domingo, 2 de marzo de 2008

EL NUEVO BÁLSAMO DE FIERABRÁS: APRENDER INGLÉS


Al menos en una cosa se han puesto de acuerdo todos los partidos políticos que se presentan a las elecciones: hay que aprender inglés, cueste los sudores que cueste. Se ve que si no dominas la lengua del señorito Bush eres un don nadie, un idiota y hasta un analfabeto. Así que propugnan muchos colegios “bilingües”, muchos fascículos en plan “En siete días el inglés está chupao” y ya no sé si hasta subvenciones o créditos para aprender en la academia del barrio. La maravilla de las maravillas es que encima nos regalasen un mes gratuito en las England para perfeccionar nuestra segunda (o tercera) piel idiomática. Ya está aquí, modernizado, el nuevo bálsamo de Fierabrás quijotesco que todo lo cura y soluciona. ¡Ave César, los que no entendemos ni papa de inglés, te saludan!

Saber inglés se ha convertido en una necesidad total para los ciudadanos del planeta Tierra. Cuando todos nos vayamos a la mierda algún día, gracias al cambio climático, a algún desastre nuclear o futbolero, podremos hacerlo al unísono y en plan peliculero: the end. Pero hasta que eso ocurra tenemos bastantes generaciones por delante para intentar aprender, y no sólo chapurrear, el idioma de gente tan ilustre como Robert de Niro, Madonna o David Beckham. Hoy día hasta para lavar letrinas te exigen que sepas inglés, a pesar de que la limpieza no se hace con la lengua. De modo que hay que ponerse manos a la faena.


Los más viejarrancos del lugar, los que pudimos estudiar francés (hoy ya desterrado de las aulas), lo tenemos claro: perdimos el tiempo en nuestra juventud escolar aprendiendo un idioma que está muy bien para hacer el amor pero que en asuntos de la política, el interné, el laboreo y tal no sirve para nada. Los que no estudiamos el inglés por ser el idioma del imperio (ya teníamos bastante con el latín, que era endemoniadamente difícil de aprender), al final vemos como hemos sido barridos del mapa idiomático. A nuestra edad, en que ya sólo desaprendemos, aprender inglés es pura utopía. Saber cuatro palabrejas, vale, pero alcanzar sus esencias lingüísticas resulta empresa arriesgada que sólo podrá traernos algún que otro ictus cerebral. Otra cosa es cuando hablamos de los pardillos de cero años en adelante y de los adolescentes zangolotinos de la Secundaria. Con ellos, leña al mono e inglés por un tubo. Tienen un enorme porvenir a la altura de sus ojos y todo puede pasarles: que tengan que emigrar como hicieron sus abuelos o que competir en casa con gente venida de fuera que sabe inglés, maorí y hasta morse.


En esto de aprender idiomas, cuanto antes mejor. Es cuando la mente está más despejada y en blanco, es decir, cuando uno aprende lo que le echan y ni pregunta. Y cuando uno no se siente ridículo balbuceando con una fonética ajena a la materna. Por todo eso nuestros políticos piensan hacer bilingües todas nuestras escuelas e institutos. (Espero que también nuestras telecacas, sobre todo en horario infantil, o sea, todo el día). Así que nuestros jóvenes pronto podrán aprender las Matemáticas al menos en dos idiomas. Lo que quiere decir que si no se enteran cuando se las explican en castellano, ya me dirán qué van a comprender cuando se lo hagan en la lengua del imperio.


Para los que el mayor problema de nuestro sistema educativo es que la gente no aprende correctamente el inglés, en un futuro muy cercano la enfermedad estará completamente curada gracias al famoso bálsamo. Pero si el gran problema es el propio sistema, entonces hasta es posible que acabemos fabricando analfabetos funcionales bilingües o trilingües. Cuando en la mismísima Universidad, en el idioma castellano, los estudiantes cometen las mayores barrabasadas gramaticales, semánticas y ortográficas (habladas y por escrito), de no corregir las graves deficiencias estructurales que tiene el enfermo, corremos el riesgo de que el mal también acabe atacando al nuevo idioma.


En cualquier caso, y en vista de que en algunas Comunidades autónomas lo prioritario es la lengua autóctona –el euskera, el gallego, el catalán…- y el inglés, cabe pensar que con la extensión de este idioma a toda Spain al menos lograremos que las generaciones futuras puedan entenderse en un idioma común (y no precisamente el castellano). Lo curioso del tema es que en un futuro muy cercano uno no va a necesitar el inglés cuando viaje a los USA porque allí el castellano ya lo hablan más paisanos que aquí.


Adelante con los faroles idiomáticos. Que no se diga que en este país de parlanchines sólo le damos al idioma en plan cutre. En la UE no eres nadie si no dominas el don de lenguas. Claro que, ya puestos, uno recomendaría el chino como idioma preferente: es el futuro que ya está aquí. Al imperio yanqui le quedan dos telediarios.


== VIDEOTECA ==

Como aquí nos gusta llevar la contraria hasta a nosotros mismos, hoy los vídeos no van en inglés, claro. Y para fastidiar, vamos a añadir un tercero que tiene la osadía de ir ¡en francés! Están obtenidos de una página musical muy interesante.

ANNA MARÍA JOPEK: polaca.

JULIA BOUTROS: libanesa.

SANDRINE LA CHANTEUSE: francesa.

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