viernes, 17 de febrero de 2006

DEMASIADOS CERDOS Y CHORIZOS



Viendo la que está cayendo por las Hispanias de un tiempo a esta parte, piensa el Puñetas que en vez de estar conjuntando una gran “sociedad” estamos formando una enorme “piara”. Por fortuna, todavía la mayoría del paisanaje conserva los genes del humanoide primigenio, pero cada vez más la confusión y la mezcolanza genética están derivando hacia especímenes más cercanos a la genealogía cerdil que a la del homo sapiens. A ello contribuye no sólo el desnortamiento general, creado y amamantado por los medios de incomunicación, sino también la ineficacia de un sistema educativo incapaz de amansar a las fieras y de un sistema político, económico y judicial que se basa en una máxima exclusiva: “coge el poder y el dinero y corre”. Y que es excesivamente complaciente con el mentiroso, el ladrón, el asesino y la basura.


Hace unos días más de cinco mil mozalbetes, la mayoría estudiantes universitarios, se reunieron improvisadamente en la Sevilla “que no se pué aguantá” para celebrar el fin de los exámenes de febrero tomando alcohol hasta reventar dejando –de paso- las calles y jardines del barrio tomado al asalto como un corral donde hubieran pacido cinco mil cerdos de la estirpe ibérica. Con una diferencia: los pobres animales dan al final de su vida unos jamones de chúpate los diez dedos, mientras que estos cerdos a dos patas no darán ni una raquítica chuletilla o lomo embuchao. Más que en la Universidad parece que estudien en una dehesa y más que leer libros parece que coman bellotas. Y no es que este botellón sea una excepción. Es un hecho cotidiano todos los fines de semana, pero de vez en cuando se permiten uno extraordinario. Tiene bemoles la cosa.


Si pasea por cualquier antro llamado “ciudad” verá usted que no hay pared limpia de pintadas, farola a salvo de papeles anunciando todo tipo de cosas, aceras enmierdadas con la ídem de esos/as cerdícolas que suelen ir con un perrito faldero a su diestra o siniestra. Si mira hacia arriba, vidente será si logra ver las estrellas con tanta polución y cacurria como tiene el aire que respiramos. No digamos la cantidad de basura que producimos diariamente y que echamos al contenedor, sin olvidar los kilos que nos metemos entre desayuno, almuerzo, merienda y cena. Así andamos, que ya somos el primer país de Europa en presumir de gordura. ¡Quién nos ha visto y quien nos ve!


Pero, claro, donde hay tantos cerdos, tiene que haber chorizos a mansalva. Y si los primeros son especie protegida por teles, políticos, policía, jueces, profesores y otras gaitas, no vea usted con qué mimo y reverencia se trata a los chorizos, sean de la rama raterillo, de la criminaloide o del ramón político-terrorista. Llevamos ya bastantes años en que los chorizos de dos patas campan a sus anchas por la gran piara autonómico-social-hispánica sin que nadie les toque más pelo que el que pueda rozársele con un leve tirón de orejas equivalente al “eso está muy feo, la próxima vez que vuelva a matar a otro desgraciao, le vamos a meter en la trena durante un par de horas, para que se entere”. Y así, con una ligereza de escrúpulos cada vez más ligera, asistimos al espectáculo de una cada vez más frecuencia de asaltos a viviendas, asesinatos por parte de bandas y sicarios, matanzas de señoras a cargo de sus queridísimos machos cabríos, adolescentes que mean y aniquilan a indigentes, infantes que acosan y torturan a niñas indefensas o disminuidas, capullos que cogen el coche para cepillarse a cualquiera que venga de frente o de lado y terroristas que ponen bombas llamadas “paz” con el silencio bochornoso del gobierno pancista de turno. Y es que el delito por estos pagos está empezando a salir demasiado barato.


Si llamas a la policía ante un problema o a una ambulancia, no llegarán en un par de horas si es que llegan, pero si eres un desalmado que –como hace unos días- atraviesa medio Madrid en loca carrera con un camión robado, destrozando todo lo que encuentras a tu paso y al final chocas contra la Puerta de Alcalá, al medio segundo tendrás tres cuartos del cuerpo de policía a tu lado, ochenta bomberos intentando sacarte del camión destrozado y diez ambulancias con todo el instrumental médico preparado para curarte la pupita que te hiciste. Milagros asistenciales que sólo se consiguen si eres un chorizo redomado y has cometido una charranada. Y si tienes a tus espaldas un mayor historial, como muchos asesinatos -por los que hipócritamente te condenaron a mil años-, en caso de que pertenezcas a una organización mafiosa o a una político-terrorista, en cuanto tengas una o dos décadas carcelarias te echarán deprisita a la calle con una palmada en la espalda y un certificado de rehabilitación en el bolsillo. Caso ETA, por ejemplo. O, si todavía es temprano para salir, desde la mismísima cárcel dispondrás de todos los medios materiales y humanos para poder seguir dirigiendo la organización, caso GRAPO, sin que funcionarios y policía de guardia puedan impedirlo. Si presides una organización criminal islámica y unos jueces inocentones te echaron veinte años, otros jueces menos inocentones y más subordinados al poder político te perdonarán la mitad de la condena porque es que los legionarios de Mahoma asustan que no veas con esas barbas, esas catanas y ese fanatismo aguardentoso, aunque presumiblemente nunca beban alcohol.


Vaya por dios, se me olvidaba que si estás en tu casa mirando el Gran Fulano y una pandilla de mercenarios extranjeros o un despistado caco entra y quiere tu cabeza y tu cartera, deberás ofrecerle el pescuezo en sacrificio solidario porque tú no tienes derecho a la legítima defensa, aunque sea en tu propio dormitorio. No se te ocurra hacer un arañazo a algún visitante inoportuno porque se te caerá el pelo y te quedarás calvo. Y si sales incólume del asunto y un mal día –un suponé- ves a una ancianita gritando porque un chavea le está robando el bolso y el infarto de miocardio, tú quieto parao, que como es un menor no es responsable de nada. Silba, que es bueno para la salud física y mental.


En fin. Si no eres un cerdo de esos que se mean juvenilmente en la calle o pinta todo un vagón de metro, con público dentro y se va de la estación tranquilo y entre aplausos; si no eres un chorizo de alta o baja estofa; si no eres un criminal que defiende sus ideas y mata al prójimo por intereses étnico-políticos; si no eres nada de eso, si no un pobre desgraciao que se gana el sueldo mínimo con el sudor de tu frente durante diez horas al día, agárrate entonces los machos que vienen curvas. Lo llevas claro, Macgregor. Mejor que te vayas acostumbrando al olor a estiércol, porque esto no se queda así: se hincha. Y es que ya sabes que la basura es un buen abono en el que chapotean felizmente cerdos y chorizos al unísono. Gentuza que chapotea en esta enorme pocilga que nos rodea y donde la gente del montón hacemos de bellotas.


PD: La última noticia, cuando subía el post. “Una jueza no cree estafa pagar en internet con una tarjeta ajena. Absuelve a dos acusados de comprar un aparato de DVD con la tarjeta robada a un tercero porque cree que el perjuicio fue causado por el exceso de confianza del vendedor”. La culpa, del tendero. Los chorizos a la calle y con toda una carrera universitaria por delante: robar todas las tarjetas que puedan e inflarse a comprar chucherías con el plástico ajeno. Aquí está empezando a hacer falta un clérigo de esos de Mahoma a ver si mete en cintura a más de uno y una.

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