martes, 5 de diciembre de 2006

UNA GUARDIA "CIVIL" MUY "MILITAR"


Si hay un cuerpo de funcionarios que viene siendo puteado y requete-puteado desde hace la tira de tiempo, ese es el de la Guardia Civil. Siendo una organización cuyos integrantes pertenecían en su mayoría al pueblo más desamparado y sencillo, el franquismo la utilizó para reprimir brutalmente a ese mismo pueblo, pese a lo cual a muchos de sus miembros se les tenía estima en las distancias cortas pues su otra misión, la de socorrer y ayudar a ese mismo pueblo en asuntos de seguridad y urgencia, la cumplía a plena satisfacción. Quién no ha tenido un guardia civil en la familia, aunque fuese un tío de la prima del nieto de un sobrino.


Con la llegada de la democracia se pensaba que la Guardia Civil iba a ser desmilitarizada y que pasaría a desempeñar un papel de policía realmente “civil”, especialmente en el mundo rural y en ciertos sectores especializados: droga, terrorismo, tráfico… Sin embargo, han pasado los años y no hay tu tía. Ahí sigue la Benemérita de Cuerpo presente militar, con el cabreo consiguiente de sus miembros, a los que los jefes y políticos les llaman “números”.


Ni siquiera los gobiernos de “izquierda” del PSOE son capaces de cambiar la legislación y hacer que entre el aire limpio y hasta los derechos humanos en la Guardia Civil. Porque cualquier delito, pena o falta que comete un agente, implica un penalización objetivamente excesiva, máximo si se la compara con la equivalente de la vía civil. Y es que a los “números” se les aplica la legislación militar, tal como si todavía estuviéramos en pleno franquismo (en este tema, desde luego, lo estamos). Mientras un Tribunal del País Vasco acaba de anular el cese a un empleado que se copió documentos de su empresa, a un guardia civil le quieren empurar tres años y medio porque abrió una carta ajena dirigida a su superior, cuando asumió el mando accidental del cuartel por permiso urgente del jefe, y entendió que la misma era un documento oficial. Luego resultó que el contenido era una invitación a una montería por parte de una sociedad de caza. Tres años y medio por esta chorrada.


Los guardias civiles son los funcionarios policiales peor pagados, los que cumplen los horarios más amplios, los que viven en las peores condiciones, los que están sujetos a un régimen de disciplina más estricto. Y, sin embargo, forman el cuerpo policial más eficaz, bien deteniendo terroristas y mafias, bien jugándose la vida para salvar a gente que se pierde por ahí. Lo último, el reciente rescate de 25 personas perdidas en el pico 'Mencilla', en Burgos. Por no hablar de su delicado papel en las carreteras españolas, donde se les reduce a poner multas y multiplicarse con los radares. Pese a ello, los siguen tratando a patadas los gobiernos de turno y también muchos ciudadanos, que se escudan en algunos garbanzos negros (normalmente algunos jefes, alfombra del poder) mientras otra mucha gente solicita que no cierren el cuartel en el pueblo o se lleven a los guardias a otro lugar más lejano pues saben que al día siguiente el terreno se infectará de oportunistas chorizos y alguna audaz banda procedente del extelón de acero.


Tal es la degradada situación en que se encuentran los integrantes de la Guardia Civil que hay unos 3.000 efectivos de baja psicológica. Y todo gracias, básicamente, al carácter militarizado en que los siguen manteniendo. Ello hace que se produzcan sentencias tan monstruosas como la recientemente aplicada al guardia civil que ha sido condenado a seis meses de cárcel por un Tribunal Militar por ausentarse dos días de su puesto de trabajo en 2001 aquejado de una gastroenteritis tras informar por teléfono a las autoridades pertinentes de que no acudiría a su puesto, aunque no presentó la correspondiente baja laboral por enfermedad, adivina tú porqué. Le acusan de cometer un delito de "desobediencia en acto de servicio de armas". ¡Tiene bemoles la cosa! Y mira que en Europa (cuya palabra apesta en boca de algunos policastros de este puñetero país) lo tienen claro: “La Corte Europea de Derechos Humanos ha condenado al Gobierno español por violar los derechos humanos y libertades de un guardia civil al que se arrestó durante seis días. El guardia, que se encontraba de baja, abandonó su comandancia tras dar aviso a sus compañeros, para atender a un familiar que se había puesto enfermo y que, finalmente, murió. Al volver, su superior le arrestó por no dar el aviso por el cauce reglamentario. El agente cumplió la sanción en su domicilio” (El Mundo, 24 noviembre 2006).


Los Guardias Civiles vienen reclamando al Gobierno que cumpla con sus compromisos electorales y reforme el régimen disciplinario, apruebe la Ley de Asociaciones e inicie el proceso de desmilitarización. Don Zapatético silba para otro lado, aunque sigue confiando en los mismos agentes para que le detengan algunos etarras cuando le interesa, confisquen droga para que él saque pecho ante los medios o trinquen a la mafia urbanística de cualquier lugarejo del país para demostrar que el que la hace, la paga. Nunca tan mal rey tuvo vasallos tan fieles. Y lo mismo cabe aplicar a los Presidentes anteriores, que nada hicieron por solucionar la sangrante cuestión. Es cómico que a un Cuerpo Militarizado se le siga llamando Guardia “Civil”.

2 comentarios:

Jc dijo...

Ya lo dijeron de D. Rodrigo Díaz de Vivar.
"Dios, ¡qué buen vasallo si hobiera buen señor!"
Lo triste es que casi 800 años después de aquél todavía sea aplicable la frase. Es decir, que en este putiferio los gobernantes han sido unos ignorantes, unos soplapollas y unos cantamañanas, al menos desde la Edad Media hasta nuestros días.

¡Aviados estamos!

Anónimo dijo...

No soy nada devoto de las fuerzas policiales, aunque sé que cumplen un papel muy necesario, pero el puteo que le tienen a la Guardia Civil es de juzgado de guardia si aquí tuviésemos algo de decencia política. Pero ya ves, pasan los gobiernos unos tras otros, todos les prometen que los van a desmilitarizar, a subir el sueldo, a dignificar su vida e igual que llegan, se va. Así que comprendo su cabreo actual. En realidad es la misma historia de siempre. Ahora son los "civiles", antes era el ejército de reclutas forzosos (los que tenían pasta, no iban) al que trataban a puntapiés y mandaban a Filipinas, Marruecos o Cuba a morir absurdamente para defender el ego patrio de los gobernantes de turno, y mucho antes son los tercios de Flandes, el podrido ejército del Imnperio donde nunca se ponía el sol y así. En efecto, ¡qué buen vasallo si hobiera buen señor! Y en eso seguimos, a pesar de que ya pisamos el siglo XXI.

Hablando de estas cosas, hace unos meses leí "Magallanes", de Stefan Zweig. La historia de la primera vuelta al mundo. Te lo recomiendo vivamente porque, aparte de que está escrito de una manera bellísima (Zweig sí que era un intelectual y escritor como la copa de un pino), te das cuenta que -en el fondo- seguimos como entonces: individualidades, gente inconexa que tiene que apañárselas como puede hasta en las mayores gestas, mientras que los "señores" siguen en lo suyo: el trinconeo, la buena vida y el obstaculizar todo lo que se mueve. La editorial es De Bolsillo, aunque por internet también lo puedes consiguir en las numerosas páginas de ebooks gratuitos que hay. Conocer la epopeya de Magallanes y ElCano, relatada por un escritor alemán que pasó de la gloria al exilio cuando llegaron los nazis a su país, nos muestra que en algunas cosas seguimos siendo los mismos de entonces.