viernes, 19 de octubre de 2007

¿POR QUÉ ALGUNOS DESPRECIAMOS TANTO A LOS POLÍTICOS?


Es hora de reflexionar, leñe. En el post anterior –al hilo de la actualidad- calificaba de “sargento” a la primorosa vicepresidenta, de “inútil” al lendakari de una parte de la sociedad vasca y “trío la, la, la” a ese tripartito gobernante en Cataluña. Pero, ¿cómo calificar al pepero don Mariano tras su patriotero vídeo de hace una semana, envolviéndose en la bandera española hasta cuando va a mear? ¡Y cómo llamar a ese presidente del gobierno que se dirije al personal en plan compadre contándole unas trolas con faltas de ortografía: ¿Humildad en ZP? A otro perro con ese hueso!


Para reflexionar seriamente y sin impedimentos, fuese el Puñetas dos días al desierto de Almería para darle al coco sesudamente en compañía de la mortificación y austeridad de estos casos, comiendo sólo unas hierbas del camino y bebiendo exclusivamente agua de Solán de Cabras, hasta que comenzó a levitar y echar espumarajos por la boca. Era el momento esperado: el de saber porqué demonios le tengo tanta tirria al personal que cobra su nómina por hacer de político profesional, jodiéndonos al resto del personal más que beneficiándonos.


Y entre otras cosillas que afloraron desde mi más allá, se encuentran las siguientes:


* Me repatea el que tomen a la gente por idiota.

* Me niego a admitir en mi club de gente prestigiosa a quien jamás realiza una autocrítica.

* Por cada problema que solucionan (si es que lo solucionan), crean otros muchos.

* Insultan, amenazan, etiquetan, humillan, culpabilizan, dan golpes bajos y traen al presente antiguas disputas que –salvo a ellos- a nadie interesan.

* Son los únicos que en el mercado de la venta y la propaganda (en donde son unos maestros) se dedican a poner como un perejil a la competencia en vez de resaltar exclusivamente sus méritos propios, partiendo de los hechos reales y comprobados.

* Porque siempre están a la defensiva respecto a ellos y al ataque respecto a los demás.

* Porque con este proceder dan una imagen a la ciudadanía de conflicto permanente.

* Porque la razón siempre está de su parte y nunca en los otros.

* Porque sus consensos se alcanzan tras el chalaneo, la venta y compra de favores y el no hay más remedio que pactar, nunca por convicción.

* Porque mienten más que hablan.

* Porque no admiten la independencia de criterio ni la buena fe en el resto del personal.

* Todo lo quieren tener bien controlado, desconfiando de quienes van por libre.

* Porque rehuyen el compromiso con sus votantes, no dando cuentas de su gestión personalmente, uno a uno, en sus demarcaciones electorales, escudándose en que lo suyo es una labor de equipo (o sea, del partido donde se cobijan y, a veces, esconden).

* Porque no saben escuchar, ni a los rivales laborales ni al personal de a pie que no vivimos de la política.

* Porque me molesta a quien sólo quiere vivir de los aplausos. Por eso se rodean de pelotas y de seres habitualmente inferiores y mediocres.

* Muchos no se ganan el sueldo, o cobran demasiado por no hacer nada más que ser palmeros del jefe.

* Su imaginación suele ser la habitual de un mosquito. Antes de que empiecen a hablar ya se sabe lo que van a decir. Pura monotonía monotemática.

* Cuando las cosas marchan más o menos bien, ellos son los responsables. Cuando vienen las vacas flacas o la cagan, no saben, no contestan. O los culpables son los otros.

* En vez de partir siempre de los puntos e ideas en común –que algunas habrá, digo yo- lo hacen desde el desencuentro y la rivalidad más estúpida.


En fin, camaradas, qué decir de unos tipos y tipas que se creen que son los que mueven el mundo, el país, el cortijo o el villorrrio. Así que el mismo desprecio que ellos nos tienen habitualmente a los don nadie (excepto a los que se arrodillan bajo sus pies practicando los bellos deportes del peloteo, el sobeo, el baboseo y el mamoneo), es justo y solidario que algunos les demostremos a ellos que la cosa es recíproca. Y aunque no somos muchos, a ver si se dan cuenta de su lindo proceder–tan listos como son- y lo cambian algún siglo de éstos. Aunque me da a mí que (a la luz de la historia reciente y pasada), aquí de lo que se trata es de seguir en lo de siempre: ellos arriba y nosotros debajo. Aquí todo cambia menos su particular manera de entender la política y la convivencia. Menos mal que, aunque habitualmente dormido, el gentío suele ser mucho más sabio y templado que quienes dicen representarlo con los fraudes electorales habituales. Si no fuese así, esto sería un continuo vivir sin vivir. He dicho.


ÚLTIMA HORA:


Un ejemplillo de lo que digo en el post. Hoy domingo, en el diario SUR, hay una entrevista a Chaves, presidente actual de la Junta y candidato del PSOE a las elecciones autonómicas andaluzas del próximo mes de marzo. El amigo dice: "En las elecciones se pondrá en juego si Andalucía avanza o retrocede". Es decir, que si gana él, todo será maravilloso y si gana alguien de la oposición, retrocederemos a la época de las cavernas. Supongo que llegado ese hipotético caso (no hay peligro: lo tiene todo atado y bien atado) llamará gilipollas a todos los que auparon con su voto a otra alternativa política.


== VIDEOTECA ==

¡QUÉ LÁSTIMA! (León Felipe, Rafael Alberti y Chambao).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Nada que hacer, querido amigo, tenemos lo que tenemos y es difícil cambiar. Se alega -en defensa estéril- que es cosa común en el universo del mundo político y sus adláteres eso de la mediocridad, mendacidad, estupidez y otras "virtudes" teleogales.
Es decir, que mal de muchos, consuelo de tontos.
Pero es que nuestro caso es exponencial y el del entorno lineal .
Estoy al borde del "perded toda esperanza".
Siga con salud y virtud.

Jc dijo...

Tal vez se deba a alguna de estas causas:

1.- Se trata de una banda de tuercebotas que no saben hacer la "o" con un canuto.

2.- Se marcan a sí mismos unos sueldos astronómicos por no hacer nada mientras los que chuzamos de sol a sol sin descanso ganamos una miseria.

3.- Tienen la desfachatez de asignarse a sí mismos una pensión de jubilación del 100% con sólo dos legislaturas (8 añitos) de cotización mientras los demás necesitamos 35 años para tener derecho a ese mismo porcentaje. Y subiendo.

4.- Son incapaces de hilar tres frases seguidas sin mentarle la madre al contrincante.

5.- Nos toman por estúpidos a quienes hay que indicar y señalar todo, absolutamente todo, lo que debemos o no hacer, lo que podemos o no hacer.

6.- Son capaces de vender a su propia madre en el mercado de esclavos por mantener la poltrona.

7.- Jamás nos cuentan lo que tienen previsto hacer si llegan al poder. Lo único que nos dicen son las desgracias que nos sobrevendrán si llegan los contrarios.

8.- Una vez en el poder se pasan por "el arco del triunfo" todas sus promesas electorales.

9.- Mienten con un descaro, una desfachatez y una insolencia fuera de lo común. Son capaces de negar haber dicho algo que acaban de decir hace diez minutos y, cuando uno, grabadora en mano, les demuestra que sí lo han dicho, le atacan diciendo que es que usted no ha sabido interpretar sus palabras.

10.- Son malencarados, broncos, maleducados, vagos, presuntuosos, soberbios, desvergonzados, desleales, ....

Podría seguir así hasta el infinito, pero creo que queda bastante reflejado el porqué de mi desprecio a los políticos.

Juan Puñetas dijo...

Pues ya somos tres...Y subiendo en las encuestas...