domingo, 9 de marzo de 2008

LOS TOTALITARIOS DEL IDIOMA


Escribió el pedagogo Paulo Freire que los oprimidos suelen interiorizar los comportamientos e ideas de sus opresores, de tal manera que incluso una vez desaparecidos éstos tienden a reproducir sus malos modos e ideas. Para liberarse, deberían realizar un proceso de concientización, expulsando de sus vidas y mentes cualquier reducto heredado o que recuerde a sus opresores. Esta argumentación me parece una de las más lúcidas que he oído nunca y sistemáticamente se comprueba en la vida cotidiana pues cuando hablamos de la dialéctica oprimidos/opresores no sólo lo hacemos en el ámbito de la política sino también de la vida cotidiana en que siempre hay unos encima y otros debajo, unos que mandan y otros que obedecen, unos que toman decisiones y otros que las acatan, etc.

Lo que está ocurriendo en España con los idiomas nativos es un ejemplo bien ilustrativo. Expulsados algunos de ellos de la vida pública (o sea, prohibidos) durante la larga dictadura franquista, con el regreso de la democracia se podía haber alcanzado la situación de normalidad y convivencia deseable y natural en estos casos. Pues no. Todavía hay muchos que siguen pensando que el castellano es el único idioma del país y ahora han empezado a salir como setas otros fulanos que, con el pretexto de que el catalán, gallego y vasco estuvieron proscritos en la dictadura, es ahora al idioma castellano al que le toca pagar las consecuencias de aquella moneda. Los antiguos oprimidos quieren ahora convertirse en opresores. Al fin y al cabo es la leche que mamaron.


A nivel individual debería estar perfectamente claro que cada bichejo humano debe hablar el idioma que le salga de sus órganos genitales y boquita. O, si se siente más cómodo, puede usar la mudez, el tartamudeo o la confusión de lenguas. De igual modo, cada cual en su negocio puede emplear el idioma que le salga de las puñetas. Allá cada cual con sus saldos particulares a fin de mes. Ni estas nimiedades respetan los totalitarios del idioma. En Cataluña, por ejemplo, los politicastros de la Generalitat llevan años a la caza y captura de los comerciantes que no rotulan en catalán sus escaparates. ¿Y a ellos qué coño les importa?


Otra cosa es que los sistemas educativos públicos tienen entre sus obligaciones la enseñanza del lenguaje nativo (aprendido en casita de manera oral desde que uno viene a este perro mundo), dotándolo de toda la parafernalia del caso: normas gramaticales, vocabulario, ortografía, técnicas de escritura y lectura, etc. Se trata de que los educandos no se queden en la superficialidad del idioma, procurando acercarles a su estructura más profunda, esa que permitirá dar un salto de calidad e inteligencia pasando de la mera asimilación repetitiva a la comprensión y creatividad. Si no hay dominio adecuado del idioma no hay generación de ideas, que necesitan expresarse mediante la palabra o las grafías. Evidentemente el sistema educativo no puede enseñar tropecientos idiomas, a lo sumo dos o tres. Uno de ellos, el propio o nativo, y al menos otro de carácter más universal, para entenderse fuera de la tribu. Normalmente se recurre al idioma de las tribus cercanas por aquello del intercambio económico y sexual. (Vean que aquí no mezclo churras con merinas, es decir idioma, nación, Estados y otras gaitas artificiales, sino simplemente comunidad de gente que vive en un territorio más o menos común, o sea, tribu. Para qué vamos a usar tecnicismos rimbombantes y engañosos…).


Sin embargo, los nuevos dictadores del idioma (que ya no sólo actúan en nombre del castellano sino también de las lenguas antiguamente perseguidas) andan intentando que el personal de a pie sólo hable en el idioma tribal o nativo. Naturalmente, los más inteligentes y acomodados de estos dictadores ya se encargan de educarse y educar a sus retoños en los otros idiomas (la vida es dura, muchachos, y hay que estar preparados para comer el jamón y el Rioja del futuro…). Reproducen así el comportamiento típico de todos los totalitarios: niegan a la mayoría del pueblo lo que ellos comen y disfrutan a manos llenas. En esas estamos en Galicia, País Vasco, Cataluña… y otras Comunidades autónomas y cortijillos. Todavía escandaliza a muchos que se pueda estudiar catalán o gallego en Andalucía o en las Chimbambas, o que se hable catalán en un taxi de Madrid o Sevilla. Y todavía hay gentuza que no sólo multa a un comerciante por no rotular en el idioma nativo sino que se atreve a ningunear al idioma vecino y también propio –en este caso el castellano- por imperativo político: el que les sale a ellos de sus cojones.


Hoy estoy pariendo un articulillo la mar de seriote, con escasa concesión a la ironía, pero es que ante comportamientos tan birriosos y dictatoriales no cabe el más mínimo cachondeo. Los unos y los otros quieren imponer el idioma que hay que hablar, a la imagen y semejanza de su estupidez lingüística. Les repele hasta el más simple bilingüismo y a este paso acabaremos entendiéndonos mutuamente en un inglés chapurreado. Así que, ya puestos en la tesitura de hoy, permítanme que me cisque en toda la parentela de estos sátrapas del idioma, sea éste el castellano, el catalán, el vasco, el gallego o el de la madre que los parió. Cada cual tiene el derecho y el deber de aprender el idioma que le salga de sus narices y de sus necesidades. Es así como se aprenden los lenguajes comunes y cercanos y lo que tienen que hacer los mamporreros de la política es no impedir este fluir tan sano y natural de la ciudadanía, que al final acaba convergiendo en función de sus propios intereses in-di-vi-dua-les. Como algunos descerebrados con mando en plaza tratan de impedirlo con sus intereses bastardos, el Puñetas los declara gente aborrecible y cavernícola: ¡que les den morcilla! (Creo que en gallego también se dice “morcilla”, en euskera “odolki” y en catalán “botifarró”. Y ya puestos, en francés se dice “boudin”, en inglés”black pudding” y en japonés”morushîya”). Como dijo el clásico viendo el desastre que se avecinaba: menudo morcillón estamos haciendo…


== VIDEOTECA ==

Hoy tiramos la casa por la ventana incorporando a nuestra videoteca tres vídeos musicales en sendas lenguas tribales: el euskera, el vasco y el gallego. Y para que nadie se sienta ofendido por el adjetivo (no peyorativo) ni por la exclusión, un cuarto en castellano. La música suena igual de deliciosa en unos como en otros, lo que demuestra que los dictadores y catetos de las diversas tribus deberían hacerse el harakiri como medida higiénica y purificadora. O sea, cortarse la lengua en pedacitos…

En catalán: "L'àguila negra"

En gallego: "O Pozo de Arán"

En euskera: "Bizkaia Maite"

En castellano: "Miénteme"

0 comentarios: