martes, 20 de junio de 2006

POPURRÍ DE COSAS MÍAS


ORTEGA TENÍA RAZÓN. Decía Ortega que «ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil» (La rebelión de las Masas, «Prólogo para franceses», IV). Pasados casi 80 años desde que lo escribiera, es preciso reconocer que tenía mucha razón.

CANTAMAÑANAS A GOGÓ. "Nuestras sociedades viven obsesionadas por el conformismo, porque se componen de individuos que alardean de singularidad pero alinean su comportamiento con el de todos". (Pascal Bruckner, en “La tentación de la inocencia). Borreguitos por aquí, borreguitos por allá. El corral se nos queda cada día más pequeño.

ESE BICHEJO LLAMADO HOMBRE. Me alineo con Mencken, periodista norteamericano de las primeras décadas del siglo XX, conocido y temido por su osadía irreverente y desmitificadora. En sus sátiras sociales y políticas era simultáneamente cínico, inconformista y netamente destructivo. ¡Un angelito! De su libro “Prontuario de la estupidez humana”, Ediciones Martínez Roca, rescato este pequeño fragmento. “Dentro del reino de los animales el hombre es un producto chapucero y ridículo. Pocas otras bestias son tan estúpidas y cobardes como él. No hay otro animal que esté peor adaptado a su entorno. Todos los errores e incompetencias del Creador llegan a su apogeo en el hombre. El hombre es el único de los animales terrestres, aéreos o marinos, que es inepto por naturaleza para adentrarse en el mundo que habita. Debe vestirse, protegerse, fajarse, acorazarse. Su situación es eternamente idéntica a la de una tortuga nacida sin caparazón, un perro sin pelo, un pez sin escamas. Es el supremo payaso de la creación. Y sin embargo esta es la pobre bestia que nos invitan a venerar como si fuera una joya incrustada en la frente del cosmos. Este es el gusano que nos invitan a defender como si fuera el favorito de Dios sobre la Tierra, con sus millones de cuadrúpedos más valerosos, más nobles y más honestos: sus leones soberbios, sus leopardos ágiles y vistosos, sus elefantes imperiales, sus perros fieles, sus ratas intrépidas. Este es el bicho que nos exhortan a reproducir, con infinitas dificultades, penurias y gastos”.

ERRATAS GLORIOSAS. Haciendo limpieza de libros para dejar hueco a los que vendrán, me despido de "Vituperio (y algún elogio) de la errata". He aquí un par de erratas clamorosas, recogidas en él: El folletón "Arroz y Tartana", de Vicente Blasco Ibañez, en su primera edición decía: "Aquella mañana, doña Manuela se levantó con el coño (por ceño) fruncido". El poeta Garciasol sufrió una errata en un verso que en vez de decir: "Y Mariuca se duerme y yo me voy de puntillas" decía: "Y Mariuca se duerme y yo me voy de putillas".

MENOS DEFENSORES DEL PUEBLO Y MÁS VERGÜENZA TORERA. Hay un cargo institucional que se llama "El defensor del pueblo". Como es lógico y natural, en este país tan autonómico y plural tenemos muchos defensores del pueblo. Está el nacional, señor Múgica y está el andaluz, señor Chamizo (es el que me cae más cerca) y supongo que cada autonomía tendrá el suyo. O sea, que a priori los ciudadanos estamos muy defendidos, aunque la cosa la pagamos a precio de oro, porque cada uno cobra, aparte equipos, oficinas, dietas y otras gaitas. No sé si nos traería más cuenta que las Administraciones nos asignaran un abogado de cabecera. Igual daba también para un policía de oficio. Por cierto, que al defensor del pueblo andaluz parece que se le queda pequeña su clientela y a tenor de sus frecuentes manifestaciones y habituales preocupaciones, también le podríamos llamar Defensor del Pueblo Rumano, Defensor del Pueblo Marroquí, Defensor del Pueblo Sahariano, Defensor del Pueblo Subsahariano, Defensor del Pueblo Iraquí... Y me parece muy bien, siempre que primero se ocupe de los andalucitos, que son los que le pagan. Aunque, con el poco caso que le hace el gobierno andaluz cuando se queja, no me extraña que quiera ampliar su radio de acción.

TIMOS MODERNOS. No están todos los que son pero sí están todos los que son. Son algunos de los timos más frecuentes, aunque para muchos sean completamente legales. Aquí no hablamos de legalidad. Aquí hablamos de calidad del servicio, de precio justo, de verdad y mentira. SON TIMOS: El servicio de atención al cliente de las operadoras de telefonía. Los gastos de correo de los recibos de los bancos. El 90 % de las cosas que se dicen en las campañas electorales. El cuerpo de muchas famosas recauchutadas. Los telediarios. La "independencia" del diario EL PAIS. El concepto de "Nacionalidad Histórica" recogido en la Constitución. Los datos de la inflación. Las canciones que se emiten por la tele "en play black". El precio de la mayor parte de la ropa. El "servicio público" que prestan las televisiones. La "O" de Obrero del PSOE. La “P” de Popular del PP. Que España fue bien y que ahora va requetebien. El precio de los CDs de música. La Navidad. La mayor parte de los alimentos que tomamos. Esta relación de timos.

CON RETRANCA. Me encanta que la gente del cine sea tan pacifista, tan contraria a la guerra y esas cosas. El mundo del cine es un mundo sensible y comprometido. Claro que podría predicar con el ejemplo y empezar desterrando de las pantallas tanta escena de violencia gratuita, tanto crimen y asesinato filmado con delectación y alevosía, tanta sangre sin venir a cuento...

REIR PA NO LLORAR. -Mamá, ¿ por qué si papá es negro y tu eres blanca, yo soy amarillo? -Hijo, después de la fiesta que hubo aquel día, alégrate de no ladrar.

PROVOCANDO CON MUCHO AMOR. Si no fuera por el amor, seguramente viviríamos mucho mejor. Nadie mataría por amor a su patria, por amor a sí mismo, por amor a unas ideas religiosas o políticas, por amor a un grupo, por amor al dinero.... Si todo el mundo pasase olímpicamente del amor, seguramente nos iría mucho mejor. Pero no tenemos remedio, así que seguiremos amándonos toda la eternidad aún a costa de -como la abeja reina- exterminar a nuestro prójimo con tanto amor como llevamos dentro.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

En "Provocando con amor" no se puede decir tanto en tan pocos renglones.