viernes, 14 de abril de 2006

BAI, BAI, GILIPOLLAS...



Acaban de celebrarse las elecciones en Italia, ese país venido a menos desde que Julio César se fuera asesinado al otro barrio. Una prueba, por si hacía falta otra más, de que la especie humanoide viene degenerando desde que Adán y Eva se comieron aquella puñetera manzana en el aburridísimo Paraíso. La campaña electoral fue de lo más divertida gracias a ese ser mostrenco llamado Silvio Berlusconi. El hombre siempre tan ocurrente y lenguaraz. “Venceremos porque no somos gilipollas” –había dicho en un mitin en que todo el mundo saltaba (contagiado por la emoción y la estupidez del líder) al grito de “¡un bote, dos botes, comunista el que no bote!”. Está visto que sacar todavía a pasear al perro comunista despierta las bajas pasiones en mucha podredumbre (perdón, quise escribir “muchedumbre”).


Cuando los efectos del chiste pasaron, don Silvio soltó una perla más seria pero más grave: “No se trata de elegir entre Berlusconi y Prodi, si no entre dos modos de ver la vida, la persona y el Estado”. Y se quedó tan pancho. Porque, por lo visto, sólo hay dos modos de ver la vida en Italia y en el género humano. Opuestos completamente y coincidentes con la visión de uno y otro César venido a menos. Es la perversión máxima de estos sacamantecas disfrazados de miserables politicastros. O estás conmigo o contra mí. O eres de los buenos o de los malos. ¡Ellos, que están contra TODOS durante TODOS los días del año en que no hay campaña electoral! Pero al final, siempre consiguen arrastrar hasta a los más escépticos. Y la inmensa y silenciosa mayoría acude como corderitos a las urnas para sumarse con la papeleta del voto a una de las dos facciones en disputa. Luego regresa a las catacumbas a contemplar el espectáculo desde la televisión, a criticar el invento y hasta la próxima. Fin de la farsa.


Al final, el gilipollas ha sido el propio Berlusconi (ojo, padrino de la hija del Aznar, no te lo pierdas...). Doblemente gilipollas, porque ha perdido las elecciones según los resultados oficiales y porque el aburridísimo y tontísimo Prodi le ha ganado también en la cosa de hacer trampas. Habría que repetir las elecciones según los fraudes que vamos sabiendo, pero la comunidad internacional y más de media Italia prefieren un presidente tonto, aburrido y tramposo a un payaso que sólo cree en sí mismo y en sus esteticistas. El país hermano va a estar regido por un Zapatero II, pero aún más soso. La primera jugada ya se anuncia: retirada de las tropas de Irak a ritmo de danza napolitana. Después vendrán más efectos especiales hasta que los electores comprueben que don Romano es la misma burra que don Silvio sólo que se las sabe manejar con la mano siniestra. Pero tener mano izquierda viste mucho, permite disfrazar mejor el engaño y justifica tropelías que cuando se hacen con la mano derecha están muy mal vistas. Cosas de “esos dos modos de ver la vida, la persona y el Estado”. Las dos orillas que cantaba la Zanichi hace ya una friolera de años. Aunque los que pierden son siempre los que van de mancos por la vida (esa minoría no boba ni crédula) que no tienen ni el consuelo de votar alternativas pseudoilusionantes ni de que les tomen en serio en sus razonadas críticas.


Claro que para auténtico gilipollas, el capo Bernardo Provenzano, detenido estos días en la Italia eterna, jefe supremo de la mafia siciliana, condenado a seis cadenas perpetuas por varios homicidios y huido de la justicia durante 43 años. Que el tío con más poder delictivo de Italia (mejorando al Berlusconi) se haya pasado todos estos años haciendo una vida de topo, de disfraz en disfraz, enterrado en vida para que no lo descubriesen, dice mucho de su estupidez congénita, sólo rota a la hora de empuñar las armas o dictar órdenes de asesinato. ¿De qué le ha servido tanto poder, si su vida ha sido un auténtico sin-vivir? ¡Qué grandísimo gilipollas! Ya te digo, hay quien siendo pobre de solemnidad es más libre y disfruta muchísimo más que gente de tanto poder como el Bernardo ese o el Silvio. Y es que el poder, palabra del Puñetas, agilipolla cantidad. Pero cantidad de cantidades.

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