domingo, 8 de febrero de 2009

¡PA QUÉ CUIDÁ LA ORTOGRAFÍA!


Cuando hablo con algunos profesores de la cosa deseducativa, todos coinciden al unísono: Mira, Puñetas, antes la asignatura que nos traía de cabeza a los docentes y a los alumnos eran las matemáticas; ahora ha tomado el relevo el lenguaje. Y da lo mismo que sea la lengua española, que la inglesa que la china: los chavales no se enteran de nada”.

Sería interesante que cualquiera de los múltiples gobiernillos que pululan y chupan la sangre en este puñetero país se gastase el dinero en investigar el porqué de esta observación mayoritaria de los maestros que tanto repercute negativamente en nuestro presente y futuro educativo. Un suponer: la Generalitat catalana, en vez de invertir un potosí en informes tales como “Elaboración de diez argumentos para el fomento de juguetes no sexistas” (11.948 €), “Diseño de parchís y puzzle de la casita de cartón recortable” (11.368 €) o “Proyecto fabulario sobre brujas y brujos” (12.000 €), bien podría solicitar uno (y pagarlo con un par de millones de €, de los que la mitad irían a dónde ustedes ya se imaginan) sobre “¿Por qué la asignatura de Lengua es el coco de nuestras escuelas?" (*)

Mientras a alguien se le ocurre investigar, y haciéndome eco del clásico refrán de que “lo que se come, se cría”, tiene uno la impresión que con tanta tecnología, artefacto y cachirulo moderno los chaveas han puesto en circulación sus conexiones neuronales matemáticas, mejorando el rendimiento -habitualmente desastroso- de tiempos pasados. Sin embargo, la disminución de los niveles de lectura reposada, el influjo de las imágenes y secuencias audiovisuales ultrarrápidas que no dejan ni pensar (la pe con la a… pi), el deterioro de la conversación, el hundimiento del correo escrito de papel y boli, los medios de comunicación repletos de gente experta en darle patadas al diccionario, el uso de malas traducciones del inglés que han pasado a formar parte de nuestro paisaje lingüístico, el fomento de la mensajería electrónica, la pérdida de conocimientos y contenidos intelectuales, la escasa importancia que se da a la expresión oral y escrita, la uniformidad social (todos hacemos y pensamos lo mismo), la introducción de más idiomas (también pésimamente aprendidos), que en vez de transferir habilidades y conocimientos se interfieren mutuamente, etc han hecho que el uso del lenguaje actual ande como las fregonas: por los suelos.

Cualquier abuelete habla infinitamente mejor que sus nietos, aunque éstos tengan la mayoría de edad. Escuchar a inmigrantes latinoamericanos te sumerge en una envidia sana por el buen uso que hacen todavía del idioma común. Leer a un escritor más o menos clásico levanta el ánimo a cualquier amante del buen lenguaje. Son las excepciones porque la sensación general –a falta de conclusiones más o menos científicas e independientes- es que la gran mayoría vamos retrocediendo en civilización e inteligencia, una vez superado el cenit de nuestra evolución bípeda. Tan optimista como siempre, el Puñetas intuye que el futuro lejano traerá de nuevo al viejo hombre de Cromagnon, atontado e idiotizado por las nuevas y futuras tecnologías, capaz sólo de comunicarse por señas, gritos (en las telecacas ya se ven algunos de estos especímenes) o mediante símbolos gráficos... no muy dificilillos.

Me siguen diciendo los camaradas docentes: “Puñetas, es que algunos chavales no saben más de 300 palabras, que usan a modo de comodín para cualquier cosa. Leer rápido, suelen hacerlo, pero la mayor parte de las veces no comprenden lo que pasa delante de sus ojos, ni entienden las ideas principales de un texto. Peor aún es su expresión escrita, donde no existen concordancias ni una secuenciación lógica de las frases, por no hablar de la escasez de imaginación. Y la ortografía, no digamos, Puñetas, esa sí que ya es una causa perdida. Ni dictados, ni reglas ortográficas, ni nada de nada. Muchos son incapaces de retener las correctas grafías de las palabras porque les falta vocabulario, no saben aplicar los conceptos teóricos aprendidos, no leen habitualmente y, además, les da igual”.

Andan desesperados los pobrecicos maestros (bueno, no todos, que algunos tampoco leen mucho, escribir les cuesta horrores y la ortografía la tienen sujeta en el cerebro con pinzas de tender la ropa) y no parece que haya signos de mejoría futura. Incluso los finlandeses, que son líderes en las últimas pruebas de diagnóstico educativo, son tuertos en un mundo de ciegos. Hoy mismo, sin salir de mi cortijillo andaluz, donde ocupamos los últimos lugares de la tabla, como mandan los cánones y los intereses del poder político (a mayor tontuna y analfabetismo del ciudadano, mejor vidorra del gobernante instalado en la propaganda perpetua) me he encontrado dos ejemplos de mala ortografía que tiran para atrás. Y eso que hablamos de campañas publicitarias municipales o de  un gobiernillo autonómico. Da igual, algunos han descubierto que las mayúsculas no existen y que todo vale. (Vean detenidamente las imágenes de la viñeta. Juzguen especialmente el anuncio de la EMT malagueña, tanto en la ortografía como en la sintaxis. Un ejemplo de libro de cómo está el patio de descarriado).

(*) Juro por mis antepasados que el título y el coste es real, si el diario ABC no miente en su edición escrita del 31/01/2009 referida a publicaciones anteriores.

== VIDEOTECA ==

WOODY ALLEN ASALTA UN BANCO CON FALTAS DE ORTOGRAFÍA

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