domingo, 16 de marzo de 2008

LA MALA EDUCACIÓN


El jueves 6 de marzo, en el suplemento EL CULTURAL de El Mundo, venía un interesantísimo reportaje sobre “la agonía del humanismo”. Algo en lo que este Puñetas puñetero viene insistiendo también desde hace tiempo, aunque con escasa sabiduría y peor arte. Basta echar un vistazo a la cultura y la educación que nos rodea para darse cuenta que estamos en claro retroceso, si exceptuamos una élite que, por otra parte, siempre ha existido.

Cuando el saber está más al alcance que nunca en nuestras sociedades occidentales y presuntamente avanzadas; cuando los sistemas educativos tienen unos recursos y medios que jamás soñaron, aunque todavía sean cortos; cuando la información nos sale ya hasta por las orejas, resulta que las nuevas generaciones tienen problemas para entender lo que leen e ignoran los saberes más elementales. Parece ser que con una pátina de conocimientos científicos (escasos, porque la sabiduría científica exige una dedicación y sacrificio que pocos están dispuestos a ejercer), el uso de los más avanzados instrumentos técnicos y tecnológicos (métase aquí a la interné y a otros cientos de cachorros que funcionan casi por sí solos) y adobado todo con el chapurreo de uno o dos idiomas extra, ya tenemos al nuevo ciudadano capaz de afrontar todos los peligros que se le vienen encima en el presente siglo.


Hay síntomas evidentes de que no sólo estamos en un desnortamiento cultural generalizado sino que sus consecuencias están ya afectando a nuestra salud física, mental y también a la del planeta. El gran colchón que evitaría parte de este malestar está en dotar a todo el personal de los suficientes anclajes culturales y de conocimiento que les permitan saber quienes son, dónde se encuentran, hacia donde vamos y qué hacer en esta situación. Es decir, necesitamos una mayor calidad en el conocimiento, traducido en menos publicidad, propaganda y mentiras facilonas, y más humanismo y Humanidades. La pregunta es si ello interesa a alguien, especialmente al sistema social imperante.


El sociólogo francés Claude Michéa (empiezo a tomar algunos apuntes del reportaje mencionado más arriba) “plantea el tantas veces debatido, y no siempre bien ponderado drama del declive inexorable de la enseñanza humanizada desde un atrevido enfoque que va más allá de las habituales discusiones bizantinas acerca de las torpezas de los planes educativos. Su tesis se apoya en una constatación empírica: la forja de ciudadanos ignorantes, y por tanto acríticos es una condición necesaria para el correcto funcionamiento de las sociedades de consumo avanzado. Se requieren consumidores educados en serie, sin referencias culturales, sin pasado, volubles e intercambiables, puros átomos sin voluntad zarandeados sin fin en el flujo incesante de la publicidad. La cita es larga pero creo que centra bastante la cuestión.


El mencionado reportaje pregunta poco después su opinión a los que llama “Sabios”, algunos de los intelectuales españoles con una formación humanista más sólida y completa. Naturalmente, a esta gente tan listorra no la conoce ni dios y, probablemente, ni a este le interesarán sus opiniones, por decirlo burramente. Pero como aquí sí nos interesan finalizo con varias citas para el debate y la reflexión.


“Enseñar se ha convertido, por lo general, en un estigma de sufrimiento, en una lucha de unos pocos, los profesores, probablemente cada vez menos, contra alumnos, familiares, sociedad y gobernantes. (…) Nos hacen falta la tecnología y el inglés como nos hace falta saber afeitarnos o conducir un coche pero al fondo cultural profundo que está en la historia, en las literaturas, no se le presta sin embargo atención”. (Rodríguez Adrados).


Resulta escaso el aprecio social por una educación que vaya más allá de lo utilitario. Lo lúdico y lo que ofrece una fácil satisfacción inmediata se impone en la distribución del tiempo y los gustos de la mayoría, embotando de paso su aprecio por la cultura más tradicional. (…) Es muy difícil que se cambie de rumbo porque se trata de una tendencia muy general y no sólo española. Tiene mucho que ver con el dominio de lo tecnológico, el consumismo a ultranza y un hedonismo vulgar y muy cómodo”. (García Dual).


“Si las humanidades asumen un papel cada vez más vicario en una educación en la que se privilegian los saberes técnicos es a causa de una equívoca visión de las mismas como adquisición fría de conocimientos y no como adquisición de conocimientos relevantes para las conductas. (…) Cuanto más pobres sean culturalmente las nuevas generaciones menos capacidad tendrán para asumir conocimientos, métodos, valores, actitudes, etc”. (Pablo Jauralde).


“Las humanidades no son la panacea pues lo primero que hay que plantear es la educación o la formación del individuo, dándole las herramientas suficientes para despertar la curiosidad y el espíritu crítico, pero evidentemente éstas son armas peligrosas para los gobernantes, que en muchos casos parecen preferir súbditos con anteojeras”. (Carlos Alvar).


PD: Enlace a un artículo de Pérez Reverte de hoy mismo que habla sobre el particular.



== VIDEOTECA ==

CHARLA DE UN JUEZ QUE SABE CÓMO ESTÁ EL PATIO: EMILIO CALATAYUD


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