domingo, 27 de septiembre de 2009

SACADINEROS


 
Andan las compañías aéreas de un tiempo para acá en plan tontícola, cuando no imbeciloide. Empezaron hace años quitando el refrigerio, luego el bocata, más tarde el periódico. Después se aplicaron en reducir las distancias entre los asientos, convirtiendo los aviones en auténticas latas donde los pasajeros hacen de sardinas. El cuento de tantas restricciones ha sido siempre el mismo:  hace mal tiempo, hace crisis. Luego llegaron tiempos de bonanza pero ellas seguían con la cantinela antigua y llenándose los bolsillos.  Aparecieron entonces algunas compañías llamadas de “bajo coste” que en realidad cobran por todo: por el número de maletas, por kilo de sobrepeso, por escoger asiento u oír música en el avioncico… El ahorro suele venir cuando compras el billete con meses de antelación, jugándotela, pero conforme se aproxima la fecha del vuelo los precios se disparan: un desmadre.

Y como todo se les permite menos que los pasajeros mienten a las madres de los ejecutivos que se inventan y cometen tantas tropelías (además de llevarse unos sueldos de aúpa), algunas compañías ya han soltado globitos sonda para seguir devorando al cliente: pagar menos si se va de pie, por ejemplo. O en la bodega, por qué no. Lo último procede de la muy seria British Airways: cobrar por reservar billete entre diez y cuatro días antes del vuelo.  Y como guinda, cobrar a aquellos que quieran ir sentados juntos (la mami y su hija, por ejemplo) o a los que prefieran ventanilla a pasillo o asiento cercano a las puertas de salida, por si los accidentes.

Como se ve las compañías aéreas –en eso no han cambiado nada- siguen tratando a los presuntos usuarios como vulgar e irracional ganado que pierde todos sus derechos no ya cuando sube a un avión sino mucho antes: cuando compra un billete. Durante años se ha inoculado a los curritos y currantes el sano vicio de viajar; cuando dicha afición ha pasado a convertirse en necesidad, apretarles  las tuercas y clavijas es un deporte aeronáutico de lo más lucido y lúcido. (Eso creen). Pues, nada, que sigan cavando su propia fosa: entre la avaricia, la necedad y la mala gestión, les espera un futuro realmente esplendoroso.

4 comentarios:

Freixo dijo...

Dilecto Don Juan:
"Nihil sub sole novum".
Tales prácticas tienen unos grandes maestros, nuestros políticos municipales.
Estas compañías -casi todas- nos exprimen como un limón, pero tales prácticas las lleva a cabo desde hace mucho tiempo la Administración Local, incluso precediendo, en eso de exprimir, a las con alegria recibidas subidas de los impuestos (sic)del equipo ZP.
La última: Ya eran pocos los aumentos permanentes anuales en el IBI y...¡oh¡ sale a la luz por parte del catastro la bautizada eufemísticamente "Valoración Colectiva de Carácter General" que es, ni más ni menos, que un aumento bestial del valor catastral realizado por el Catastro del MEC a instancia de algunos ayuntamientos, cuya voracidad ya no tiene límites.
¿Resignación?.
¿Cabreo?.
No, tener menos años y largarse con viento fresco, aunque fuera en un vuelo "low-cost", pues la cosa duraría unas horillas de incomodidad, sed, etc. y no toda la vida que nos queda aguantando a esta tropa municipaloide.
Con salud se quede.
Freixo

Impuesto.- Tasa, exacción, tributo, que la administración IMPONE al ciudadano. También se conoce gastronómiamente como "tasa al ajo y agua", es decir, "a .oderse y aguantarse".

Juan Puñetas dijo...

Bueno, don Freixo, no se ponga usted así..., la pobrecilla Administración Local también tiene que comer a dos carrillos, que no todo va a ser cosa de la Central, Autonómica y Diputacional... Los gastos de los jefes y jefecillos locales son muchos y a quién mejor que sacudirles el badajo que a los del pueblo o ciudad, tan desmemoriados que luego van y votan otra vez a los mismos por aquello de la costumbre, del más vale malo conocido que bueno por conocer y porque para qué calentarse la cabeza estudiando quién nos tratará mejor a priori.

Eso sí, a muchos de los empleados municipales del convite no les llega ni las raspas pero en esas minucias no pueden estar los políticos municipales (supongo que habrá alguna excepción y hasta alguno que gane lo que ganaría de estar en su currelo habitual, je, je).

Pero como el tiempo avanza que es una barbaridad, le recomiendo que lea las dos entradas siguientes a ésta, "El pensionazo" y "El sablazo", donde el incremento del IBI parece cosa de niños...

Freixo dijo...

Obrigadinho, Dom Juan.
Me pongo asina, casi asino, porque, como Cicerón a Catilina, "no sé hasta donde "c.ñ." me seguirán tocando los cataplines".
La lectura de "El Pensionazo" y "El Sablazo" no ha hecho más que sumar puntos hacia mi conversión tardía en un antisistema, acratilla en primera fase.
Quede con Dios, ahora que casi nadie quiere mentarlo por ser "políticamente incorrecto".
Freixo

Juan Puñetas dijo...

Me temo que los toca-cataplines van en auge y que, como toíto se les consiente, cada vez están más seguros de que no les devolveremos el tocamiento con un soberano tortazo.

Je, je, a sus años y a los míos, antisistema y acratillas... El mundo al revés: los jóvenes perfectamente acomodados aunque con total incomodidad y los carrozones desacomodados con tanta comodidad y tanta leche.