martes, 21 de febrero de 2006

EL HISTORIADOR QUE NO SABE HISTORIA



El otro día un fulano que dice ejercer de historiador (Irving es su nombre) fue condenado a tres años de prisión por un Tribunal de Viena por haber negado la existencia de las cámaras de gas y el Holocausto judío. Incluso llegó a afirmar que Hitler había protegido a los judíos.


Como en Austria no tienen la Justicia pachanguera y verdulera que tenemos en España, lo han declarado culpable. En Alemania tiene prohibida su entrada y en algún otro país igual de serio. Y es que hay que echarle morro y desvergüenza al asunto. Uno podría comprender que alguien justifique un hecho como el extermino de los judíos. O que disminuya su importancia. O que lo banalice. Pero lo que nadie en su sano juicio puede comprender es que se niegue una realidad histórica de la que hay pruebas por tierra, mar y aire. Es como si el tal Irving dijese que la Segunda Guerra Mundial no existió o que es un cuento chino el bombazo nuclear a Hiroshima.


Esta negación de la historia realizada por un historiador de profesión no es una metáfora o gilipollez. Es, simplemente, la constatación de que los mayores farsantes históricos se encuentran entre miembros de dicha profesión. Como cuando hace unas semanas, y en el ámbito pueblerino del Estado español, el historiador Santos Juliá escribía en EL PAIS que “Blas Piñar ha resultado ser un bendito de Dios al lado de Acebes”. Hombre, don Angelito no es precisamente San Zapatero, pero de ahí a compararlo con el líder ultraderechista de la extinta Fuerza Nueva…


En fin, que hay tanto ciego por el mundo de la historia de los historiadores que podría crearse una rama especial de la ONCE con derecho a sorteo del Cuponazo Mentiroso. Atentos a la película porque quizás dentro de unos años, algunos nos venderán que ETA nunca existió. Vamos, que –como ha dejado escrito el tontoelhaba del Invirg- el autor de las muertes atribuidas a la banda fue el tifus y nada más que el tifus.

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