domingo, 8 de junio de 2008

POLÍTICA DE MIERDA

A semejanza de la Asociación Solidaridad España-Israel, que acaba de sacar un vídeo en que califica a España de “País de mierda” como respuesta al deplorable tratamiento que damos al país hebreo, más de uno estamos tentados de hacer lo mismo respecto a las obras y amores de nuestra clase política. Francamente no sé si Spain es un país de mierda (en realidad todos los países lo son en parte), pero cada vez estoy más convencido de que los que se dedican al mundo de la política en el cortijo central y en los cortijillos autonómicos no huelen precisamente a rosas.


Andamos con las manos tocándonos las vergüenzas pues los pantalones se están cayendo a pedazos por culpa del ciclo económico en que nos encontramos y a los que nos desgobiernan desde todos los ámbitos lo único que se les ocurre discutir es si se trata de una crisis o de una desaceleración. Es una versión actualizada de la fábula de “Los dos conejos” de Iriarte. Ya saben, dos conejitos descerebrados discuten sobre si quienes les persiguen son galgos o podencos. Entusiasmados en semejante disputa llegan los perros y se los meriendan. Así que mientras que los políticos de uno y otro signo discuten sobre el particular, el personal de a pie anda ya pagando los platos rotos y hasta la cubertería entera.


Así llevamos la tira de años: gobernados por una corte de miopes que no ven más allá de sus narices, que no saben qué es eso de realizar reformas estructurales, que siempre se contentan con medidas efectistas de poco vuelo y que tarde o temprano acabarán llevándonos a la ruina a lomos de un Estado carísimo que reventará por los cuatro costados. Más o menos como le ha pasado a la construcción y pronto le pasará a otros sectores estratégicos. Todo ello ocurrirá, naturalmente, con el consentimiento y beneplácito de la afición que ora con su voto, ora con su pasotismo, les consiente todo. Eso sí, cuando llegan las duras todo el mundo pide soluciones mágicas y hasta algunos se echan a la calle en plan “aquí sólo mando yo”, como ya han empezado a hacer los transportistas (cortes de carreteras, piquetes mafiosillos…). En vez de joder a quien corresponde lo hacen también a los de a pie. Que Dios o Alá les conserve el sentido común.


Contemos brevemente un cuento muy hermoso. Había un país repartido en 17 cachitos donde cada vez costaba más trabajo entenderse entre sí, no sólo porque el idioma común era maltratado sino porque cada corralito se dedicaba a hacer la guerra por su cuenta, tipo “el agua es mía”, “el referéndum es mío”, “la pasta es mía” y así. En dicha jaula de grillos quienes realmente mandaban eran las castas dirigentes de los 17 cachitos, aunque los clientes de semejante engendro siempre le echaban las culpas y el éxito de todo al gobiernillo central. Era el país más endeudado del mundo, con serios problemas de agua y de medio ambiente, y encima apenas tenía energía propia. Pese a ello practicaba el monocultivo del turismo, con más de 60 millones de visitantes al año, cada vez más atónitos porque las playas estaban rodeadas de cemento y medusas, los precios andaban por las nubes y la seguridad por las alcantarillas. Por si fuera poco los problemas políticos amenazaban con malgastar la paz social, bien por un sistema educativo incapaz de preparar gente formada y civilizada, bien por una justicia que recordaba el nacimiento de la imprenta, bien por una sanidad desbordada, bien por una vejez de los nativos que había derivado en una imperiosa necesidad de mano de obra extranjera buena, bonita y barata. Así que llegó un momento en que, al tiempo que una gran crisis económica provocaba infartos en medio mundo, el modelo se vino abajo. Entonces los políticos de aquel país tan pinturero dijeron que a mí plim, que el problema era internacional y que las reclamaciones al maestro armero. Si la cosa se ponía peor, tomarían las de Villadiego y santas pascuas. El personal de a pie no salía de su asombro con el desencantamiento. ¿Pero no éramos una maravilla de las maravillas? No hay peor ciego que el que no quería ver ni más tonto que el que no se entera de nada más que de Operaciones Triunfo, Champios League y otros encantamientos de serpientes.


El final del cuento lo dejo aquí en manos de la fantasía del posible lector, aunque es bastante previsible. (Una ojeada a los libros de Historia y voilá). En estos momentos Spain no se encuentra en situación tan dramática como la que refiere el cuentecillo pero con la política de mierda que vienen realizando sus numerosísimos dirigentes-indigentes y la complacencia del personal peatonal, todo se andará en cuanto el cielo se cubra de nubarrones mucho más negros que los actuales. Quizás entonces alguien encuentre en la interné del futuro este articulillo y otros del mismo estilo y diga que no será que no lo avisaron los agoreros de siempre. Para entonces esperemos estar ya criando malvas, por aquello de evitar cobrar los derechos de autor rebozados en vergüenza ajena y remordimientos de conciencia.


Un ejemplo de actualidad sobre nuestra política de mierda. Pongámoslo también en forma de cuentecillo. En un cortijo periférico no llovía desde hacía varios años. El gobiernete local, siempre atento al vuelo de las mariposas y de los moscardones menos a lo que realmente preocupa a la ciudadanía, no se enteraba de la escasez de agua ni leyendo los periódicos. Así que un buen día se dio cuenta que hasta las ranas de los pantanos estaban empezando a comprar cantimploras y a pedir subvenciones para el exilio. Entonces, junto con los alegres chicos y chicas del gobiernete central acordaron hacer un trasvase de agua de un famoso río. Lo sentían en el alma porque eran contrarios a todo tipo de trasvases (manías de maniáticos) y encima el río era propiedad de otro cortijillo colindante. Empezaron las obras pero Dios misericordioso envió señales a la ciudadanía en forma de grandes lluvias. “Vais a comprobar el pobre material del que están hechos los chiquilicuatres que os gobiernan” -vino a decirles sin armar mucho ruido. Y en efecto, poco después acordaron que puesto que ya había bastante agua en los pantanos el trasvasito debía anularse, pese a haber invertido ya su buenos dineros. “¿Y si la sequía se vuelve a reproducir un año de éstos?" –se preguntó Deu. Entonces, el Altísimo humano, disfrazado de vicepresidenta del gobierno central, sentenció respecto al trasvase: “De justicia fue ponerlo en marcha en honor a la igualdad de todos los españoles y de justicia es derogarlo cuando ya no es necesario". La señora fuese, el gobiernillo cortijero aplaudió a rabiar y aquí paz y después mierda. Si esto no es hacer política marrón que baje quien tiene que bajar y que lo diga. (O quizás es que algunos somos subnormales y no sabemos diferenciar entre la mierda y el Chanel nº 5).


== VIDEOTECA ==

HABEAS CORPUS versionean la canción DE LA POLLA RECORD "ELLOS DICEN MIERDA, NOSOTROS AMÉN".



ILLAPU - "SI QUEREMOS". (Eso, si queremos...)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Carísimo Puñetas:
De nuevo me dirijo a Vuecencia, no solo para -como habitualmente- manifestarle mi concordancia de ideas y cabreos con sus planteamientos, si no para -como en este caso- sumarme activamente al cabreo contra esa chusma dirigente, de la que es representante máximo un trilero notorio.
Pero, algo falla. Y lo que falla es el gasto público desproporcionado y desordenado.
Piénsese por el momento que los presupuestos públicos no son diferentes a los familiares.
Pregunta:
¿Qué es lo primero que haría un buen "pater familiae" si los ingresos previsiblemente van a decrecer. Pues, seguro, que restringir los gastos o, al menos , racionalizarlos.
Pregunta:
¿Qué debería hacer el trilero y su equipo en esta turbulencia máxima, mar arbolada o, simplemente María, crisis?.
Pues.....gastar menos y/o hacerlo de manera más racional.
Salúdale en medio de la crisis.
Freixo.

Juan Puñetas dijo...

Amigo, la diferencia entre los trileros y el pater familiae es que mientras los primeros se gastan el dinero ajeno (embolsando a un tiempo el bolsillo propio), el segundo no solo ha de sudarse la pasta si no que si le falta se morirá de hambre. Los primeros, por si acaso, siempre tienen el coche en la puerta por si han de salir corriendo.

Se ve que a usted y a mí, como ya somos algo mayorcitos, los juegos malabares no nos hacen gracia ni nos entretienen, ¡pero a mucho personal le encantan estos numeritos! Así que paciencia y a barajar...