miércoles, 9 de enero de 2008

REPARTIENDO LECHES


SIN TREGUA NAVIDEÑA. Mientras el Puñetas aprovechaba la quincena navideña para cerrar el pico y las teclas no pariendo ni mú (para no incordiar en fechas tan señaladas), las dos Españas aprovechaban la energía extra que aportan los turrones y el marisco típico de tan señaladas fechas, para lanzarse a degüello los unos sobre los otros, la una sobre la otra. Tiene miga que la Iglesia aproveche la ocasión en que tiene al Niño Jesús en pañales para tirárselos a la cara al gobierno zapateril con la cantinela de siempre: “La familia es una comunión indisoluble del hombre y la mujer”, “los padres tienen la obligación fundamental de educar a sus hijos en la fe”, etc. Pese a música tan manida, acudieron a oírla miles y miles de personas, muchas más que cuando los políticos cantan sus famosas coplas verbeneras en sus mítines cochambrosos. Esta vez, sin embargo, la musiquilla fue algo más belicosa que de costumbre: “la sociedad española vive una gran amenaza social con legislaciones inicuas e injustas", "la cultura del laicismo es un fraude y un engaño” y, chin pon, “por este camino nos dirigimos a la disolución de la democracia”. ¡Agárrate, Pepe Luí, que vienen curvas! Así que el Gobierno de España y parte del extranjero se ha puesto hecho un basilisco, con razón, aunque en su fuero interno dando gracias a Dios porque los obispos, cardenales y hasta el Papa le hayan dado munición electoral hasta los mismísimos idus de marzo. De todo el perejil montado el muá se queda con esta frase antológica de José Blanco, el cabeza hueca que lleva las riendas del PSOE cuando Zapatero está durmiendo, o sea, casi siempre: “Preséntense a las elecciones o manténganse al margen de la política”.Pero Pepiño mío, ¿todavía no te has enterado que la Iglesia lleva metiéndose en política dos mil años?


LA PUPITA DEL ETARRA. Otros que tampoco descansan en Navidad ni fiestas de guardar (con lo que cometen pecado mortal y tienen luego que confesarse con el padre Setién o adláteres) son los chicarrones de la Eta puñetera. Machos de pelo en pecho cuando tienen una pistola en el cinto con la que disparar a traición a un desgraciado o cuando disponen de un coche bomba con el que derribar los muros de la patria enemiga, pillando debajo a quien haga falta o a quien pase fortuitamente por allí. Pero esa fanfarronería chulesca se les va por el inodoro en cuanto un guardia civil les pone las manos encima. Entonces claman “mami, pupita” y se mean las patas abajo. A los dos minutos lloran como bebés, cantando todos sus crímenes e incluso La Traviata, si es que se la saben. Les ponen la mano encima para detenerlos y enseguida se les rompen un par de costillas y les entra la gripe o el sarampión. Angelitos míos, que toman por imbéciles a los guardias, creyendo que éstos van a poner la otra mejilla para que se la vuelen alegremente. Suerte tienen de “luchar” contra un país que se la coge con papel de fumar en el trato con los delincuentes, siguiendo la máxima del inspector Méndez: “las dictaduras siempre patean los huevos a los inocentes y las democracias nunca patean los huevos a los culpables”. Otro gallo les cantaría si sus neuras y delirios fuesen contra otros países donde estas cosas se las toman a la tremenda. Tienen, en cambio, tanta suerte que ni siquiera acabarán pudriéndose en la cárcel, y si no, al tiempo. Escuchando de nuevo a Méndez: “Acabaremos proclamando que la maldad forma parte de los derechos humanos”. Verbigracia, cuando la realiza un menor de edad. Cláusula a la que cualquier día de éstos se acogerán algunos etarrinos. PD: El comisario Méndez es un afamado personaje de ficción del escritor Fco Gonzáles Ledesma. Las citas están recogidas de su libro “Cinco mujeres y media”. Lo recomiendo.

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