viernes, 1 de diciembre de 2006

AGARRADOS A LA BOTELLA


“Embotellada. Así está parte de nuestra flamante juventud española: perfectamente embotellada, etiquetada y empaquetada. Lista para consumir y consumirse. En perfecto estado de cóctel con alcohol. Si es que da una alegría verla tan contenta, dicharachera, despreocupada, inocentona y cachonda….” Estas lindezas escribía el Puñetas allá por el mes de marzo de este año. Desde entonces acá han llovido muchas litronas, melopeas y toneladas de basura en las calles. La diferencia con entonces es que el botellón juvenil (y no tan joven) está siendo institucionalizado oficialmente en algunos sitios. En el actual Reino de Taifas no sé cómo andará el asunto por los distintos barrios, pero por si no lo conocen, allá va para ilustrarles como está la movida por el cortijo del Sur.


Para empezar, la Junta de Andalucía se ha puesto manos a la obra elaborando una ley que da vía libre oficial al botellón. Nuestros chicos tienen derecho a divertirse los fines de semana a horas bien intempestivas (pongamos de 11 de la noche a 4 de la mañana) dándole al frasco en plena calle y echándose al coleto todo tipo de bebidas alcohólicas hasta llegar a la borrachera y vomitona si se tercia o apetece. Una diversión la mar de chusca, pero es que parte de nuestra queridísima juventud (entre la que abundan muchos universitarios que sólo se dedican a pasear los libros desde su casa a la Uni y viceversa) no encuentra otras fórmulas de sociabilidad, cachondeo y salubridad que la de inflarse de cubatas y calimochos al aire libre. Si hubieran nacido cuando sus padres, en que por no haber, a veces no había ni televisión, este sector de juventud semi-alcoholizada se hubiera muerto de asco, pena y aburrimiento. Tienen la fortuna, en cambio, de tener tropecientas mil formas de divertirse pero –mire usted por donde- resulta que la única que les hace tilín es esta del botellón, la mejor manera de hacer polvo la salud propia y de fastidiar la ajena pues miles de vecinos tienen que aguantar el ruido, la suciedad y hasta la insolencia de nuestros prohombres y mujeres del mañana. (Jo, qué porvenir les/nos espera…)


Pero no perdamos el sur. Decía que la Junta ha dado carta de naturaleza al botellón sacándose de la manga una ley que, básicamente, se encarga de echarle el muerto a los Ayuntamientos. Con este proceder, hasta el más tonto sería un estupendo legislador: cuatro letras mal escritas, el mochuelo a otro y a cobrar tan ricamente a fin de mes. Menudo morro. El plazo para que los Ayuntamientos andaluces habilitaran un botellódromo en el que no fuese tan evidente y salvaje el fastidio a los vecinos, ha traído de cabeza a los ediles municipales pues este fin de semana se acaba el plazo legal dado por don Manolito Chaves y sus indocumentados lebreles. El Ayuntamiento de Málaga, ciudad donde resido, ha tenido la ocurrencia de establecer el nuevo centro de reunión alcohólica en un sitio céntrico, colindante con un Parque exótico del que (ahora está en obras) no quedará ni un plátano pocho en cuanto los beodos se dediquen al bello deporte del bebercio. También colinda el lugar con las instalaciones portuarias, con lo cual lo mismo hay suertecilla y algunos mamados desaparecen del mapa tirándose al agua creyendo que es ginebra.


Ñoras y ñores. Para que nuestros mozalbetes agarren tranquilamente cogorzas y mierdas varias en el nuevo lugar de esparcimiento, el Ayuntamiento cortará el tráfico por la zona todos los fines de semana en el horario establecido. Se llevará una amplia representación policial desatendiendo, lógicamente, a otros lugares de la ciudad. Se habilitarán servicios públicos portátiles (sí, esos que nunca encontrará usted, ciudadano inocente, en cualquier hora corriente del día). Destacará un equipo especial de limpiadores para a partir de las 3,30 de la madrugá limpiar la zona y dejarla como los chorros del oro. Se tomarán medidas para evitar la invasión al Parque, vallándolo o poniendo una pared de metacrilato. Y todo este dineral y energías para que nuestros muchachazos y muchachazas se trajinen el hígado y la cirrosis. O sea, que nos sale la borrachera colectiva por un pico. A todo esto, la oposición (gobiernan los “fachas” del PP y opositan los “demócratas de pacotilla” de IU y PSOE) criticando que el tema no se haya debatido en la Mesa Social de la Movida. Sí, han leído bien. Moviola: Mesa Social de la Movida. Mientras que muchos de nuestros abueletes andan pudriéndose por las esquinas sin un mal centro social donde pasar sus horas de asueto y mientras miles de niños se tiran horas colgados de las videoconsolas y telecacas porque instalaciones deportivas hay las justas, una parte de nuestra valerosa juventud tiene asegurada la diversión bebible tal como si fueran marqueses o condes.


¿Y qué van a hacer nuestros politiquillos ante el panorama? ¡Pues tragar! Incluso los más demócratas de pacotilla defienden el botellón como cauce de expresión, de solidaridad y de cuchi-cuchi entre nuestra juventud, “la más preparada de toda nuestra historia”. Será preparada para beber… Pues no, pues algunos no tragamos. Que le pongan mesa y mantel, pues vale, no en mi nombre, pero bueno. Si es eso lo único que se les ocurre... Pero que encima pretendan pasar por loable una costumbre y diversión absolutamente impresentable, por eso no pasamos algunos. ¿Vale, tíos?

2 comentarios:

Jc dijo...

Dice el refrán que "mal de muchos, consuelo de tontos", así que como te considero, amigo Puñetas, cualquier cosa menos tonto, no creo que esto te consuele. Pero a nuestro ínclito "hay untamiento" de León se le ha ocurrido la brillante idea de habilitar una carpa (aquí hace bastante más frío que en Málaga) para que nuestros muchachotes no se mojen cuando llueva ni pasen frío con las heladas.

Se ha puesto para celebrar "fiestas universitarias", una vez que la Universidad las ha prohibido en su recinto debido al estado en que quedaban sus instalaciones después de de las tales juergecitas.

Y lo más grave es que no se les ha ocurrido mejor sitio para ponerla que a veinte escasos metros de una escuela de educación primaria. Supongo que para que los más pequeños se vayan habituando a lo que les espera en unos años.

Anónimo dijo...

Para acompañar al refrán que citas, se me ocurre este otro: "todo lo malo se pega menos la hermosura". Así que en León, con su carpa y todo. Supongo que hasta con calefacción. Y con el 061 en la puerta por si algún bebedor se atraganta, mientras que a cualquier ciudadano abstemio que lo necesite tendrá que esperar su buen rato. Y en ésto, ya ves, todos los colores políticos actúan con idéntico criterio. Lo que demuestra que, en el fondo, nos gobierna la misma tropa de indocumentados.