miércoles, 5 de septiembre de 2007

EL CUENTO DE LOS TOPILLOS. (Un poco largo, pero muy didáctico)


Las primeras referencias que tengo por la prensa sobre la plaga de topillos que asola tierras de Castilla y León se remonta a mayo, aunque la cosa ya venía iniciándose desde el otoño del año anterior. Las organizaciones agrarias ponen la voz de alerta y la Junta se hace la sorda señalando que hasta abril tenía comprobado que no había plaga y que menos teatro y drama, que para eso ya está el cine. Todo estaba controlado. Gobernantes, técnicos, expertos, científicos que comen en el pesebre y gente afín lo tenían muy claro: niet, ná de ná, okey. Topillos, cero patatero. Los agricultores (gente desconfiada y protestona) replican que los daños en los cultivos ya son importantes, que la cosa se va a descontrolar y entonces las pérdidas serán “incalculables”. Los sindicatos agrícolas exigen la “rápida intervención de la Administración regional en el control de la plaga”. Es cuando algunos empiezan a hablar de 500 millones de topillos, 400.000 hectáreas afectadas y otras menudencias. Los agricultores, ya se sabe, es gente muy exagerada que, encima, sabe pocas matemáticas. Tranquilidad, que aquí estamos los políticos y los expertos para hacerlas bien y solucionar el problema… cuando se produzca. Lo de ahora remitirá por sus propios medios naturales.


A mediados de junio los gritos del personal afectado (incluso gente que ve como sus casas son un hotelito 5 estrellas para tan repugnantes bichejos) empiezan a llamar la atención de las telecacas y prensa nacional. Ahora, piensan, el asunto saldrá fuera de la región y estos tíos tendrán que mover el culo por narices, aunque quizás ya se nos haya ido de las manos el problemón, dada la proximidad de la cosecha. Recemos para que la cosa no se extienda al regadío y a la uva. Se empiezan a producir las primeras concentraciones de protesta ante las narices de esos culos que no se mueven. Se reclaman medidas como la quema de rastrojos, limpieza de cunetas, uso de venenos. Por aquí y por allá la inventiva del personal hace de las suyas para convertir aquello en una carnicería de topillos, al grito de o acabamos con ellos o ellos acaban con lo nuestro. Hasta muchos zagales se apuntan a la carnicería, aunque más de uno demuestra con sus sádicas maneras que de mayor será carne de psiquiatra. También se exigen ayudas económicas y ecétera, cosa a la que la gente del campo también es muy dada. Al final, el consejero juntero de Agricultura accede charlar sobre el tema con los afectados antes que le llenen la consejería de topillos y topillas hasta en el cajón de su mesa. Pero, como la cosa no es urgente y le han pillado haciéndose la manicura, habrá que esperar unos días para recibir a los representantes de la plebe (ciudadanía, en tiempos electorales). Entonces fue cuando nos enteramos que ya desde septiembre del año anterior venía poniéndose la voz de alerta, aunque los sabios de la Junta se reían a carcajadas en torno a las calenturientas chifladuras de esos destripaterrones de sol a sol que sólo saben pedir y protestar. Fue cuando se autorizó el uso de un veneno, que poco después se prohibió pues afectaba a otras especies. ¡Dios mío, qué sabia sabiduría!


Hartos y desesperados, y ayudados por las calores de agosto, algunos agricultores y algunos de sus representantes empiezan a desbarrar acusando a los ecologistas y a ciertos laboratorios de responsables directos. Empiezan a ver enemigos por todos lados. "Queremos saber de dónde ha venido, quién lo ha echado y por qué no hay interés para acabar con la plaga" –señala un conocido sindicalista, largando en el habitual plan en que este tipo de especimen también nos tiene acostumbrados. No culparon a Bush sobre el particular porque ya bastante tiene el meningítico con su plaga de Irak, bien merecida por otra parte. Llegados a este extremo, los topillos ya eran los causantes de todo: contaminaban el agua, asustaban a las niñas y hasta eran responsables del incremento de las hipotecas. Ay, la desesperación, qué mala consejera es… "Agua con topillos es lo que la sociedad de Castilla y León está consumiendo hoy cuando abre el grifo de sus casas", sostuvo el presidente regional de ASAJA, poniendo el careto del lado izquierdo para que saliera bien parecido en las telemierdas. Y a todo esto, los topillos, a lo suyo: a fornicar para tener muchos topillillos en unas semanas y a engordar como cerdos comiéndose todo lo comible a su alrededor. ¡Todo menos el culo de los expertos y politiquillos que deberían haberse adelantado al topillazo!


Al final, parece ser que algunos han empezado a moverse. Y digo “parece ser” porque como por arte de magia, uno ya no ve apenas noticias en la radio, teles y prensa sobre los malditos topillos. Cuentan algunos que la Junta de Castilla y León tuvo/tiene por fin un plan y que espera con él eliminar al 95 % de los topillos. A ver si nos enteramos de cómo acaba la cosa, porque ha sido llegar septiembre, empezar la Liga y salir a escena los políticos nacionales para hacer campaña electoral (aunque todavía falten más de 6 meses), para que de los topillos sólo hable el Puñetas, en este largo cuento. Una pena, porque el menda ya tenía casi conseguida la solución definitiva al problema: una pequeña canción con ultrasonidos que –cual flaustista de Hamelin- llevaría en fila india a esos quinientos millones de bichejos hasta depositarlos en un horno crematorio. Claro que si hay una casa de fabricación de productos alimenticios que pague algo, yo no tengo ningún problema en cambiar la dirección de los topillos… Espero ofertas.


-----------------------

PD: Aquí dejo un enlace a un artículo, en el que el sector experto-técnico-sabiondo del asunto “aclara” el porqué de la plaga y cómo “desaparecerá también por causas naturales”. Recomiendo que se descarguen el documento que se cita al final del mismo: "Consideraciones científico-técnicas…", cuya lectura les dejará absolutamente anonadados. Sabiamente anonados, quiero decir. Hoy, en vez del vídeo, nos va a entretener alguno de estos párrafos del documento, aunque sean sacados de contexto.

“La especie comenzó a colonizar las tierras más bajas de la submeseta norte, de carácter eminentemente agrario, aparentemente a partir de valles fluviales (ríos Eresma y Esla) a finales de los años 70, si bien la información científica disponible es insuficiente para estar seguros de este extremo. (…). El peso relativo que los factores intrínsecos poblacionales y los factores extrínsecos (principalmente clima, vegetación y depredación) tienen sobre la dinámica poblacional de los topillos en Castilla y León sigue siendo desconocido. (…) Si hay algo que la evidencia científica acumulada puede garantizar es que la densidad de topillos volverá a caer hasta valores más normales. (…) La mejor solución puede pasar por no intervenir y dejar que la población de topillos se colapse y retorne a valores numéricos más reducidos. (…) Una vez expuestas nuestras consideraciones, llegamos al punto realmente importante de esta situación, y es ¿qué hacemos?”. Y AQUÍ SE ACABA EL DOCUMENTO. ¡Oiga, que no es broma! ¡Compruébenlo por sí mismos!

4 comentarios:

Jc dijo...

¡Acojonante! Sabía que los "expertos" que tenemos por estas tierras en las que me tocó nacer y vivir eran todo menos listos. Pero dejar constancia por escrito de tal grado de estupidez supera los límites de lo imaginable.

Anónimo dijo...

Acojonante y anonadante, porque después de leerme numerosas noticias y referencias sobre el tema, me encuentro con un artículo de un experto y me digo, por fin voy a enterarme de algo objetivo y de las soluciones sobre el tema. Y cuando se remite a otro artículo, este firmado ya por varios "técnicos" y tras disquisiciones, geografías e historias nos acercamos al punto culminante, escriben: "llegamos al punto realmente importante de esta situación, y es ¿qué hacemos?".

Pues ya has visto, fin del artículo y paso a las referencias bibliográficas. Nuestra cruzada contra tanto experto de pacotilla ha encontrado otro nuevo frente. Pero así es casi todo. No sé si te habrás fijado en la nueva campaña de un ministerio destinada a evitar accidentes infantiles. Bueno, pues te salen los "expertos" con consejos como que hay que poner tapa-agujeros en los enchufes, que no hay que dejar sólo al niño pequeño cuando se baña... Varios millones de euros, ¿para ésto?

Ya no sé si es que toman a la gente por imbécil, que ellos lo son, o que hoy día es experto cualquier mindundi.

Anónimo dijo...

Hola Juan Puñetas..
Tu primer apellido empieza por g?

Juan Puñetas dijo...

No, querido amigo. Mi primer y único apellido empieza por P de Puñetas.Yo soy un personaje de ficción, cuyo padre putativo gusta del anonimato (es muy tímido, el pobre) y del que cada vez me estoy independizando más. Su primer apellido es la J. Como él dice, J de "jodido", de "jolgorio", de "jamón" y de "jienense". Si andas buscando a alguien, con las pistas que has dado es más difícil que buscar una aguja en un pajar. Un cordial saludo.