ruido.

¿Imaginan qué habría sucedido si un ministro del Partido Popular se hubiera ido a África mientras Andalucía se jugaba su futuro en Bruselas? Sería, de momento, el responsable de la pobreza andaluza. Pero ese Moratinos que pidió un libro de chistes de leperos para entretenerse en los viajes, tiene bula. La sana bula de esta laica progresía de diseño. Se conoce que los progres gobernantes y sus amigos opinantes están muy a gustito con esta situación. Y es cierto. Una región donde el personal fuera autónomo y emprendedor no soportaría que el dinero de sus impuestos se derrochara con el único fin del mantenimiento en el poder de la clase dirigente. Y hasta ahí podíamos llegar. Pobres y felices. Como en los villancicos de la inevitable Navidad".

Cierra el Puñetas con esta breve reflexión. El amiguito Chaves sacará su careto reluciente y abultado la noche de fin de año (como hacía aquel dictador de voz aflautada y ahora han copiado todos estos gañupines autonómicos de medio pelo, aunque demócratas de toda la vida, faltaría más) para desear a los andaluces (a mí que me borre) que sigan siendo tan felices y divertidos como siempre, que él seguirá velando y luchando por nuestra prosperidad y que dentro de unos años seremos la envidia de media Europa. Efectivamente, tendrá razón. Seremos la envidia de esos países del ex telón de acero que a estas alturas de la película, sin un Chaves salvador o un Maragall mesiánico, están comiéndose los mocos en el bocadillo. Veremos a ver si un día (cuando vengan peor dadas) no pasamos a engrosar también las filas de esta famélica Europa.

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