Hoy domingo la Santa Cofradía Nacionalista del Catalanismo Político ha salido a la calle a lloriquear un poco, como es su costumbre habitual. Llevan gobernando en Cataluña desde que se reinstauró la democracia, lo hacen con amplísimas competencias pero siempre la culpa de que las cosas vayan mal se debe al gobierno central, sea quien sea quien gobierne en éste. Así que, en su hiperbólica lloriquera, unos fallos en los trenes de cercanías atacan la “dignidad” del país. ¡Mare de Deu, cuánta idiotez!
Pero no es de estos llorones profesionales de quién hoy deseo escribir, si no de unas declaraciones al hilo del citado acontecimiento lacrimoso. En él no han participado los socialistas catalanes, a pesar de que suelen ser antes catalanes que socialistas. Y es que quien gobierna en Madrid es el jefe Zapatero y el jefe ha tocado a rebato para defender por tierra, mar y aire a la ministra de Fomento Magdalena Álvarez. Ya se sabe que donde manda patrón no manda marinero, máxime cuando éste no tiene a donde ir si el jefe te echa del barco. Así que todo el mundo a callar y a quedarse en casita. Pero hete aquí que don Joaquim Nadal, preclaro socialista de boquilla y etiqueta, actual Consejero de Política Territorial y Obras Públicas (el equivalente –en escala catalana- a la incompetente ministra fomentera), ha dicho lo que hasta ahora nadie se ha atrevido a decir en voz alta: “Si Magdalena Álvarez fuera del Partido Popular, sí participaría en la manifestación”. Oiga, y se ha quedado tan ancho…
Don Nadal se ha retratado personal y colectivamente. Es decir, ha dicho lo que piensan y hacen todos los políticos sectarios de este país, que son mayoría absoluta: no razonan o actúan sobre la realidad concreta y los hechos objetivos, sólo contra sus adversarios políticos en función de sus propios intereses y estrategias. La hipocresía y la desvergüenza de semejante actitud (reconocida públicamente en esta ocasión) descalifica de por vida a estos cagamandurrias de la política ecuestre, rama asnal. Quiere decir don Joaquim, que si el caso del Prestige le hubiera estallado en las manos a un PSOE gobernante, su partido jamás hubiera organizado protesta y manifestación alguna. (Los hechos son buenos o malos en función de mis propios intereses bastardos, no según sus consecuencias sobre la sociedad, la población o la naturaleza). De igual modo, si hubiese estado en el poder el partido socialista cuando pasó lo del 11M, o la guerra de Irak, nadie dentro del partido hubiera movido un dedo señalando las mentiras o el error estratégico. Todo se hubiera justificado, aplaudido y premiado.
Ahora cambiemos las siglas políticas y supongamos qué hubiera hecho el Partido Popular de haber estado en la oposición ante un PSOE gobernante al que le pasa lo del Prestige, la guerra de Irak o el 11M. No hace falta tener mucha imaginación para poner en boca de los líderes peperos todos los sapos y culebras y todas las descalificaciones posibles hacia “esos socialistas que nos llevan a la ruina, a la guerra y al horror”. Y como en el terreno de la política borriquera no se salva ni la madre que los parió, cambien nuevamente de siglas y donde dice PP, pongan Izquierda Unida o Convergencia y Unión o Partido Nacionalista Vasco o a quien deseen, cambiando también las siglas de los gobernantes. ¡Decenas de combinaciones sobre unas mismas consecuencias: los otros son siempre los culpables y nosotros unos chicos estupendos!
Hoy la Cofradía del Santo Lloriqueo se ha movilizado en Barcelona porque algunos trenes de cercanías no funcionan a consecuencia de la incapacidad de una ministra y unas cuantas empresas. Cuando el derrumbe de la barriada del Carmelo nadie de esta santa cofradía se movilizó y nadie se consideró incapaz: claro, ellos eran los responsables. Ningún hermano cofrade se da golpes de pecho o se aplica el cilicio a la espalda cuando un día sí, y el otro también, comprobamos como en la querida Cataluña las cosas van a peor, sea en la educación, la economía, las libertades y lo que toque, gracias a su gubernamental indigencia politiquera e intelectual. En estos casos los muy puñeteros se la envainan y no dicen esta boca es mía ni sueltan ninguna lagrimita cocodrilera. Sólo se equivocan, mienten, lo hacen mal y van contra la dignidad del terruño los que gobiernan en la otra trinchera. Tienen un rostro de cemento armado que no pueden con él. Estos, los otros y los de más allá.
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DIVERTIMENTO POLÍTICO: Ayer decíamos lo mismo que hoy (pero cambian las siglas y los carotas).
CRIS JUANICO - "El tren de mitja nit"
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