domingo, 7 de junio de 2009

LOS PELOTAS DE LA POLÍTICA

 (DEDICADO A LEIRE PAJÍN, MUSA DE ESTE ARTICULILLO PUÑETERO GRACIAS A SU NUEVO CARGO: PELOTA MAYOR DEL REINO DE ZAPATERO Y OBAMA). 



Una de las razones por las cuales el habitual mundo de la política “oficial” y “profesional” le cae al Puñetas más bien fatal es el peloteo. Dudo mucho que haya actividad pública (y privada) en que se den más pelotas por metro cuadrado que en esto de la política. Basta ver las caras de felicidad que ponen todos los que rodean al jefe inmediato superior (no digamos si se trata del Gran Jefazo) para comprender que estos tipos y tipas no necesitan mucho practicar sexo: con estar delante de su Dios, oírle unas palabritas y recibir una mirada suya, ya se están corriendo de placer por las patas abajo.

Ya digo: donde más pelotas hay es en el mundo de la política. De ellos están repletas las sedes de los partidos, los ministerios y consejerías autonómicas, los periódicos o los platós de televisión. Hablo, para entendernos, de los clásicos lameculos. Son esos que cuando gobiernan los suyos o afines ven siempre el cielo azul y soleado, mientras que cuando quienes mangonean son otros, ni vislumbran  cielo ni nada: tormenta diaria, rayos y truenos. Para estos pelotas medio tuertos (no hay nada más lamentable que ver el mundo por un solo ojo, aunque aún es peor no verlo de ninguna de las maneras…), el cambio climático ocurre en cuestión de horas: lo que tardan en celebrarse unas elecciones y ganar o perder sus compadres.

Recuerdo un periodista que escribía antes en el diario “El Mundo” (y de estos los hay a porrillo en todos los lugares) al que no había forma de agarrarle una columna donde hubiese un minúsculo reconocimiento de que sus rivales ideológicos (el maldito Aznar y sus secuaces) hiciesen una cosa bien ni por equivocación. Cada vez que leía a este señor me entraban ganas de votar al PP. Para compensar leía a continuación a otro lametraseros pero de la dirección opuesta: para él su enemigo del alma, el PSOE,  era poco menos que el Anticristo. Tras la lectura de ambos pelotilleros de marca mayor (de cinco estrellas Michelín) acababa el Puñetas con un optimismo vital increíble. Como si me hubiera tomado un saco de vitaminas, vaya. 

Traeré un pasaje que guardo como oro en paño para demostrar la memez que se esconde cuando lo peloteril alcanza cotas desprorporcionadas (como fue el otro día el caso de la tal Pajín). Aquel periodista de afilados e inmisericordes comentarios antipeperos (llegué a pensar que su tirria a los de la gaviota era digna de estudio psiquiátrico), cuando la tortilla dio la vuelta y colocó a los “suyos” en el poder pasó de la crítica más acerada y caballuna a la loa y genuflexión más ceporrera. Lean el pasaje de la memez:

“(…) Tras la histórica expulsión de Aznar de la Moncloa (…), de repente, ha estallado la primavera en Madrid. Los ojos ven, los oídos escuchan y las bocas se abren. Nadie es enemigo, ni tratado como tal, ni amenazada legislativamente o penalmente. Ninguna comunidad bilingüe es una “comunidad traidora”, denominación oficial de Cataluña y Guipúzcua hasta 1959, y los tercios que pretendían reconquistarlas cambian el paso o se refugian en Bruselas. Ha vuelto el sentido común y lo que es real en la calle vuelve a serlo oficialmente. Veamos. El Congreso de los Diputados dialoga, el Tribunal Constitucional delibera, la Fiscalía General del Estado no es del Gobierno, el tribunal Supremo lo es más que nunca, los medios de comunicación públicos se independizan y la ciudadanía clama: ¡Qué felicidad vivir sin Aznar!” (El Mundo 23/04/2004)

Todavía no había sentado don Zapatero sus nalgas en la Moncloa (los miembros del Constitucional y del Supremo seguían siendo los mismos, por supuesto) y el pelota ya veía milagros por todos lados. Supongo que en estos tiempos de crisis y en que los vientos no corren a favor, el tipo seguirá en las mismas. Cuando pasó a dar oro, incienso y mirra de manera tan descarada, dejé de leerle. Nunca me han interesado los acríticos auto satisfechos, No sé qué habrá sido de él pero teniendo en cuenta que muchos de los que se arrastran ante los jefes al final acaban en la “rue” y con una bella marca de zapato en el trasero, quien sabe… 

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