martes, 16 de diciembre de 2008

ESPERANDO AL DETECTIVE DE LA SGAE

“Señor psiquiatra: Desde que el gobierno zapateril dio carta libre a la SGAE para que hiciera de su capa un sayo con  el canon y el mamon (de mamoneo), andan los garrapiñeros chicos de Teddy Bautista la mar de detectivescos ellos. Lo mismo se cuelan en una boda ajena que meten la nariz en una caseta de feria, que se llevan la pasta obtenida en una gala benéfica. Se han convertido, de un tiempo a esta parte, en el terror de las nenas y nenes. Afirma la afamada Sociedad que el personal va de pirata perdido día y noche por lo que sus socios están perdiendo suculentos beneficios. Olvida que siempre ha habido piratas, especialmente entre los medios empresariales de la música, cine, editoriales y otras gaitas. Ahora los bucaneros se han socializado cantidad y ya hasta el niño de Primaria es capaz de bajarse de interné una canción sin encomendarse a dios, al diablo ni a las SGAE. Así que, desde lo del canon por narices (todos somos piratas en potencia, chorizos de Cantimpalo, y por tanto todos hemos de pagar por adelantado, aunque compremos una batería de cocina) estos tipos y tipas están en plan detectivesco a ver si nos sacan hasta los higadillos con cualquier fruslería". (...)

"Doctor, ando en un sin vivir en mí pues temo que cualquier día, al canturrear afeitándome, se me aparezca un detective de la SGAE saliendo del inodoro para ponerme una multa por derechos de autor impagados. O que abra la puerta de casa cuando esté yo fuera y se dedique a hurgar en mi cedeteca buscando canciones no originales, sin saber el muy subnormal que en mis tiempos me gasté una pasta gansa en vinilos y casetes, habiendo tirado todos a la basura tras digitalizarlos previamente con muchos sudores y esfuerzos. ¡Esto lo ha robado usted de internet, piratón! –sería el grito de guerra al llegar yo antes de tiempo y encontrármelo con la mano en la masa. Vamos, es que cada vez que tuerzo una esquina, en un lugar algo apartado o solitario, tengo miedo de  encontrarme con el detective de la SGAE dispuesto a sacarme los ojos del impuesto revolucionario a poco que me descuide. Y, claro, esto no es vida, doctor. No porque tenga algo que temer, que no, si no porque uno –como casi todo el mundo- anda sin derecho alguno como consumidor, al arbitrio de bancos filibusteros, telecos robaperas, petroleras bandoleras, vendedores sin escrúpulos que te venden como moto lo que no pasa de simple patinete. Y es que, hoy, donde todo se ha complicado cantidubi (vea el ejemplo de las  teles o las cámaras fotográficas), hay que ser un catedrático de la cosa para entender algo de los nuevos artículos tan tecnológicos que nos meten por las narices y evitar así que no le tomen a uno por imbécil, timándole alegre e impunemente. Ya sólo faltaba la Sociedad ésta de Autores, que directamente nos toma por sinvergüenzas, con la anuencia y complicidad del gobierno de turno, progresista él y primer defensor mundial de los derechos humanos. Será de los de sus miembros, miembras y compinches…" (...)

"Sí, doctor, ya sé que lo mío es incomprensible porque no voy al cine, no tengo tele, no compro un puñetero CD, el DVD lo tiré a la basura hace años y sólo escucho música clásica del siglo XVII. Paso de la cultura moderna que ampara la SGAE. Sólo leo a los clásicos, ya sabe Sócrates, Séneca, Bocaccio… Y es por eso que, no teniendo nada que temer, estoy muy  preocupado. Temo, psiquiatrilla mío, que el día que aparezca el detective de la SGAE me dé un arrebato y me ponga a su altura. Porque para esta gente yo, como todo el mundo, soy un ladrón sin presunción alguna de inocencia. Y eso me cabrea muchísimo y me pone de los nervios y me da un sinvivir que no vea, doctor. Y es que estoy resistiéndome, pero lo mismo me da un ataque de locura y pirateo hasta al lucero del alba y a la luna creciente. Si me toman por un chorizo y  me hacen pagar dinerini extra hasta por hacer una fotocopia del DNI, van a acabar porque al final lo sea de verdad, que uno vive en otro tiempo (donde la cultura no era esta mierda de cosa tan mercantilista que tenemos) pero no es un gilipollas. Así que, recéteme algo, psiquiatrilla mío, antes de que pierda la cabeza del todo y cometa una burrada”. (...)

ULTIMA HORA. (Diario El Mundo). Pepito Picatoste, ciudadano ejemplar, natural de El Porrosillo, Reino De Taifas Andalusí, acudió ayer a la consulta del afamado psiquiatra D. Jaime Cantamañanas. Cuando finalizó la consulta, al comprobar que el doctor llevaba una doble vida (en sus horas extras trabajaba como detective de la SGAE), la emprendió a golpes con el diván hasta dejarlo irreconocible. El doctor, tras llamar a la policía, fue ingresado en un psiquiátrico pues manifestaba gran alteración neuronal a consecuencia de las profundas emociones vividas minutos antes. Avisada la SGAE, don Picatoste fue contratado  ipso facto como detective sustituto del doctor hasta que éste vuelva a estar civilmente disponible. Gracias a esta labor tan filantrópica de la Sociedad de Autores nuestro ciudadano ejemplar ha podido superar sus traumas psiquiátricos. ¡Para que luego hablen mal de tan denostada Sociedad! 

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Uy, de música barroca dice el otro... Y del Séneca y del Aristóteles...

Vas dao, Wenceslao.

Que sepas que los derechos sobre la música clásica quizá hayan vencido (algunos, no todos), pero que aún así se mantienen los derechos de autor por las interpretaciones, que no es lo mismo el Carmina Burana (muy cerca (en el tiempo) te lo pongo) interpretado por los niños de San Ildefonso que por la Real Orquesta Sinfónica de Alcornoquillos del Badajete.

Y sobre escritura... ¡Ja!

A mí hija, en su etapa de Instituto, le mandaron comprarse el Quijote, ¿sabe usted?, pero en versión adaptada juvenil prologada por algún mamón metido a prologador y adaptador de quijotes.

Y claro, como los derechos sobre el Quijote parecen haber caducado... los derechos sobre la adaptación para gays y lesbianas, o para el Ministerio de la Igualdad, o para los chavales y chavaleas del Instituto del pueblo de arriba..., esos (derechos) siguen vigentes y hay que pagarlos.

Vas dao, Menelao... Cuidadín que te meten en la trena por tener copia no legal del Adagio de Albinoni interpretado a flauta y mantel por los niños mancos de Baviera.

¡Ja!, y que no te pille la profa de Lite dándole a tu hija el Quijote en versión original, que igual te llega una denuncia por maltrato de obra en las carnes de un menor (o menora).

Prohibido leer el Quijote en versión original (me dijo mi hija que dijo la profa de Lite cuando le mandé recado de que el Quijote que llevaría mi hija al Insti sería el de colección Austral (tomo número 150), el mismo que me sirvió a mí hacía 24 años).

Juan Puñetas dijo...

Querido amigo, me veo en la obligación de aclararte algunas cosillas que el tal Picatoste me ha contado por lo bajini y bajo promesa de off the record, que eso mola mucho y por eso se lo salta todo el mundo.

Yo le argumentaba eso, que lo platónico o lo senequista sigue cotizando en la SGAE porque los derechos corren a cargo del editor, del prologuista y de todo quien haya escrito una sola letra. Vamos, que algunos todavía se forran a cuenta de Sócrates y cía. El muy capullo (me refiero a Picatoste, no al griego) no lo entendía. Para mí que, aparte de lo que cuenta en el articulillo y que me he limitado a extractar, estas dudas acabaron por volverle medio loco, acrecetándose con el miedo a que él -un ser más puro y virginal que la Anita Obregón- pudiera ser tachado un día de ladrón y pirata en toda regla. Yo creo que ese runruneo acabó por volverle medio majareta y por eso tuvo que acudir a la consulta del psiquiatra.

Lo que vino después ya lo conoces por la noticia de El Mundo. Ahora es feliz haciendo de detective para la SGAE pues de paso -como juega en casa- puede piratear todo lo pirateable -hasta el mismísimo Quijote- que nadie le tose. Por si acaso, que tomen nota los lectores de esta historia con tus advertencias. Y, de paso, yo no te he dicho nada, eh, que todo fue off the record...

Anónimo dijo...

Porfa, Dr. Puñetas:
¿Por un acaso estas siglas, acrónimo a la madre que parió no serán una puesta al día de los fielatos de la Edad de Oro de la Dictadura, en donde una empanada de berberechos era gravada con un gravamen tanto si la pasabas para vender, como para regalar, como para comer durante la marcha e, incluso, para arrojar a un vertedero porque los berberechos se había "pasao de fecha"?.
Otro sí digo: Muy buena la historia del Picatoste.
Au revoir, mon cher Docteur.

Juan Puñetas dijo...

Lo mejor de la SGAE es que se lo llevan calentito y el control lo hacen bajo la mesa camilla, sin que nadie se entere. Que eso ocurra con un canon y unas tasas que pone el propio Estado, en una confusión de lo privado y lo público de lo más obscena, resulta muy "divertido". Yo es que me parto de la risa cada vez que pago el canon ese sin saber qué demonios se va a hacer con ese dinero. ¿Usted cree que alguna vez nos lo explicarán la SGAE y los fieles camaradas del gobierneo y el mangoneo?