domingo, 30 de marzo de 2008

EL CHOTEO DEL CAMBIO DE HORA


Si es que lo hacen, pobrecitos, por nuestro bien. Todos los años, a finales de marzo y de septiembre, los que mangonean en la mayor parte del mundo (unos 70 países) deciden darnos en septiembre una hora mÔs de vida y en marzo quitÔrnosla. Es un decir, claro, porque nuestra naturaleza no estÔ pendiente de ese artificio de los minutos y los segundos, pero el caso es que en nuestra vida artificial una gran millonada de humanoides nos tenemos que poner en hora buena si no que queremos acudir tarde al trabajo, ver ya comenzado o acabado el partido futbolero del siglo o perder el tren o el avión. Todos obedientes a una, como anoche. A cambiar los relojes de los tropecientos cachivaches y chatarra que tenemos en casa: móvil, vídeo, dvd, despertadores, relojes, mp3 y el ciento y la madre. El cuerpo, sobre todo el de los mÔs ancianitos y mÔs jovenzuelos sí que nota el cambio horario pero pronto logran adaptarse porque nuestro esqueleto y carnes se adaptan a cualquier tostada.

El pretexto desde el año 1974 es que se nos hacía un favor a los comunes mortales: ahorrar energía durante unos meses y beneficiar por ello al medio ambiente y a nuestro bolsillo. El beneficio que obtiene la naturaleza es tan evidente que sobran comentarios: la pobre estÔ mÔs muerta que viva. El de nuestros bolsillos no se nota (hagan el favor de mirar sus recibos de la luz). Y si el ahorro se produce por parte de las fÔbricas, empresas y multinacionales todavía estÔ por ver que los precios de los productos hayan bajado algún año gracias al famoso ahorro de energía. Todo es una pura patraña.

Lo primero que no dicen es que esta medida tan uniforme beneficia en algo a determinadas zonas y perjudica a otras. El ahorro de energĆ­a producido en la iluminación es ridĆ­culo y se compensa con otros gastos. Ni siquiera el estudio que la UE llevó a cabo a travĆ©s de una consultora privada y de los clĆ”sicos expertos (que opinan segĆŗn quien les contrata y paga) llegó a conclusiones determinantes y claras desde el punto de vista económico y energĆ©tico. Hace poco la Universidad de California estudió durante tres aƱos las cuentas de luz de un cuarto de millón de hogares del Estado de Indiana, incorporado a este choteo del cambio de hora hace tan sólo un par de aƱos. “El estudio concluye que cuando los ciudadanos adelantan sus relojes una hora en primavera gastan mĆ”s energĆ­a que si no lo hicieran. La factura de la luz de Indiana subió unos 8.600 millones de dólares al aƱo por la introducción del horario de verano, a lo que se suman entre 1.600 y 5.300 millones de dólares anuales en costes sociales por el aumento de las emisiones contaminantes. En lugares con clima caluroso el gasto energĆ©tico tiende a elevarse”. (Transcrito de una información encontrada en Terra-Ciencia). No es que uno crea mucho a estos tipos, pero es indiscutible que no hay unanimidad respecto al asunto, por mucho que la UE y otros listos que pululan por el mundo con mando en plaza pretendan seguir dale que te pego con el cambio de horario anual como si todo el monte fuera orĆ©gano.

A falta de argumentos concluyentes en el plano del ahorro (en EspaƱa –donde somos mĆ”s papistas que el Papa- algunos organismos y expertos listĆ­simos en estas lides, hablan de un ahorro de hasta el 5 %: que dios les conserve la vista y el chollo de expertos de la nada) los listos de turno hablan de otros beneficios: a mĆ”s luz solar, mĆ”s asimilación de vitamina D, mĆ”s prĆ”ctica de actividades de ocio y deporte en la calle, reducción del estrĆ©s y de la vida sedentaria, incremento del sector de ocio y turismo, beneficio psicológico en tĆ©rminos de seguridad pues cuando se vuelve a casa todavĆ­a es de dĆ­a, etc. El que no se consuela es porque no quiere. Y asĆ­ seguimos aƱo tras aƱo, con el cambiazo de la hora. Todo es un vulgar cambalache, pergeƱado hace aƱos por una pandilla de cientĆ­ficos lacayos del poder, que dieron a Ć©ste el pretexto para mangonear en algo tan sagrado como el discurrir horario de nuestras vidas y sociedades. Y los gobernantes, oiga, encantados de poder demostrar al personal currante quien manda aquĆ­. Una hora menos o mĆ”s por real decreto y a callar. Eso sĆ­, propugnar medidas serias y eficaces –aunque sean impopulares- para ahorrar energĆ­a, ni mĆŗ. Y mucho menos practicarlas empezando por ellos mismos. ¡Menudo choteo se traen!

== VIDEOTECA ==

CELTAS CORTOS - LA SENDA DEL TIEMPO



MANOLO GARCƍA - NUNCA EL TIEMPO ES PERDIDO

0 comentarios: