Hoy, 30 de enero, es el día de la paz y la no violencia. Uno de esos días en que se pretende concienciar –con escaso éxito- sobre las maldades de las guerras y de cualquier tipo de violencia. El humanoide, sobre todo si tiene la sartén por el mango, es de natural violento aunque siglos de civilización más o menos “civilizada” han conseguido domeñar un poco sus instintos troglodíticos. Al menos en las sociedades que se dicen más “avanzadas”. Término con el que se quiere decir, en realidad, que la violencia es más subliminal y oscura. En 1949 un multitudinario Congreso de la Paz organizado por el Movimiento mundial de los partidarios de la paz (curiosamente, de inspiración comunista, una ideología nada pacífica ni pacifista) le pide a Picasso (que se mueve por esos derroteros, claro) un dibujo que simbolice el Movimiento de la Paz. El pintor malagueño no le daría mucho al coco, no. Tiró de infancia y paisajes naturales, trazando finalmente una blanca paloma. Desde entonces la paz es asociada a la paloma, aunque muchos la persigan por cagona y dañina para el entorno urbano. ¡Qué cosas!
Creámonos el cuento de la paloma. Busquemos por el You Tube lindas canciones sobre semejante bichejo y hagamos una selección de acuerdo a nuestros gustos. Aquí tendremos el resultado de dicho trabajillo. Cambiemos ahora el tiempo verbal y digamos finalmente: A ver si le gusta lo que hemos seleccionado, pacífico lector…
Para el Puñetas, la canción más emocionada sobre la paloma y su simbología queda reflejada magistralmente por Rafael Alberti en el texto y por Serrat en la música: “Se equivocó la paloma”. Alberti escribió el poema en 1941, en un momento histórico en que utiliza la poesía para dar a conocer sus ideas (las comunistas, faltaría más). Aquí el poeta habla una y otra vez de una paloma que se equivoca en su visión de cuanto le rodea, interpretando la realidad de forma opuesta.
La canción “La paloma” (de Sebastián Iradier), una de las canciones más populares que se han escrito, se compuso en 1863. El compositor (vasco, para más señas) la ideó tras una visita a Cuba y poco después moría en el anonimato típico en que se desenvuelve la gente más valiosa de Spain. Hay quien afirma que quizás sea la canción más grabada en la historia de la música. Puede ser que sí o que no, pero lo cierto es que hay versiones para todos los gustos y por parte de todo tipo de artistas. Y para que se vea el contraste aquí van dos versiones bien diferenciadas. La primera es de un estupendo Julio Iglesias, bien cantada y orquestada, aunque su audición puede elevar el nivel de azúcar en la sangre. La segunda se refiere a unos hechos ocurridos en México, nada agradables por cierto. ¿Con cuál historia se quedan?
También la paloma ha servido de pretexto para hacer fuerte crítica social, en línea con la burda manipulación acostumbrada por políticos, patrones y gentes de alto copete. Aquí presento una versión poco conocida de un cantautor de los 70-80, Chicho Sánchez Ferlosio. Re-oyéndola, más de uno regresará a los años de su juventud, tierna etapa donde creíamos que –tras la muerte del Franquito- estaba por venir el oro y el moro y que todo iba a ser una maravilla de las maravillas. Luego llegaron Suárez, Felipe González, Aznar y el pobre Zapatero… Jodé, qué inocentones éramos entonces. Incluyendo al Chicho, por supuesto…
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