viernes, 17 de marzo de 2006

LOS LUGARES QUE NUNCA VISITAN



Señalaba en el comentario anterior que tienen nuestros politiquillos de salón y desbarre una afición desmedida al engaño y, entre otras cosas, a aparentar lo que no son. No hay personaje que tenga una pequeña cuota politiqueril de poder que no haga unos cuantos viajecillos al año al extranjero, normalmente a países más empobrecidos que el nuestro, para darse una pátina de solidario, benefactor de la humanidad y hombre o mujer entregado a la causa de ayudar al prójimo, especialmente si éste vive a miles de kilómetros, está medio muerto de hambre o miseria y no le va a plantear más problemas que afear las afotos que oportunamente se hará para el recuerdo, previo pase por los principales medios de comunicación adictos, que las publicarán realzando las virtudes benefactores de nuestro viajero/a.


Hace unos días la vicepresidenta De la Vogue ha andado por varios países africanos practicando esas frecuentísimas labores humanitarias de dar amor al pobre, algo de pasta y hacerse muchas fotos de familia. La señora de Aznar, concejala de Madrid, también acaba de viajar por unos cuantos pueblos harapientos, pero de la Latinoamérica deprimida. Todos, sean jerifaltes nacionales, autonómicos o locales, acaban escapándose a la menor ocasión para hacer turismo caritativo y fotogénico, con el pretexto de una escuela que van a construir en Cuba, una camioneta que regalan a Kamandú o un pingüino a los saharauis para que hagan sopa con él. Allá que van todos con una escolta reluciente (para que los pordioseros vean que son gente importante) formada por gentes del partido, a veces hasta de la oposición (en estos temas hay plena comunión de ideas y amistad), periodistas, cámaras, retratistas, etc.


Lo que nunca se atreven a hacer los muy mamoncetes es a emprender ese mismo viaje pero sin salir de las Españas. ¿Para cuando un viajecito a la barriada de las Tres Mil Viviendas de Sevilla, donde por no entrar ni entra la policía? ¿O al pozo del Tío Raimundo en Madrid? ¿Cuándo una visita intercultural al Ejido almeriense, al barrio barcelonés de la Mina o al malagueño de Palma-Palmilla? Es en estos lugares (hay otros cientos en España) donde la pobreza, la miseria, la droga, la delincuencia y la podredumbre humana y material alcanza cotas a menudo más salvajes que esos pobres países africanos, asiáticos o hispanoamericanos donde tan a menudo acuden a darse un baño de solidaridad y bonhomía nuestros prohombres y promujeres de la política banal. Claro, allá por Mozambique, o Perú o la India nadie los conoce, nadie les hace preguntas comprometidas ni les pide soluciones o les cuestiona su acción de gobierno o qué hacen por mejorar aquello. Así que, hagan todo el turismo que quieran por esos países deprimidos, pero tengan el coraje y la bondad de empezar por su propia casa. Sean menos hipócritas y más responsables. Porque de la situación de nuestros barrios y pueblos deprimidos (los hay a manta) ustedes sí que tienen cierta responsabilidad por acción u omisión. Y si, en todo caso, quieren exportas limosnas y caridades háganlo con la modestia y oscuridad de los auténticos benefactores de la humanidad. Es decir, en silencio, sin fotos, cámaras, séquitos ni disfraces de un par de horas. Menos espectáculo folklórico y más vergüenza torera.

0 comentarios: