viernes, 24 de febrero de 2006

23-F: TODOS EN EL SUELO



Acaban de pasar 25 años y un día desde aquel 23 de febrero en que un zumbao con tricornio asaltaba el Congreso de los Diputaos pegando tiros y ladrando al grito de “¡Todos al suelo!”. Y los allí presentes se fueron todos al suelo. Cagaditos de miedo, temiendo por sus vidas aunque sus vidas en aquellos momentos eran la soberanía popular, la resistencia ante la barbarie y la estupidez representada por aquel pelanas con bigote y una cuadrilla de titiriteros acompañantes. Sólo hubo tres representantes del pueblo que supieron mantener la vergüenza torera y la gallardía personal: Adolfo Suárez, presidente del Gobierno, al que los allí presentes venían poniendo zancadillas todos los días (incluida la gente de su partido); el general Gutiérrez Mellado, demostrando que en las fuerzas armadas hay gente que vale un potosí y que los tiene bien puestos y Santiago Carrillo, ese pedazo político que en todos los líos en los que se ha metido en su vida ha sabido salir con el cigarrillo incólume en la boca.


Sólo tres tipos supieron mantener el tipo. El resto, en el suelo como las colillas. Y los que no andaban por el Congreso, sobre todo los que pastaban cerca de las fronteras francesa, portuguesa y marroquí, preparando a toda leche la patera, el coche y la mochila. Con la valentía por bandera. La misma que ahora han enarbolado en una declaración institucional para mentir farisaicamente diciendo que aquel chapucero golpe de Estado lo pararon ellos, los ayuntamientos, los sindicatos y la madre que los parió. El Rey, no, que estaba esquiando en Baqueira y cuando se enteró ya se le había pasado el arroz.


Si son capaces de mentir tan burdamente con hechos que más de medio país vivió en directo, ¿qué no serán capaces de hacer contando batallitas sobre la Guerra Civil, la España de los Reyes Católicos o las reuniones a escondidas sobre el Estatut, la ETA o la dichosa OPA? Oiga, en el suelo como las colillas. Todavía siguen ahí.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Así es, mi querido amigo, al igual que excretamos lo que comemos, fastidiamos a los que queremos (y encima nos soportan), escapamos -normalmente- a los problemas, aunque hayan sido generados por nosotros, esto -nuestra clase política- es lo que tenemos, con o sin democracia. Cuando uno ha vivido en el extranjero "democrático tradicional" tantos años, estos tíos parecen de otra galaxia. Salud y a aguantarse, Dr. Puñetas.